¿por qué a mí?

Capítulo 25

CUATRO MESES DESPUES…

Lorenzo Manzini

 

Ya han pasado cuatro meses desde que supimos que él bebe estaba bien y no tenía la enfermedad de Valeria, el tercer mes de su embarazo lo paso realmente mal, todas las mañanas tenía nauseas, aunque tuvo la suerte de no tener más síntomas después. En nuestro quinto mes de embarazo, la ginecóloga Jennifer nos dijo que íbamos a tener una niña, Valeria se le saltaban las lágrimas. Con respecto a su familia, estamos terminando el séptimo mes de embarazo y todavía no les ha dicho nada, ella dice que no se lo merecen, que la trataron como un objeto y ni perdón le pidieron. Yo en ese asunto no me metí, ya que ella es mayorcita para decidir lo que quiera. Por ello siempre lleva ropa ancha para que no se le note, porque ha engordado muchísimo, ya que desde que se enteró que está embarazada come por tres. Y además siempre está evitando las reuniones familiares, bueno por eso y porque desde que heredo el hospital no se habla con más de media familia. A mis padres si se los dijo y nos dijo mi madre que en el último trimestre de embarazo quiere estar aquí con nosotros para ayudarnos según ella, pero sabemos que es porque es su primera nieta y le hace mucha ilusión.

- Buenos días mi cielo – le digo al mismo despertarme, aunque veo que no tiene buena cara - ¿Qué pasa? – le pregunto

- No he dormido, mira que ojeras tengo y además me duele la espalda – me dice con cara de puchero – puedes sacar tu a Turín, quiero dormir un rato más que hoy no tengo reuniones hasta las una del mediodía

- Vale, duérmete. Después te llamo cuando venga para irnos juntos al hospital

Por lo que me visto y voy a sacar a Turín, al llegar me doy una ducha en el baño de abajo para no molestar a Valeria ya que por las noches no puede dormir, por lo que me voy a trabajar al estudio hasta que sea la hora de irnos, solo ha pasado media hora desde que estoy en el estudio cuando escucho a Valeria bajar las escaleras.

- Lorenzo, ¿Dónde estás? – escucho gritar a Valeria

- En el estudio, ¿qué pasa? – le digo llegando hacia ella en la puerta del estudio

- Sabes que no me puedo atar las zapatillas, que me cuesta mucho, y hoy menos que nunca, me duele la espalda. Ayúdame por favor – me dice sentándose en las escaleras, va con los pantalones, las zapatillas mal puestas y de la parte de arriba solo un top teniendo la barriga al descubierto, le gusta ir así por la casa, dice que se siente más a gusto

- Anda pásame un pie – le digo mientras me da los pies para que le ayude – Valeria y estas en 28 semanas, cuando llegues a la 37 me dirás que vas a hacer

- Pues nada, lo harás tu todo por mí, porque te recuerdo que esto – se señala la barriga – es de los dos, no solo mío

- Y con gusto te ayudo – le contesto

De repente suena el timbre

- Esperas a alguien, ayúdame a levantarme – me dice toda deprisa porque quiere ir a taparse por si es alguien de su familia

- No, espérate voy a mirar quien es – le digo acercándome a la mirilla

- Son mis padres – le digo a Valeria mientras abro la puerta – buenos días papas, ¿qué hacéis aquí? - le digo mientras los saludo – pasad, Valeria está en las escaleras

- Buenos días mis niñas, pero que haces en la escalera hija – pregunta mi madre sentándose al lado de Valeria tocándole la barriga – que grande esta ya hija

- Buenos días – dice Valeria – me he tenido que sentar aquí porque vuestro hijo se ha olvidado de nosotras y no me ha ayudado a calzarme – empiezan mis padres a reírse

- Ya te cuesta hacer esas pequeñas cosas – dice mi madre – cariño, por eso hemos venido, me voy a quedar ya hasta que des a luz – dice levantándose de las escaleras

- Pero no queremos ser un estorbo Fiorella – dice Valeria apenada

- No hija, yo he solucionado todo en Italia, y Marco se va mañana para allá – dice mi madre

- Pero, aunque me vaya quiero que me tengáis al tanto de todo – dice mi padre

- Claro que si Marco, y gracias por traer a Fiorella, la verdad es que me hace falta conversar con alguien que me entienda, porque Lorenzo no me entiende y siempre se burla de mi – aun encima que le ayudo en lo que puedo, me dice que no le sirvo – Lorenzo ayúdame a levantarme – para eso si estoy

- Ven – le ayudo a levantarla – voy a bajarte una camiseta que vamos a llegar tarde al hospital, ¿Cuál quieres? – le pregunto porque luego dice que no tengo buen gusto para la ropa

- Me la he dejado encima de la cama, bájate también mi bolso, está en la silla del vestidor – me dice

- Si quereis vamos esta noche a cenar al restaurante de en frente – escucho decir a Valeria mientras que bajo con las cosas

- Vale hija, mientras necesitas que te haga algo aquí en el departamento – pregunta mi madre a Valeria

- No, lo limpie todo anoche antes de acostarnos – le digo a mi madre – descansad del viaje, nos vemos esta noche

Nos despedimos de mis padres y salimos hacia el hospital, bajamos siempre por las escaleras, tardamos más pero a Valeria no se le ha ido la claustrofobia. Una vez en el coche le suena el teléfono a Valeria, es su hermano.




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