¿por qué a mí?

Quinto capitulo: jajá, esto es...

Entre este tiempo que había sido demasiado pacifico, en realidad no era nada más que un leve presagio en este lugar que se torna de mil colores según quien eres. Sin embargo, lo que parecía ser el mejor refugio que tendría Sal, en realidad todo era nada más que una mentira.

Llegando a terminar la segunda semana, algo se empezó a asomar en este lugar, en realidad, para ser más concretos, algo que no existía llegó a nacer en ese lugar. La sangre que había perdido Sal durante su primer día fue el detonante que trajo consigo a este ser. No se podía ver por ningún lado y no había hecho ni un solo movimiento durante lo que fue las siguientes dos semanas, las cuales pasaron sin que él se diera cuenta que tenía ahora una compañía que lo miraba desde lejos entre los arbustos mientras dormía.

Este ser, que babeaba desde las sombras mientras miraba sin quitar sus ojos de Sal, sólo se mantenía en silencio y sin hacer mucho ruido. Esto podría ser algo increíblemente raro de creer si se tomara en cuenta que este contaba con una altura de unos dos metros y medio sumando que también no era alguien que fuera para nada gordo. No había ni una deformidad que lo hiciera ver como algo peligroso o fuera de una persona normal, por lo menos que fuera de forma física, sin embargo, hay algo que está demasiado bien en este ser para ser cierto.

Este ser, que se mantenía alejado de Sal únicamente cuando iba a comer algunas cerezas, de las cuales ya se estaba aburriendo, era el único momento en que realmente podría estar a salvo del mismo. Lo que no se espera Sal, es que este día no sería como los otros, si él regresaba como siempre, puede que no volvería a regresar nunca más.

Esto podría a ver sido lo peor que le pudo pasar, si no fuera por que esta vez, por algo curioso, el sueño le empezó a ganar después de terminar de comer las ultimas cerezas del día, por lo que cayo en un profundo sueño en ese mismo lugar.

El silencioso lugar que había quedado vio llegar por primera vez la noche, la cual no había sido capaz de ser testigo. Sal, que estaba inconsciente en este preciso lugar, no podía siquiera conseguir nada de este lugar, pues todo se empezó a helar, un frío aire fue lo que soplo y el congelar todo el sitio no sería para nada una exageración. El propio infierno podría volverse realidad para este lugar en el cual no debería de quedarse para nada, en este paraíso para él no era nada más que una ilusión que se estaba esfumando en este preciso momento y aquello que lo estuvo buscando gritaba con fuerza mientras lo buscaba en el sitio donde lo había estado observando durante tanto tiempo y ahora ya no lo encontraba.

Ante una completa traición en la que se encontraba puesto, este ente se encontraba gritando desgarradoramente mientras trataba de encontrarlo desesperadamente. Es por ello que todo lo que estaba a su paso se terminaba marchitando para luego convertirse en un charco de sangre que era el símbolo de haber estado ahí. Esto podría ser algo más que eso, puesto que este llegó a ver un árbol que sentía que era aquel cerezo y, con un arrebato de irá, empezó a golpearlo con todas sus fuerzas una y otra vez, el árbol empezó a balancearse un poco, pero no cedía en lo más mínimo, en realidad, había algo en estos arboles que no le dejaban poder destrozarlo en comparación de otros arboles que había terminado destrozándolos como si hubiera sido nada más que papel que se deshace en el agua.

Este ser empezó a abrazar el tronco del árbol y con todas sus fuerzas empezó a moverlo de un lado a otro tratando de botarlo sin ningún pensamiento o razón que lo validara. El árbol no cedía, pero por suerte ese no era al que Sal se había ido.

Pero toda aquella bulla que ya tenía más de unos quince minutos de escucharse fue lo suficiente como para hacer Sal regresara en sí para darse cuenta de que ya no estaba a salvo en este lugar. Estando todo en oscuridad, no podía distinguir nada de lo estuviera a más de diez centímetros de él, esto era como si una inmensa niebla estuviera cubriendo todo.

Aunque la respuesta debería de haber sido quedarse ahí, en realidad no fue lo que tomo, puesto que sintió en su mano un liquido que al acercarla pudo notar que en realidad era algo negro con lo cual no podría para nada distinguir, ya que al olerla se sentía más como si fuera sangre fresca.

Sal, que se encontraba ahora pálido, no pudo siquiera ordenar sus pensamientos y todo lo que hizo fue levantarse y empezar a correr sin siquiera tener alguna dirección en mente. Por más que corriera, escuchaba como aquellos chillidos se volvían más y más fuerte y que en realidad lo estaban buscando a él, hasta que en un momento uno de estos se llegó a escuchar con suma claridad en el cual decía “¿Dónde estás? ¿Por qué no estás aquí? ¿Acaso no vez que no puedo vivir sin ti? ¡¡¡REGRESA DE UNA VEZ!!!”

Estas palabras no se escuchan con la voz de una persona normal, más bien esta iba con una aura y distorsión que era completamente escalofriante. Sal, sin quedarse está vez paralizado como la ultima vez, siguió corriendo sin ver para nada atrás. El lugar estaba lleno de obstáculos puesto que toda la vegetación era demasiada y le ralentizaba el paso, además que algunas ramas le habían raspado las manos o el rostro, pero ante la adrenalina que había llegado a subirle, ya no sentía nada y sólo el temor de que para y muriera en el acto no era algo que pudiera esperar en lo más mínimo.

Sin querer, con una raíz de un árbol, termino tropezando y mientras empezaba a levantarse, por un breve momento pudo notar el lugar donde había estado durmiendo por tanto tiempo y notar lo que no podía ver mientras dormía.



#860 en Thriller
#309 en Suspenso
#121 en Terror

En el texto hay: suspenso

Editado: 09.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.