Al otro día el seleccionado para encargado de seguridad se presentó en la Corporación Capsula, era un ex integrante de la policía, incluso estuvo unos meses en las fuerzas especiales, pero debido a una situación personal, tuvo que buscar trabajo en la empresa privada, Bulma admiró su curriculum, era impresionante.
— Un gusto conocerlo señor...
— Vegeta, dígame solo Vegeta, igual es un placer conocerla Sra. Bulma.
La mirada del hombre era firme, penetrante, con cabello oscuro en forma de flama, hacía tiempo estaba trabajado esporádicamente, había llegado a ese lugar buscando un buen centro psiquiátrico, en eso se le había ido todo su dinero ya que los mejores eran muy caros, por suerte su nuevo empleo era muy bien remunerado.
— Dígame Bulma solamente, lo que más le solicito es cuidar los lugares donde estoy, han pasado varias situaciones que han estado por costarme la vida, y la seguridad fue burlada varias veces en mi empresa, quien estuvo en su puesto no supo evitarlos.
— Entiendo — ya no confiaba en el anterior por eso lo cambio, pensó el hombre — no se preocupe Sra. Bulma — al ver la mirada que le dio la mujer — Bulma — rectificó — conmigo no pasarán esas situaciones.
El cambio fue el mejor que pudo hacer la científica, al siguiente día el nuevo encargado detectó un dispositivo de vigilancia que estaba instalado en una ventila, la que daba al laboratorio de la dueña del lugar, no le dijo porque notó que su jefa estaba muy nerviosa. Desde entonces Vegeta revisaba personalmente los lugares donde iba a estar la mujer, minuciosamente, desde que tomó esa medida no pasó ningún "incidente" más.
Ese mismo día cuando Vegeta rodaba el lugar, vio a un tipo alto, canoso, de piel arrugada, notó que iba muy molesto al encuentro de la científica por lo que se puso a su lado, esperado si tenía que actuar o no.
— Sra. Bulma, todavía tiene tiempo de pensar mejor las cosas, mis aportes a su corporación...
— Usted es un monstruo, por suerte descubrí los experimentos que realizaba, no quiero que vuelva a poner un pie en este lugar Dr. Gero.
— Si no sé hacen ciertos... sacrificios, la ciencia no puede avanzar.
— Usar humanos en su laboratorio, como si fueran conejillos de indias, sin la autorización de nosotros, ni de esos pobres no solo es antiético sino un crimen, en la mañana entregue todo a la policía, pronto lo irán a buscar — lo miró con una frialdad que nadie le había visto antes — ahora Lápiz y Lazuli están cuidados, pero no podremos jamás revertir lo que les hizo en sus cuerpos.
— Ellos solo fueron los primeros humanos mejorados... solo eran unos ladronzuelos, huérfanos, nadie los busco, no eran importantes.
— Es un desgraciado, no quiero imaginar cuantos murieron antes para perfeccionar sus técnicas. Por favor — miró al hombre de pelo de flama.
— Retírese — se puso frente al canoso, que lo miró con frialdad.
— No tienen visión de futuro, no tiene en cuenta...
— Ya le dijeron que se fuera, desde ahora tiene prohibida la entrada — Vegeta, en vista que el tipo no se quiso mover, lo tomó del brazo, se lo dobló a la espalda, y luego de llevarlo a la entrada principal, lo tiró fuera.
— Me las pagará esa científica de pacotilla y tú también.
— Acá te espero — el moreno sonreía maligno, al final el científico malvado se levantó y se fue sacudiendo su ropa.
— Gracias por su apoyo, pensé que me atacaría — Bulma se relajó cuando que supo que ese tipo se había ido.
— De todas maneras pondré más cámaras si no le molesta, es mejor no dejar nada al azar.
— Me parece bien, tiene carta blanca para proceder, gracias — la mujer le tocó la hombro al otro, y le sonrió de una forma tan encantadora que por un segundo lo perturbó.
— Ya debo irme... es mi visita semanal — se excusó el hombre.
— Entiendo, espero que ella esté mejor.
Todo siguió normal, unas semanas después cuando Vegeta llegó a trabajar, encontró a Bulma dormida en su puesto en la empresa, al parecer había trabajado desde el día anterior, ya que tenía puesta la misma ropa del día anterior. La tomó con mucha suavidad, y la dejó en el sofá de la oficina de la gerencia.
Un tiempo después detectaron un dron sobrevolando las instalaciones de la corporación, lamentablemente cuando lograron que tomará tierra con un bloqueo de su señal, se autodestruyó. De nuevo el encargado de seguridad guardó silencio para evitar que Bulma se preocupará.
Unos días después detectaron algo que trato de entrar por las alcantarillas. Esta vez sí quedó algo para investigar, ahora fue la dueña de la corporación quien vio a Vegeta durmiendo en su escritorio, trato de taparlo con su jersey suavemente, pero igual lo despertó.
— Disculpe, quise abrigarlo.
— No se preocupe, es que estaba... — no quería decir nada, pero al final se sinceró — esto quedó de un intento de ingreso a la corporación.
— Debe haber sido un intento de robar tecnología, no sería la primera vez.
— Quería ver si tenía alguna marca o forma de poder identificar a quien adquirió las partes, pero todos son componentes que pueden comprarse en cualquier tienda de electrónica.
Desde entonces intensificaron las medidas de seguridad.
Una vez que Vegeta estaba en la sala de cámaras vio a Bulma sentada en un lugar atrás de unas escaleras, mirando al piso, al parecer lloraba, seguro no quiere que nadie la vea pensó, un rato después, dos trabajadoras se ocultaron muy cerca de la escalera, con aires extraños, parecía que estaban buscando donde no las vieran, por suerte no descubrieron a la dueña. El encargado de seguridad leía los labios, así que hizo un acercamiento para ver qué pasaba entre ellas, pensó que tal vez eran las responsables de los intentos de ingreso ilegales a la empresa.
— Así que te sacarán de tu casa.
— Si, tuve que poner la casa de garantía, así me dieron inmediatamente el préstamo para pagar la operación de mi madre, pero no pensé que los intereses fueran tan altos, de 5.000, ahora le debo 15.000, ya no puedo pagar las cuotas, mamá ya está recuperada, pero ahora ella y mis niños...