Valeria Roldán
Me despierto con un dolor de cabeza, definitivamente tengo que tomar menos. Me giro y veo a Lorenzo al lado mío durmiendo, no me acuerdo de muchas cosas, me doy cuenta de que estamos ambos desnudos, por lo tanto, deduzco que algo paso, eso y que presento un poco de dolor en la zona. Me levanto quitándole la sabana a Lorenzo para taparme, pero al quitársela él se despierta.
- Buenos días, preciosa – sonríe
- No son buenos - sigo intentando quitarle la sabana - déjamela - estiro fuerte de ella
- Te entro el pudor ahora, ya te he visto no hace falta que te tapes – me arrebata la sabana de las manos
- Por favor- suplico para que me la de
- ¿qué te pasa, porque tienes esa actitud?, ayer estabas muy de acuerdo y ahora parece que te molesta – pregunta mientras suelta la sabana
- No quiero hablar del tema - salgo dirección al baño con la sabana envuelta en mi cuerpo.
Me ducho tranquilamente y me visto con un pijama que hay en el baño, seguramente lo dejaría anoche aquí. Al salir, me encuentro a Lorenzo en la orilla de la cama sentado, se había puesto un bóxer
- ¿Por qué no me dijiste anoche nada? - pregunta Lorenzo alzando la sabana manchada de sangre
- No tengo porque decirte nada – le digo mientras voy camino al armario para buscar algo que ponerme para el día de hoy, pero él me agarra del brazo y me atrae hacia él
- Yo creo que si debieras habérmelo dicho- alza la voz
- No grites que me duele la cabeza, además que hubiera cambiado que lo supieras o no- intento soltarme
- Hubiera cambiado todo Valeria- me dice soltándome
- ¿Perdón?, me estas queriendo decir que si hubieras sabido que yo era virgen no te habrías acostado conmigo - me enfado
- Yo no he dicho eso – alza la voz al igual que yo
- Es lo mismo, si dices que hubieras cambiado todo – grito, no podría haber tenido un mejor despertar, en serio
- Valeria, no te pongas así que no iba con esa intención, hubiera cambiado la forma de tratarte, no que no lo hubiéramos hecho- baja el tono de voz
- Igualmente, ya no te preocupes que no va a volver a pasar, solo fue un descuido porque me pillaste pasada de tragos- vuelvo hacia el armario a por la ropa
- Lo siento señorita, pero no estoy de acuerdo contigo, ya eres mía y no te pienso dejar ir- se mete al baño
Mientras que estaba en el baño, yo aproveche para cambiarme de ropa y ponerme un chándal ya que pensé que sería lo más cómodo para el viaje de vuelta, al terminar veo que sale Lorenzo del baño y va en dirección del armario.
- Valeria, nos vamos en una hora, que he quedado con Alexander y Hugo esta tarde – dice mientras se cambia de ropa
- Yo me voy con mi hermano o con mis padres – comento limpiando un poco el desastre de habitación
- No te comportes como una adolescente, te vienes conmigo y punto- habla seriamente
Continuamos los dos recogiendo las cosas y preparando las maletas en silencio. Cuando terminamos, salgo directa a la cocina para tomarme algo para esta resaca que tengo.
- Buenos días hijita – dice mi papa entrando – parece que anoche lo pasasteis bien – me dice señalando las pastillas que me había tomado.
- Hola papa, ni que lo digas, tengo un dolor de cabeza que me va a explotar – le digo mientras que me termino de beber el vaso de agua
- Hija, habíamos pensado en ir todos a la casa grande a comer hoy antes de irnos a la ciudad – me comenta sentándose en una de las sillas
- No papa, nosotros no vamos a ir, Lorenzo se quiere ir ya para la ciudad, que tiene compromisos esta tarde – le digo sentándome a su lado
- Tita, tita- gritan Leo y Teo a la vez
- Shh- indicó que hagan silencio cuando los veo entrar corriendo a la cocina- no hace falta que gritéis
- Mis niños, vosotros podéis gritar lo que queráis, y cuanto más fuerte mejor- les anima mi papá
- Papá, no les digas eso- le doy en el brazo
- Si el abuelito lo dice podemos gritar- confirma Teo cruzándose de brazos
- Y ¿Que querían mis niños? - pregunto agachándome a su altura
- Queríamos decirte que lo sentimos por contar nuestro secreto- dice Leo - pero es que papi y mami nos dicen que no podemos tener secretos con ellos- ambos cambian sus caritas de alegres por tristes- pero no queremos que te enfades con nosotros
- Mis niños, yo nunca podría enfadarme con vosotros, además, vuestros padres tienen razón no debéis tener secretos con ellos nunca- les advierto esto último señalándoles con el dedo
- Vale tita, ahora podemos jugar contigo- suplican ambos- porfis
- Lo siento, pero me tengo que ir ya por culpa de vuestro nuevo tito- le digo y antes de terminar me golpea el brazo mi padre
- Valeria Roldán no les digas esas cosas a los niños- comenta
- Auch, papa- digo acariciando mi brazito
En eso que entra Lorenzo por la puerta
- Tito, queremos jugar con la tita – grita Leo
- Si tito – le sigue Teo
- Hombrecitos nos tenemos que ir, otro día jugáis con ella- les dice poniéndose en su altura
- No – gritan los dos a la vez
- Buenos días doctor Roldán, oye Valeria, ¿has terminado de preparar tus cosas? – me pregunta acercándose a mí e ignorando a mis sobrinos
- Si, lo tengo todo recogido, por cierto, hoy ha quedado mi familia para comer en la casa grande, así que yo me voy con mis padres esta tarde
- Valeria no me gusta decir las cosas dos veces, ya te he dicho que te vienes conmigo- dice levantando la voz
- Vale, no hace falta que grites, sabes que me duele la cabeza – le digo con gesto de que baje la voz
- Entonces vamos ya – me dice mientras se gira en dirección a mi padre- nosotros nos vamos ya, mañana nos vemos en la clínica- le dice mientras se echan la mano en señal de despedida