Estando ya fuera de aquel lugar lleno de recuerdos, los dos se quedaron atónitos por un momento y sólo miraron a la nada, mientras las lágrimas recorrían sus mejillas. En todo este caos que había sido, los dos estaban tomados de las manos, un cálido sentimiento que podía ser lo que había florecido hace un momento, pero justo en este momento ya no había nada de eso.
Los dos no entendían que era lo que había sucedido hace un momento, como si sus recuerdos de ese lapso de tiempo se hubieran esfumado, pero a la vez algo les decía a sí mismos que debían de recordar y recuperar esos recuerdos.
En realidad, justo antes de dar el ultimo paso fuera de ahí, los dos llegaron a dar un beso, un beso de despedida, ya que sintieron que esto podría ser que lo olvidarían de todas maneras. Así que preocuparse por el después no tendrían que pensarlo y la vergüenza se quedaría ya no sería nada más que unos minutos después que puede que no llegaría a suceder que les afecte en lo más mínimo.
Con esto, aunque sentían un pequeño cosquilleo, no sabían de qué, no recordaban nada y. mientras dejaban de tomarse de las manos, sólo dejaron salir un suspiro para poder continuar caminando. Sal, sacando unas cerezas y dándole a Miel, sólo miró hacía atrás por un instante, como si algo le dijera que era mejor regresar, para luego volver a ver hacia adelante la mirada.
Miel, por su parte, aunque también miro por un instante hacía ese lugar, sólo apretó el puño para luego levantarse y decir:
Miel – bueno [suspirar] creo que es mejor que continuemos caminando, no vaya a ser que terminemos encontrándonos con alguna criatura aquí –
Sal – tienes razón – se levantó dejando atrás esa sensación extraña que sentía – creo también que hemos descansado bastante –
Miel – a… sí es – por un instante su rostro llego a mostrar que se sentía un poco insegura por dejar también atrás aquella sensación, pero a la vez la alegría de poder continuar, como si varias cosas que siempre llevaba encima se hubieran aligerado – vamos a seguir. Sólo espero que siga allí esa casa –
Sal – yo también, eso es lo que espero –
Y con eso empezaron a caminar. Lo que les esperaba antes de llegar a su nuevo destino sería un camino de unos cinco días más, aproximadamente. Pero, por supuesto, ellos no lo sabían.
Con esta promesa de poder llegar a salir de este lugar era lo que les mantenía firme ahora. El poder estar con alguien y estar solo era algo que podría ser un gran cambio entre mantenerse cuerdo o enloquecer en un lugar donde no hay nada más que peligro y muerte. De la misma manera, el estar acompañado puede ser una espada de doble filo, en el cual puede dar una fuerte esperanza de poder salir de este lugar y así mantenerse firme hasta el final, como puede que sea todo lo contrario y haga que todo se termine incluso antes de empezar.
Mientras caminaban entre lo que ahora parecía ser una carretera, siempre estuvieron viendo si es que había de casualidad algún carro, camioneta, moto o cualquier cosa o alguien que pasara por allí. El poder ver este camino asfaltado de la carretera era una buena noticia, tanto ya sea que fuera que lograron salir de ese lugar, como si es que podía significar también que es el camino correcto para llegar a esa casa.
El que Miel dijera que camino por una la carretera cuando llegó hasta la casa, mientras era perseguida por supuesto, era una buena señal. Lo que si esperaban era que el como se miraba ese lugar no haya cambiado tanto en este tiempo que ha pasado o que fuera algún tipo de cambio que hiciera este lugar para poder hacer que no se pudiera hacer ni un tipo de mapa.
En este camino, que parecía ser seguro al no encontrarse con ninguna criatura, lo que era realmente molesto era el tener que pasar el calor, frío y cansancio aquí. El haber llevado algo de agua era sin duda una buena elección, ya que llegaron a sentir sed y las ganas de tomar algo de agua.
El sentir esta sensación de querer tomar y comer, así como el sueño y despertarse con fuerzas renovadas era algo que les hacía sentir que puede que salieran de ese lugar. Por supuesto que también eso significó que debían de aliviar las necesidades básicas, por suerte tenían siempre algunas cosas como papel entre otras cosas. Todas estas las llevaban en una mochila que se turnaban en llevar.
Sal por un lado, de vez en cuando sacaba su teléfono para ver si lograba conseguir señal y así poder llamar a alguien, por lo menos ver si es que su teléfono funcionaba aún. Pero no hubo ni un resultado en todo este tiempo. Miel, por otra parte, sintió la vergüenza de tener que pasar por sentir nuevamente todas sus necesidades devueltas, pero no teniendo nada como un lugar privado donde no debía de preocuparse por que la vieran. En cierto punto confiaba en que Sal no haría nada, pero eso no significaba que fuera sencillo tomando en cuenta que el es un hombre y ella una mujer. Por supuesto que Sal también tuvo que lidiar con las mismas preocupaciones que Miel tenía.
Algo que les resulto fabuloso es que el agua que había recolectado no se agotaba por más que tomaban y lo usaran para otras cosas como lavarse. Por otra parte, las cerezas ya no eran suficientes como para poder satisfacer el hambre, pero era justo como para continuar.
Algo positivo en este punto era que podían encontrar varios arboles de cerezas, por supuesto que no estaban pegados, pero tampoco tan lejos. Así que siempre andaban subiendo en alguno de estos para poder bajar más y así no quedarse en ningún momento sin esta. Ya no era sólo si es que fuera necesario o no, al ser que no sabían si estaban o no en ese mundo infernal, sino que era algo que habían llegado a adoptar tras hacerlo ya por muchos años.
Editado: 24.12.2025