Santa Elena, 24 de Mayo del 2024
En un gran y sofisticado salón se llevaba a cabo una mágica fiesta con temática de antifaces, cada uno de los invitados contaba con un antifaz con características únicas, pero en especial resalta una persona la cuál contaba con un antifaz de estilo victoriano de base blanca, adornada con detalles minuciosos en forma de perlas o manchas de color dorado, casi como si fueran hechas de oro.
Era una mujer de aproximadamente 44 años de edad, de cabellera ondulada de color café oscuro, de tez blanca con una mirada tierna pero con unos ojos llamativos de color azules que con un poco de reflejo de la luz se confundían con un gris, la cuál vestía un largo vestido blanco sin mangas con una apertura en V en la parte frontal, vestido cuál le llegaba hasta los tobillos y contaba con un cinturón ancho de base café oscuro que tenía perlas plateadas por encima, iba a juego con zapatos bajos de color café claro con franjas blancas y una pulsera dorada.
"Han sido muy creativos con sus antifaces, veo algunos muy bonitos, elegantes y otros muy tiernos, como ese de conejo.." Pensó.
- ¿Cómo estás Ana? Dijo Margaret la mejor amiga de Ana.
Margaret es una mujer de 43 años de tez blanca, cabellera lacia de color castaño oscuro, con ojos de color avellana, los cuales a un distancia cercana llegan a hipnotizar por su dulce color, mujer de fuerte presencia y que vestía un vestido negro apegado al cuerpo con mangas cortas y un cuello muy cerrado, el cuál le llegaba hasta la rodilla, iba a juego con unos tacones de color beige y un bolso grande del mismo color.
- Hey, bonito antifaz, no esperaba verte aquí, pensé que estarías ocupada con Trevor, llegaba hoy, ¿No? Dijo Ana.
El antifaz que usaba Margaret era de base negra con perlas en los costados de color plateado, muy elegante y hacia un gran contraste con el que llevaba Ana.
- Si, pero tuve problemas en el trabajo, salí tarde y vine para relajarme con el alcohol, espero que no haya inconveniente por no haberme cambiando de atuendo, tuve la suerte de encontrar este antifaz en una tienda cercana. En cuánto a Trevor llego más temprano de lo esperado, le informe de la fiesta, para que pueda divertirse un rato, ya ha de haber llegado. Dijo Margaret.
- Parece que tuviste un día atareado. ¿Qué te parece la fiesta? Realmente se ve lujosa, mira esos atuendos y sus bebidas. Mateo realmente se lució con su fiesta de cumpleaños. Dijo Ana.
- Mateo es alguien de admirar, hizo su fortuna por si solo, no se porque lo dejaste, pero bueno, iré a saludar al cumpleañero y a seguir ingiriendo más de esa sustancia deliciosa que se le denomina alcohol y a buscar a Trevor, ya vengo. Dijo Margaret.
- Sabes bien porque fue, suerte y no te emborraches. Dijo Ana.
"Es muy seguro que se emborrache, tendré que buscarla después, daré una vuelta para ver si encuentro algo interesante" Pensó Ana mientras dejaba en la mesa la copa de vino.
La fiesta se envolvía de música que generaba alegría y emoción a todos los invitados, los cuáles gozaban de la noche con buen licor y baile.
Alguien se acercaba lentamente a ella...
-¿Me concedería un baile? Dijo con voz gruesa un misterioso hombre.
El misterioso hombre vestía un conjunto negro, tanto como la camisa, pantalón, correa, zapatos y un pequeño collar del mismo color. Un antifaz de color negro con pequeñas líneas de color negro escarchado que brillaban con la luz.
"Es alto, es de tez canela, tiene el cabello largo de color negro y ojos avellana, a simple vista se lo ve fornido...." Pensó Ana.
- Acepto, pero le informo que no soy buena bailando, espero me disculpe. Dijo Ana con voz un tanto nerviosa.
- No se preocupe, tampoco soy bueno en ello. Dijo el misterioso hombre.
"Esto será interesante" Pensó aquél hombre.
Mientras iban a la pista de baile, a Ana se le subían los nervios, sentía sus manos firmes como si de alguien joven se tratase, al llegar a la pista el sujeto uso su mano izquierda para agarrar de la cintura de manera fuerte a Ana y la apego a él mientras la sujetaba de la mano con su mano derecha. Demostró ser gran bailarín y la guío por la pista, los nervios se cambiaban por emoción y curiosidad hacia el sujeto.
“Me esta gustando esto..” Pensó Ana mientras lo miraba fijamente.
- ¿Tengo algo en la cara?. Dijo el misterioso hombre.
- No, nada, solo que me deje llevar, alguien había mencionado que no era muy bueno en el baile pero no parece ser así. Dijo Ana mientras reía.
- Me disculpo, solo quería impresionarla. Dijo el misterioso hombre mientras sonreía de manera coqueta.
Después de ello Ana y el sujeto siguieron bailando varias músicas, en cada descanso se detenían a charlar y tomar más vino. Ana se olvido de Margaret.
“Me estoy mareando, pero este sujeto es realmente atractivo, quisiera besarlo…” Pensó Ana mientras ya caía ante el alcohol.
La música se ponía más intensa, el ritmo aumentaba, los pasos de baile se hacían cada más cercanos haciendo que los roces de labios o toques subidos de tono comenzarán a parecer, los suspiros de ambos se escuchaban y las miradas intensas se hacían notar, Ana pasaba de mirarle los ojos a mirarle los labios, mientras que él sujeto pasaba su mano de la cintura hacia abajo, comenzando a apretar la zona.
“Esto es intenso” Pensó Ana.
El ambiente paso de una fiesta a un cuarto oscuro, el vino se sustituyo por saliva, la música se cambio por fuertes suspiros, por ruidos, ¿De él, ella o ambos? Nadie sabía la respuesta solo se diferenciaba el sonido del rechinar de la cama, las manos que antes tenían que contenerse por la gente alrededor comenzaron a recorrer con ansias las partes que antes solo imaginaban tocar, terminaron entrelazando sus manos mientras se dejaban llevar por la lujuria.