Chase
–¿Esto es lo que yo creo que es?– digo mirándome en el espejo del baño de mi habitación.
La pequeña pelirroja tenía razón.
Luego de estar casi doce horas dentro de mi habitación, tan solo con una bolsa de hielo que Alfred cada tanto me cambiaba y varios analgésicos sobre la mesita de luz, el dolor de cabeza y el mareo por fin cesaron.
Lo que supuse que era cuestión de un rato, pasó a ser de horas.
Creo que nunca había recibido un golpe de esta manera y tampoco me había dejado en la situación que me encontraba hace unas horas.
–Maldita sea, no puede ser–Vuelvo a mirarme en el espejo sin poder asimilar lo que veo.
El golpe de ayer causó una gran hinchazón en mi cabeza, siendo así que no tardó mucho tiempo en aparecer un gran bulto, más precisamente, en el lado superior izquierdo de la misma.
–¡Vamos Layers!– grita Alex abriendo la puerta de mi habitación de forma exagerada haciendo que me sobresalte y que los tres cepillos para cabello que habían sobre la mesada del baño terminen en el suelo.
¿En que momento llegó?
–¿Que haces aún así vestido, acaso no recuerdas que día es hoy?– entra nuevamente de forma exagerada, pero esta vez al cuarto de baño donde aún me encuentro y sobre su cabeza lleva una gorra exageradamente ridícula y un guante de espuma que dice "Vamos Lakers"
–Primero:–digo enumerando con mis dedos– Hola a ti también Alex.
Segundo: ¿Entras siempre así al baño de la gente y sin preguntar antes?
Tercero: ¿Si sabes que ese guante es de la NBA no?
Cuarto y último: ¡De donde has sacado ese gorro!
–Primero– dice haciendo el mismo gesto que hice yo anteriormente– ¿Que haces en el baño con tan solo una toalla en la cintura y rodeado de cepillos de cabello?– mira hacia el suelo.
–Segundo: No lo sé, se lo robé a mi padre del armario– dice señalado el guante de espuma
–Y tercero: ¡A que no está genial!– grita y salta de la emoción– ¡Somos nosotros dos, en un maldito gorro!– dice quitándose el gorro y moviéndolo frenéticamente frente a mi.
–Y yo que pensaba que era Michael Jordán y LeBron James– ruedo mis ojos
–¡Hombre, que diablos te pasó en la cabeza!
–Una larga historia de explicar. Puedes hacerme el favor de juntar todo este desastre mientras voy a cambiarme. –Salgo del baño pero vuelvo a girarme en dirección a Alex– y por favor, grita un poco menos, no quiero que la jaqueca aparezca nuevamente– Alex me mira con cara de no entender nada de lo que estoy diciendo y hace lo que le pedí.
–Creo que son demasiados por favor.–dice riéndose.
Luego de intentar por casi diez minutos acomodar mi cabello con todos los cepillos que encontré en la casa, con el objetivo de cubrir la hinchazón, fracasé. Es así que terminé dejando al descubierto la misma.
Hoy es el penúltimo partido que jugamos con los chicos para poder clasificar al torneo mundial.
Todos los años, se celebra un torneo mundial de fútbol playa y mi equipo todos los años participa.
Pero nunca clasificamos.
Este año, luego de tantas insistencias por parte de todo el equipo y cuerpo técnico, Jacksonville fue elegido como sede de este torneo.
Es así que debemos concentrarnos al cien por cien para poder al menos clasificar. Sería un gran logro para nosotros.
Me coloco el short y guardo dentro de un bolso la toalla que antes llevaba en la cintura junto con unas botellas de agua y nos dirigimos con Alex hacia la playa, donde ya nos aguarda todo el equipo.
En el camino me encargo de poner al día a Alex.
Debido al gran dolor de cabeza que tenía ayer, no tuve tiempo de devolverle la llamada de anoche y contarle mi maravilloso día. -nótese el sarcasmo-
Luego de una caminata de quince minutos hacia el lugar de encuentro con el equipo, comenzamos a trotar y calentar un poco el cuerpo antes de que comience el juego.
Estos últimos días ha habido una gran ola de calor en el pueblo, motivo por el cual tardamos tanto en llegar hacia la playa -siendo que estábamos a tan solo tres cuadras de la misma-
El dolor de cabeza que había comenzado a cesar, volvió a aparecer a causa del calor.
Las gradas que acondicionaron al rededor de la zona de juego está llena de gente, desde familiares, amigos e incluso desconocidos que se acercaron para poder disfrutar del partido y claramente apoyarnos.
Todos ellos con algún símbolo o artilugio referido a "Los Layers", desde guantes de espuma, gorros, e incluso carteles.
La dos grandes pancartas que desplegó el alcalde, una en la entrada a la playa y la otra en pleno centro del pueblo invitando a todos los ciudadanos a acompañarnos en este día, está dando sus frutos.
El fútbol playa y el voleibol son los únicos deportes que se practican a nivel profesional en el pueblo, es así que en ocasiones cómo estás el pueblo se pinta de rojo y azul -colores característicos de los Layers-.
–¡Cinco minutos para que comience el juego!– se escucha gritar al entrenador seguido de un pitido del silbato. -Ese sonido retumbó por mis oídos de una forma desgarradora.-
Me dirijo hacia el campo de juego y nos ponemos en posición.
Me ubico detrás de Caleb y visualizo a dos lugares de donde me encuentro a Alex haciéndome gestos con las manos, los cuales no logro entender.
A los pocos segundos el silbato suena y el partido comienza.
Salgo de mi posición y me dirijo hacia Caleb, luego de tantas insistencias logra pasarme la pelota.