En este punto los dos se encontraban en la travesía por encontrar aquella casa que, para ser sinceros, Miel en realidad a penas y lo recordaba. En este lugar, donde todo era completamente un misterio, no podía siquiera saber si todo lo que vio era algo real o no, puede que no haya sido más que un simple espejismo.
En este punto, donde los dos estaba completamente seguros de que podían colocar su esperanza en algo que puede que no exista como que sí, es lo que les hacía sentir con vida. No es que estuvieran ya casi al borde de la muerte, pero no podían sentir en realidad muchas emociones. Era como si todas sus emociones empezaban a ser drenados poco a poco. No podían dejar que eso sucediera, ya habían experimentado que es lo que pasa si se dejan llevar por algo como eso.
No pueden dejar que esto se vuelva nuevamente en algo completamente salido de estas profundidades, en las que se convertirían en nada más que un cascaron, sin alma, sin sentimientos, sin nada más que sus cuerpos que caminan sin rumbo, sin vida, sin nada.
Aunque claro está que ellos no tenían ni un rumbo en este lugar, peor aún, no podían siquiera estar seguro si esto no era también un sueño o si lo que vivieron antes era nada más que un vago sueño donde ellos trataban de salir de esta pesadilla.
Miel y Sal, mientras se encontraban a punto de entrar en un lugar boscoso, se pararon y miraron con sumo cuidado de que no hubiera algo que les atacara de repente. Como sabían que no podían estar al cien por ciento seguros de que no encontrarían ni un tipo de emboscada al pisar ese lugar, lo mejor que podían hacer era poder asegurarse que por lo menos no hubiera alguno de los que eran posible evitar.
Sin decir nada más, Miel le hizo una seña a Sal para adentrarse, sin hablar ni una palabra, ahora sí era posible que los dos pudieran entenderse un poco, ya con el tiempo en que han estado corriendo por este lugar y de lo que han logrado sobrevivir, no podían estar tan desincronizado como antes.
En el momento en que entraron en el bosque, los dos empezaron a correr mientras trataban de revisar de forma rápida que nada los estuviera siguiendo, cada uno miraba un lado mientras tanto confiaba en que el otro le protegería su espalda. Esta confianza no venía de aquella que se ganaba con cualquiera, sino que era una en la que no podían siquiera tener la opción de desconfiar en el otro, en este punto cada uno sabía que si el otro le mentía o bien hacía algo para dañarlo, no podrían salir ilesos de esta, además de que la otra parte tampoco podría estar segura de lograr salir vivo de este lugar o siquiera poder continuar su camino.
Mientras iban caminando, justo se encontraron con unas lianas que trataron de poder sujetarlos y así enredarlos, estas, en el momento en que amarraba a alguno de ellos, el otro rápidamente se lanzaba con un cuchillo afilado para poder cortarla. Bueno, para ser más precisos, esto no era un cuchillo como tal, sino que era una piedra que habían encontrado mientras caminaban por una zona gélida, de la cual lograron salir a penas sólo por haber logrado recoger una piedra que parecía ser sólo para lanzar a algún enemigo para distraerlo y así escapar, pero el cual resulto ser una piedra que mantenía el calor.
Esta piedra que encontraron, aunque puede llegar a ser extremadamente frío y congelar a todo lo que le tocara, no les hizo nada al ser que la otra piedra los estaba protegiendo. Pero eso no significaba que en algún momento les podría hacer algún tipo de daño, por lo que ellos lo amarraron en una rama y lo envolvieron bien en unas hojas secas y marchitas doradas que encontraron. Esto fue lo suficientemente efectivo como para evitar que estas “piedras gélidas” los llegara a lastimar.
En el momento en que estas tocaban alguna parte de estas lianas, terminaban siendo cortadas, lo cual ellos no sabían, pero estas no eran tan fáciles de romper, si trataran de hacerlo con un cuchillo normal, estos no les dejaría ni un rasguño.
Mientras se iban abriendo paso y corrían por poder salir de ese lugar, todo lo que podían sentir en sus pies era como la adrenalina se iba apoderando de ellos al estar en un lugar extremadamente peligroso. Pero tras haber estado luchando por aproximadamente unas tres a cuatro horas, lograron salir de ese lugar.
Los dos se encontraban sudando y jadeando del cansancio. De esta manera los dos no podían aún relajarse, justo enfrente de ellos les esperaba lo que eran unos ojos, no cualquier tipo de ojos, estos eran especiales. Estos eran “ojos llorosos” los que los esperaban adelante. Si se preguntaban qué era especial en estos ojos, no era que fueran capaces de flotar ni que fueran color verde con un azul turquesa, además de que sus lagrimas que caían, que al principio parecía ser una lagrima normal, terminaban congelando lo que tocaba y, en el momento de lograr irritarlos al lanzarles lo que era un polvo que podía conseguirse de la corteza de los árboles, eran capaces de llorar lo que era lava. El azufre que salía de estos y los gases que era capaz de producir eran tan venenosos que no podrían sobrevivir por más de unos pocos segundos de estar expuestos a estos químicos.
Estos ojos en realidad eran capaces de paralizar a la presa para luego succionar su alma, pero la succión no se hace tan rápidamente como otras entidades que hacen lo mismo, sino que lo hacen de forma lenta y dolorosa. Mientras hace eso, la victima es consciente de todo lo que sucede, pero pierde el control de su cuerpo, puesto que este empieza a movilizarse al compás de estos ojos. Además de que sus ojos se vuelven en un color entre verde y rojo, una combinación un poco…
Editado: 30.11.2025