¿ Por qué no puedo ser feliz?

Parte 5

— No que yo haya escuchado ¿Pasó algo? — Bulma puso sus ojos grandes, en los que el hombre sentía que se perdía siempre que lo miraba así.

— No, solo quería estar seguro que mi trabajo estaba bien hecho — desvió la mirada de la mujer, y puso en marcha el automóvil.

— Usted es el mejor Vegeta, no sabe cómo agradezco que haya venido a trabajar conmigo.

El hombre hizo lo que nunca con alguno de sus jefes, empezó a averiguar sobre ella, estaba seguro que le había dado ese narcótico, pero no entendía para que pudo ser.

Descubrió que se había casado solo para salvar la empresa, tuvo acceso al acuerdo prenupcial, le parecieron muy raras algunas de las clausulas, ahora tenía sentido que Yamcha y Bulma no vivieran juntos, se decía que era por los horarios de ambos que no coordinaban. Puso un par de micrófonos y se dio cuenta que la joven temía que su esposo fuera el que orquestó todas los ataques hacia ella para quedarse con la Corporación.

— Pero — le dijo el Dr. Brief una vez más a su hija — si es así como dices sepárate, no debes seguir con alguien así, fue mi culpa todo esto, yo soy quien debo pagar, no tú.

— Si le pido el divorcio, debo darle la empresa, eso jamás, es de nuestra familia.

— Entonces seguirás cuidándote las espaldas el resto de tu vida. Es mejor renunciar a la corporación que a tu vida.

— Ya tengo un plan, además de deshacerme de Yamcha, podré cumplir mi más grande sueño. Tranquilo papá, sé lo que hago.

Vegeta se preguntaba que pensaba su jefa.

"¿Qué irá a hacer? ¿Pagarle a alguien para que lo mate? ¿O se acostará con él para darle un hijo y así separarse? El tono que uso me demuestra que está segura de lo que va a hacer".

Pasaron seis meses, durante los cuales nada extraño volvió a pasar, lo único era que Bulma recibía la visita de su médico personal cada dos meses, un día la mujer invitó a Yamcha a su casa, le pidió a Vegeta que se quedara afuera de la habitación, pendiente ya que tenía miedo a la reacción del hombre cuando le dijera algo muy importante.

— ¿Para qué me llamaste amorcito? — digo el beisbolista seguro de su triunfo, ahora me pedirá que vivamos juntos pensó.

— Debo avisarte que apelando a uno de los puntos de nuestro acuerdo prenupcial, pedí el divorcio.

Yamcha primero puso cara de confundido, luego estaba rojo de ira, trato de calmarse pensando cual era la jugada que habría hecho la mujer, tonta no era.

— ¿Entonces me darás tu empresa?

— No, me quedaré con todo, solo te sacaré de mi vida desgraciado.

— No puedes, a menos que estés esperando un hijo mío, y ambos sabemos que eso es imposible.

— Corrección, el acuerdo dice que yo tenga un hijo, no indica quien debe ser el padre.

— Entonces te embrazaste de otro... maldita puta.

— Ya tengo dos meses — rió triunfadora.

— ¡¡Tuviste sexo con otro!! Te quitaré tu empresa.

La otra siguió sonriendo calmada.

— No fue necesario, hay otras formas de quedar esperando un bebé, mira esto — le paso varios documentos.

— No puede ser verdad — luego de leerlos los tiró al piso, iracundo — digan lo que digan, estoy seguro que te acostaste con alguien.

— Estos documentos del banco de semen, y la bitácora del médico que me realizó la inseminación artificial son verdadero, si lo deseas cuando nazca MI BEBE, le haré el examen y su ADN será de quien donó su esperma a la empresa de donde yo lo compré.

— Ese niño debe ser mío para que el acuerdo se cumpla.

— Solo dice que no debo tener sexo con nadie más que tú y quedar embarazada, si eso pasa nos divorciaríamos y yo me quedaría con toda mi fortuna — lo miró con un odio infinito — tu inconsciente te traicionó, como tu esposa solicite tus antecedentes médicos, allí descubrí que a los 15 años estuviste internado ¿Te recuerdo por qué?

El otro se puso pálido, luego rojo.

— Eso que dicen no es verdad — sonrió orgulloso — tengo un hijo de una de mis amantes.

— A quien nunca le hiciste el examen de ADN, porque sabes que no es tuyo.

— Es mío — gritó fuera de sí.

— No puedes tener hijos, las paperas te dejaron estéril.

— Es una equivocación de los médicos, yo ya tengo.

— No puedes, se lo dijeron a tus padres y a ti cuando te dieron el alta, por eso cuando pusiste la cláusula del acuerdo prematrimonial tu inconsciente te traicionó, no pusiste un hijo tuyo, porque sabes que no puedes tener. Eres un maldito, nunca me dijiste eso.

— Tú eres la maldita — se acercó a la futura madre con mirada asesina.

Por suerte Vegeta escuchó todo, ella pensó muy bien las cosas se dijo, si era como decía su esposo no podría exigirle nada como compensación. Entró lo más rápido que pudo para evitar que el beisbolista agrediera a la futura madre, el deportista trato de golpear al encargado de seguridad, quien se defendió dándole un puñetazo que lo dejó inconsciente.

— Bulma ¿Está bien?

— Sí, gracias por intervenir Vegeta, no pensé que cayera tan bajo como querer golpear a una embarazada.

Cuando el deportista despertó de nuevo quiso agredir a su esposa, por suerte ya había más personal de seguridad rodeándolo.

— Pediré una orden de alejamiento, eres un animal, con el video de nuestro encuentro y el testimonio de los presentes me la darán inmediatamente.

— No me importa lo que hagas, te mataré maldita zorra.

— A una dama no se le habla de esa manera, por favor retírese — Vegeta estaba preparado para seguir la pelea, pero el otro por ahora mantuvo la calma.

— Soy su esposo — dijo orgulloso.

— Mi ex esposo, los papeles ya están entregados.

— Todavía la cláusula no se cumple cariño, falta que ese bastardo nazca — su mirada era maligna — de mí nadie se ríe.

La mujer por primera vez sintió terror.

— Yo... — se tocó el vientre, nerviosa.




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