Lorenzo Manzini
Vamos camino a la finca de los abuelos de Valeria, pero solo llevamos media hora de viaje, cuando me giro y la encuentro durmiendo. Al pasar dos horas, me estaciono en una estación de servicio y me compro un café, como se ve tan bonica durmiendo decido no molestarla y seguir yo con el viaje. A cinco minutos de llegar empieza a sonar su móvil y como está conectado al coche, lo cojo en manos libres
- Mucosita ¿por dónde andáis? - pregunta su hermano, me hace gracia el apodo que usa para llamar a su hermana
- Hola, soy Lorenzo, tu mucosita creo que ahora mismo no se puede poner- miro de reojo a Valeria que sigue durmiendo y con los brazos cruzados
- Ay Hola, soy Oscar, lo siento, pensaba que hablaba con ella. ¿Por dónde venís? - pregunta de nuevo
- Pues según el GPS nos quedan menos de 4 minutos, si me pudieras decir más o menos como entrar, porque ya estoy viendo una puerta- pregunto porque creo que ya hemos llegado
- Si, en cuanto llegues hay un hombre de seguridad, él te va abrir la puerta y a mano izquierda están los aparcamientos, nosotros os esperamos en la segunda casa que es la que pertenece a mi familia, el resto son de nuestros tíos
- De acuerdo, ahora nos vemos- corto la llamada
Sigo todas las indicaciones que me ha dicho el hermano de Valeria y aparco el coche.
- Valeria, despierta- llamo moviéndole el brazo, esta sí que tiene el sueño pesado que no se ha movido en todo el camino
- Saca a Turín y ya- que manía tiene con hablar cuando la llamas sin saber porque la llamas
- Valeria, ya hemos llegado- continúo moviendo el brazo
- Ya- se incorpora del asiento- ¿por qué no me has llamado para cambiarnos a mitad de camino? - pregunta bostezando
- Tenías el sueño muy profundo, y tampoco estaba tan cansado – no si voy a tener yo la culpa de que se allá quedado ella durmiendo todo el camino
- Para la vuelta lo llevo yo todo el rato, ya te voy avisando – me dice mientras vuelve a colocar el asiento en su sitio y se baja del coche
- Ya veremos Valeria – me bajo también del coche y voy a coger las maletas, en verdad solo llevamos dos maletas, una de ella y otra mía
Mientras vamos camino a la casa de su familia, ella me va contando la historia de esta finca, se ve que dentro hay cuatro viviendas, una de cada familia y después la más grande que es la de los abuelos, cada casa es individual y luego en común tienen un gimnasio, una piscina climatizada, un parque y otras estancias más. Llegamos a la segunda casa y tocamos a la puerta, nos abren dos niños de 3 años aproximadamente, entiendo que serán los famosos mellizos que siempre habla Valeria
- Tita, llego tita- empiezan a gritar ambos a la vez
- Te presento a mis sobrinillos, ellos son Teo camiseta blanca y Leo camiseta azul- me indica Valeria – y él es Lorenzo mi esposo – les dice a los niños agachándose a su altura
- Hola tito – dicen los dos a unísono- tito también llego- dice Teo provocándome una sonrisa
- Hola pequeñines - les contesto dándoles las manos para que me las chocaran
- Buenos días mucosita, ya es de día has visto – escucho detrás de mí, por lo que su hermano llega hasta la entrada
- ¿Qué dices? - pregunta Valeria dudosa
- Un pajarito me comento que has venido todo el camino durmiendo- antes de que terminara de decir esa frase Oscar ya tenía los ojos de Valeria puestos en mi frunciendo el ceño
- Más bien pajarraco- comenta dándome un puñetazo en el brazo- ¿Por qué le dices nada? - reniega
- Que querías que hiciera si te llamo cuando estabas durmiendo, y pregunto por ti- contesto a la vez que me giro para saludarlo- soy Lorenzo, encantado
- Oscar, y esa bella dama que viene por aquella puerta es mi esposa Vanesa- señala una puerta detrás de mi
- Hola a todos, venga vamos a comer que ya ha preparado la abuela la comida- comenta la mujer de Óscar
- Tita después hay piscina- ilusionado grita Leo
- Claro que sí- se agacha Valeria a la altura de ellos- pero primero hay que comerse toda la comida que ha preparado la abuela
- Y descansar un ratito- añade Óscar
Nos adentramos todos a un patio enorme, supongo que es común con todas las casas porque se encuentra al lado de una piscina enorme, parece una piscina olímpica. Hay se encuentran el doctor Roldan y su mujer Amelia preparando una barbacoa. La mesa está puesta solo para ambos niños que empiezan a comer antes, mientras que Óscar y yo terminamos de hacer la barbacoa.
Una vez lista la comida, nos sentamos los 6 a comer, mientras que los mellizos juegan en el suelo con algunos juguetes. Al principio Óscar le pregunta a su hermana por su salud y como seguía, pero Valeria evade las preguntas y termina desviando la conversación hablando de cosas triviales
- Tita has terminado de comer- pregunta uno de los mellizos
- Si ¿Por qué? - pregunta ella, me fijo en su plato y prácticamente no ha comido nada