Al día siguiente, Miel había pasado la noche en aquella casa, pero no había sentido ni como terminó dormida en el sofá que estaba justo en la sala. En realidad todo lo vivido durante la noche había sido tan surreal que creer que esto no fue más que un sueño no sería algo que se pudiera considerar como “mal”.
Ella, sin siquiera poder levantarse, en realidad se había puesto justo unos jeans celestes que encontró al igual que una blusa purpura que encontró en la casa. Algo que no se podía dejar pasar por alto era la gran pero gran coincidencia de que eran justo de su talla y le quedaban tan bien como si fuera de ella y hecho a la medida. Pero debido a toda la conmoción que tuvo que pasar, no se detuvo a pensarlo en lo más mínimo.
Levantándose, sintió que todo su cuerpo le dolía, pero eso no la detuvo en tener que considerar que debía regresar a su casa. Pero algo que no se podía esperar en lo más mínimo era que entre soñolienza, ella se dirigió de forma inconsciente a la cocina en busca de comida. Miel caminaba como si este fuera su casa, era algo sin precedentes al ser que este era muy diferente a su casa, que hubiera parecidos entonces se podría decir que esto podría ser más posible.
Miel, encontrando un poco de pan, empezó a tararear de felicidad mientras comia para luego salir salir de ese lugar. Su uniforme que se había cambiado, en realidad algo que era como un recuerdo de todo lo sucedido el día anterior, terminó dejándolo en la casa aquella, no era porque ella lo hiciera porque así lo quería, sino que fue como si lo olvidó por completo y todo lo que tomó fue una gorra y un morral colorido, esto podía ser como si fuera sus cosas ahora.
Durante este tiempo ella empezó a vagar por el bosque pero terminaba caminando en círculos y regresaba a esa casa sin importar que tanto lo intentara. Lo que podría ser nada más que una mala orientación por parte de ella, terminaría siendo roto al ser que durante esta rutina empezaron a pasar el tiempo y los días seguían avanzando.
Al llegar a una semana de estar en ese lugar, no había logrado hablar con nadie y eso le empezó a molestar. El estar en este lugar donde apenas y podría encontrarse con algo, todo lo que podía escuchar eran las canciones de algunos guardabarrancos, grillos, quizás incluso era más fácil decir que esos eran caso todo lo que rompía el silencio que había en ese lugar.
De ahí, lo único que escuchaba era el susurro del aire al pasar por las hojas de los árboles. Esto no podía ser para nada más algo perturbador, ya que no había nada y para ella esto significaba que no había salida. Por suerte para ella había algo de comida en la casa. Pero el tiempo iba pasando y las esperanzas de poder regresar a su casa se iban yendo poco a poco.
Miel, mientras estaba sentada en una silla que había sacado de aquella casa empezó a murmurar – De verdad, ¿Qué es esto? ¿Cómo terminé en este lugar? Puede que todo lo que sucedió no fue más que mi imaginación y por estar tan metida en ello terminé en este lugar. No he logrado encontrar nada bueno, pero ya es momento que alguien me encuentren. Y aquí no tengo nada, no logro siquiera salir de aquí. Ya he intentado irme por más de una vez y no lo he logrado, por suerte estoy en esta casa, pero ¿Por qué no llegan sus dueños? Que se hubieran ido de viaje, lo entendería, pero en este lugar, ya he pasado más de un mes. He estado marcando todo este tiempo, además, la comida que tienen, si que es duradera, el pan no se ha puesto duro ni le ha salido moho, lo entendería de cosas como la sopa instantánea, quizás una sardina enlatada o frijoles que ya están preparados para durar por un buen tiempo. Pero haaaa, no tengo nada que hacer. Aquí no hay señal, no hay nada, debo de esperar a que alguien me encuentre, bueno, no tengo elección –
Miró hacía el cielo en busca de alguna respuesta, quizás una avioneta pasaba por ahí cerca para poder hacer señas y que la vieran, más si es que se trataba de un helicóptero.
Pero este día no parecía ser como los otros, mientras miraba el cielo con un “¿Mhm?” empezó a notar que había algo raro. Para ser más precisos, parecía como que el sol se empezó a mover, esto sí que era algo increíble, un fenómeno que cualquier persona curiosa o simplemente con ganas de volverse famoso, se tomaría una foto, grabaría un video o haría un directo por sus redes con la intención de que otros se den cuenta.
Pero por otro lado, aquellos que verían en esta alguna clase de peligro empezarían a entrar en pánico, si es que no es tan escéptico de lo que está viendo y considera que es sólo un producto bien elaborado con las nuevas tecnologías que hay ahora para hacerlo.
Miel, que al principio sólo le parecía algo raro, empezó a sentir que esto no era nada bueno y que debía de salir de ese lugar. Sin pensarlo por más tiempo, empezó a correr mientras pensaba – nooooo… esto no es nada bueno ¿qué rayos es esa cosa? ¿Cómo puede siquiera el sol moverse en primer lugar? Esto ya no es normal, debo de salir de este lugar lo más pronto. Puede que sea lo que tanto he escuchado en las historias de varias personas, incluso de mis abuelos, puede que sea algún nahual y esté viniendo por algo. Pero no puedo quedarme a esperar a ver si esto es cierto o no –
Sin dejar nada más que sus dudas en ese momento, Miel siguió corriendo hasta que al fin escuchó el estruendo detrás de ello, el impacto fue de tal forma que hizo que ella terminara cayéndose. Pero luego ella, aún con los raspones que tenía en sus rodillas y brazos, miró por un instante atrás para darse cuenta que todo esto no era un sueño, ya que esa cosa que lo había estado persiguiendo en la noche aquella donde terminó perdiéndose por completo y ahora había vuelto a aparecer.
Editado: 05.10.2025