Luego de tres meses sin ver a Launch, Vegeta se dirigió a un pequeño lugar llamado Pueblo Ginger, allí había una clínica psiquiátrica exclusiva, donde estaba internada su esposa, el doctor de la antigua clínica le recomendó este lugar, allí desarrollaban un tratamiento experimental, que había dado muy buenos resultados en otros pacientes.
El hombre, mientras conducía, recordó las desafortunadas situaciones que lo habían llevado a casarse con una mujer que no amaba, y a tenerla internada en hospitales mentales desde su boda.
En su ciudad natal, la familia de la muchacha y la suya eran las más pudientes, por eso desde pequeños ambos niños habían sido amigos, lo que los pequeños no sabían es que desde que nacieron sus padres decidieron que ellos debían casarse para unir las fortunas. Lo que no esperaba nadie era que Launch, a los 6 años se perdería en el bosque, y allí un niño algo mayor la encontró y la ayudó a volver con su familia, era uno de los tantos pobres del lugar, estaba en el bosque para cortar leña, que vendía a las casas de los ricos, el muchacho se llamaba Ten Shin Han, con el tiempo siguieron viéndose, se les unió Krillin, hijo del jefe de policía, Chaos, el mejor amigo del que rescató a la niña, era un jovencito que no creció desde que se conocieron, y Vegeta, a este último no le caía bien el muchacho de la montaña, solo lo soportaba por su amiga. Llegados a la adultez, el compromiso que habían decidido los más pudientes del lugar debía concertarse, Launch era tan tímida y callada, que no quiso oponerse a los deseos de su padres cuando le informaron de su resolución, pero a su "futuro esposo" le contó su dilema.
— ¿Por qué no les dices que no quieres ser mi esposa?
— Es que... no puedo... ¿Y qué les dijiste a tu padre cuando te dijo que serás mi marido?
— Papá me ordenó casarme contigo, le dije que si tú querías no habría problema de mi parte, sé que no me amas.
— Yo no puedo oponerme a lo ellos que quieren, además... no te amo.
— No te preocupes, ya lo sabía, eres la única que escapo de mis encantos... — sonrió fugazmente — dejando bromas aparte como aceptaste no hay salida para mi ¿Qué piensas hacer? ¿Ya no amas a esa cosa llena de músculos?
— No le digas así... yo... como supiste que amo a Ten.
— Tu cara se ve más tonta cuando lo miras.
— Que malo eres conmigo... no sé qué hacer... él me pidió matrimonio y yo acepte, solo esperábamos el momento oportuno para decirle a mis padres.
Luego de pensarlo un momento Vegeta le propuso casarse, inmediatamente después se irían a vivir a la gran ciudad, unos meses después, ya lejos de sus familiares anularían el matrimonio ya que no se consumaría, y ella quedaría libre del casarse con su verdadero amor.
— Tienes razón, es la mejor solución, luego de cumplir el deseo de mis padres, por fin podré ser libre.
Lo que ambos no contaban era que los padres prepararían la unión para 5 días después.
— Debo ir a dejarle la nota a Ten para contarle del plan, no quiero que piense que tú me estas obligando a casarme contigo.
— Hacelo pronto, no quiero una escena en nuestra boda, cariño mío — dijo Vegeta en broma para relajar a la muchacha.
Pasado 4 días, la novia no había encontraron forma de ir a dejar la carta, estaba demasiado vigilada por los preparativos del matrimonio.
— Vegeta ¿Qué hago? — le preguntó angustiada Launch el día del ensayo, a la siguiente mañana la unión se realizaría.
— Hummm.... iré a buscarlo — no se había ofrecido porque ese tipo no le caía bien, pero para ayudarla lo haría.
El futuro novio encontró al mejor amigo de Ten, Chaos, le dijo que quería ver al guerrero, el de figura de niño sabía del matrimonio, supuso que eso quería decirle.
— Esta entrenando en un lugar muy apartado, todavía no sabe la gran noticia... te demoraras mucho en llegar a él — al pequeño no le gustaba el hombre de pelo de flama, lo encontraba muy orgulloso y soberbio.
— Diablos, debo hacerle llegar esto, dáselo tú — le pasó un sobre y se fue.
Chaos apenas quedo solo leyó el contenido, odiaba a la muchacha porque sentía que le quitó el cariño del guerrero, escucho que luego de la boda la pareja de recién casados se irían para siempre, así cuando Ten volviera la mujercita ya estaría lejos y no intervendría entre ellos. La verdad era que en dos días el guerrero volvería, no estaba tan lejos, sonrió malévolo el pequeño, guardo la carta en su pantalón y siguió con sus labores.
Pero quiso el destino que el luchador supiera por un viajero del pueblo que encontró que pronto se realizaría el matrimonio de su amada, llegó a su casa justo la madrugada de la unión, sus amigos y familia trataron de convencerlo que ya no había nada que hacer.
— Debe haber sido ese maldito, debe estarla obligando, pero no dejaré que se casen. Iré a impedirlo — le dijo a todos.
— No puedes ir, esas familias tienen varios de sus hombres cuidando las cercanías de la iglesia, creo que suponen lo que quieres hacer — le previno Chaos.
— Ya nada me importa, encontraré la manera — sus amigos fueron con él, incluido el pequeño, que iba muy complicado.
Mientras en el pueblo la ceremonia estaba por empezar. Krillin, el padrino, que sabía la verdad de todo, estaba nervioso.
— ¿Por qué no me dejaste ir a dejar la carta personalmente? — el calvo tenía un mal presentimiento.
— Ese chico se la entregará.
— ¿Y si no? Deberías tener más paciencia, y aceptar la ayuda de otros.
— No la necesito, no pasara nada malo, tranquilo.
Fue a ver a su novia.
— ¿Pudiste darle mi mensaje a Ten? — preguntó la muchacha — no deberías verme vestida así, eso trae mala suerte.
— Baa, no creo en esas cosas, tu montaña de musculo está muy lejos, no quise perder mi tiempo, se la deje a ese enano que parece fantasma.
— Que malo eres, sabes que se llama Chaos.