Habiendo logrado salir de ese lugar ilesos, en el momento en que sintieron que ya se encontraban a salvos los dos terminaron cayendo al suelo rendidos. La adrenalina que hasta hace un momento había estado en punto más alto, se había esfumado dejando sólo con ellos un gran cansancio.
Sal y Miel se encontraban sudando, pero no era el sudor que tendría por haber estado corriendo, sino que este era un sudor frio producto del miedo y la desesperación a la que habían pasado no hace mucho. La verdad detrás de todo lo que había sucedido no era para nada seguro, pero los dos sólo podían aguantar el día a día que pasaba.
Poniéndose espalda contra espalda, mientras sus respiraciones eran pesadas, miraron a su alrededor, el cual no podría decir que era algo tan encantador. Lo que había frente a ellos era aún lado lo que era ¿lava?, no había presencia de algún volcán cerca, pero si lava. Pero, por otro lado, lo que era impresionante eran los arboles que, a pesar de verse secos y completamente negros como el carbón, se mantenían de pie sin sucumbir a la lava. Esto era algo difícil de comprender como funcionaba todo este lugar, puesto que a lo lejos vieron como algunas rocas volaban e impactaban de vez en cuando contra estos árboles, pero no lograban derrumbarlos en lo absoluto.
Lo más increíble era que estas rocas no eran para nada pequeñas, puesto que se podía ver que eran de un tamaño aproximado del doble de una pelota de futbol, y por supuesto que la fuerza del impacto era abrumadora, ya que se veía como salpicaba en la lava en el momento que caía e incluso, algunos que eran un poco más grandes, lograban casi dejar como una gran huella en la lava por unos segundos antes de que esta regresar a y los derritiera por completo.
Miel, recobrando el aliento, dijo:
Miel – eso… estuvo cerca… no creí que nos terminaríamos encontrando con un roba almas durante el camino, por poco… y no lo contamos, pero… –
Sal pensó que esto si fue algo curioso, ya que es la primera vez que escucha el nombre de algo aquí.
Miel – ¿sabes?, nunca me imagine que esto sería una completa locura, por alguna razón, entre el estar en esta situación en la que pude haber muerto… sentí que… agh… será mejor que descansemos y continuemos caminando –
Sal, mientras miraba a lo lejos, dijo con seriedad – oye Miel –
Miel, al oír a Sal hablar, sólo respondión con un “hm”
Sal – dime… ¿Hay más personas aquí? –
Miel, con una expresión un poco indiferente ante esto, respondió – bueno… no lo sé con exactitud, pero… si tuve la oportunidad de encontrarme con alguien una vez… esa ¿Persona?... no, mejor dicho, esa cosa ya no era una persona, pero logré conseguir algo de información de eso… nosotros no podemos confiar en nadie que venga aquí tan fácilmente, pues… puede que terminemos quedándonos para siempre si terminamos con alguien equivocado, lo malo es que no puedes escoger con quien te encuentras y el estar solo en este sitio donde puede que sea tu ultimo día en cualquier momento, es algo que puede hacer que tomemos decisiones de los que nos arrepentiremos después –
Sal, admirado con lo que dijo Miel, respondió con gran entusiasmo – Wuauuu… eres realmente alguien tan impresionante, no pensé que me encontraría con alguien que pensara en tanto aquí… bueno – con un poco de desilusión – no puedo decir que yo sea así, desde el primer día, lo único que he hecho es tener que correr y tratar de no creer que esto es real, no puedo hacer nada, he estado casi por morir en más de una ocasión y si… no hubieras llegado… puede que – miró sus manos – no estuviera aquí y ya todo se habría acabo. Incluso, si hubiera escapado, no creo poder aguantar estar solo por mucho más tiempo, así que preferiría morir y terminar todo este infierno –
Miel, sin siquiera poder decir nada más, sólo miró hacía el cielo azul, para dejar salir un pequeño suspiro y con ello proceder a cerrar los ojos para al fin poder dormir, algo que no había hecho ya en mucho tiempo.
Sal por otra parte, se quedó mirando fijamente aquella escena entre los árboles carbonizados que no se derrumbaban por más que recibieran algún golpe, para luego pensar:
Sal – de verdad, este lugar no es nada de lo que pude haberme imaginado antes, y este sitio cambia demasiado con tan sólo avanzar un poco, pero al final nada es seguro, este pequeño sitio en el que estamos, a pesar de que es más una pradera con muy pocos arboles a los alrededores, por alguna razón no nos han atacado para nada, puede que este sea igual como aquel en el que estuve antes, donde pude mantenerme a salvo por un cierto tiempo, hasta que al final se volvió peligroso y podría terminar con mi vida si me quedaba por más tiempo. Pero… creo que esto no está para nada mal, ahora que hay alguien más conmigo, creo que podré seguir y de salir de aquí… puede que lo logremos en algún momento –
Sintiendo sueño, trató lo más que pudo por mantenerse despierto hasta que finalmente terminó durmiéndose, por suerte para él, Miel estaba despertándose cuando el estaba cabeceando.
Miel, viendo que esto era lo mejor que le había sucedido en todo este tiempo, sonrió y en sus pupilas se llegaron a vislumbrar la esperanza que parecía haber muerto para ella. Sólo el tener que poder seguir adelante sola no era algo que pudiera hacer en lo más mínimo.
Mientras Sal seguía durmiendo, Miel sacó una libreta que llevaba consigo y un lapicero para luego empezar a escribir en el mismo. El tiempo, por primera vez desde que llegó a este lugar, parecía al fin avanzar.
Editado: 29.05.2025