¿por qué a mí?

Capítulo 20

Wendy


 


 

Corro lo más rápido que puedo.

El corazón está a punto de salirse de mi pecho.

Sé que suena trágico, pero ya me había rendido. Había creído que mi hermana ya no iba a aparecer, llevábamos casi una hora buscándola y no había rastros de ella.


 

Chase fue el primero en verla, estaba atento a todo nuestro alrededor. Yo por mi parte, estaba en otra galaxia, -gracias al roce de nuestras manos.-


 

–¿Dónde diablos has estado Emily?–mis ojos automáticamente encuentran los de mi hermana. Quien está lejos de parecer asustada o siquiera preocupada tal y como lo estábamos con Chase.


 

–¿Tú eres su hermana?–pregunta un hombre vestido y maquillado como un payaso a nuestro lado. No había notado su presencia hasta ahora.


 

–Si–respondo confundida


 

–¡Gracias a Dios! Ésta niña–Sus manos cubiertas por dos guantes blancos señalan a Emily–lleva persiguiéndome toda la tarde. ¡He hecho veinte globos con forma de perros!–dice casi gritando– pero ella quería más, no se conformaba con uno solo–noto cansancio en su voz, no se si es por el trabajo que realiza o porque mi hermana le quitó la poca paciencia que tenía este pobre hombre.

Emily nos observa desde detrás de Chase asomando únicamente su cabeza.


 

–Lo siento–es lo único que logro decirle al hombre. Últimamente estoy utilizando demasiado esas dos palabras pienso para mis adentros, pero automáticamente vuelvo a la realidad en cuanto el señor vuelve a hablar.


 

–¿Lo siento? Yo solo quiero mi dinero


 

¿Dinero? De que rayos habla este hombre?


 

–¿Dinero?–pregunta Chase


 

–¿A caso te piensas que hago formas con los globos sin cobrar un solo dólar? No, no es así. Quiero mi dinero– el payaso extiende su mano derecha con la esperanza de que alguno de los tres deposite un billete sobre sus manos en guantadas.


 

–Usted debe estar bromeando


 

–No, niño bonito, no estoy bromeando–el hombre se quita su exagerada peluca roja. Creo que alguien está comenzando a enfadarse.


 

Maldita sea Emily.


 

Chase se acerca un poco más hacia el payaso. No le ha caído para nada bien que lo hayan llamado niño bonito.

Me interpongo entre ambos, y rebusco en mi pequeño bolso algo de dinero.


 

–Está bien, le daremos su dinero. ¿Cuánto le debemos?


 

–Quince dólares


 

–¿Quince dólares?!– decimos al unísono Chase y yo. Vuelvo a introducir mi mano en el bolso en busca de más billetes. Ilusa yo creyendo que cinco dólares eran suficientes.


 

–Si–responde el hombre de mala gana, y con un claro tono de enojo.–¿algún problema?


 

–No–Digo extendiendo mi mano junto con los billetes y unas pocas monedas–aquí tiene.


 

Los tres nos alejamos del antipático payaso y nos dirigimos hacia el edificio.

Luego de retar a mi hermana durante todo el camino y dejarle en claro que sería ella quien le daría explicaciones a mamá sobre lo que había sucedido, ella simplemente aceptó. Más específicamente sus palabras fueron: "Está bien"


 

A mi lado se encuentra Chase, quien al menos ahora mantiene su vista fija en mi por unos pocos segundos más que hace unos minutos atrás.

Sus ojos, ya no destilan enojo, aunque creo que jamás lo hicieron, en este momento, puedo percibir melancolía en él. Como si algo le estuviese carcomiendo en su interior.


 

Llegamos al edificio, y una vez que nos detenemos frente a recepción Chase se dirige hacia su primo.

Emily corre a toda velocidad hacia el ascensor y desaparece detrás de las puertas del mismo. Yo, por mi parte me quedo paralizada frente a ambos chicos. Y claramente lo notan.


 

–Hola Wendy– saluda Alfred frente a mi, y le devuelvo el saludo.


 

–Chase...–digo casi susurrando–¿po-podemos hablar?–él simplemente posa sus ojos en mi, y asiente–te espero arriba.–dicho eso, me despido de Alfred y me dirijo hacia mi apartamento.


 

Una vez que estoy dentro, me encuentro frente a una situación que claramente me veía venir.

Mi madre está parada frente a la puerta de entrada, cruzada de brazos, y con un rostro para nada amigable.


 

–Antes de que digas nada, déjame explicarte lo que sucedió–digo cerrando la puerta a mis espaldas.

La calefacción está demasiado alta, y puedo notarlo ya que los vellos de mi piel comienza a erizarse. De todas formas, comienzo a desabotonar  mi suéter, me lo quito y lo lanzo hacia el sofá.


 

–Aún no he dicho nada–dice mi madre


 

–Lo sé. No es necesario, tu rostro habla por si solo.


 

Mi madre toma asiento en uno de los sofás y desde allí me observa. No dice absolutamente nada, simplemente está esperando a que le de una explicación de lo sucedido. Porque claramente Emily ya le ha contado sobre su "travesura"


 

–Sé que dirás que he sido una irresponsable... tienes razón. Pero en mi defensa, tu bien sabes cómo es Emily, sabes lo hiperactiva que es. Estábamos en un parque de atracciones, rodeados de decenas de juegos, y payasos... la descuidamos... –hago una pausa– la descuidé–me corrijo. No quiero involucrar a Chase en esto– unos minutos, y cuando quise ver, ella ya no estaba.


 

Mi madre me observa aún sentada en el sofá, y comienza a reírse.


 

¿Acaso he dicho algo gracioso?


 

–¿Si sabes que no iba a regañarte no? Simplemente... iba a preguntarte que había sucedido, nada más.


 

–¿Por qué no me has detenido en cuanto comencé a hablar?


 

–Porque me alegra saber que sabes asumir cuando estás equivocada. O al menos lo intentas, a tu manera pero lo haces. –me da una media sonrisa– Wendy, conozco a tu hermana, y te conozco a ti, se perfectamente que eso es algo que únicamente ella haría, y se que tu jamás descuidarías a tu hermana. Por suerte no fue nada grave, pero para la próxima, aunque espero que no haya una–ríe– ten más cuidado. –la puerta principal se abre a nuestras espaldas y ambas nos giramos.




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