— Hablaremos de esto en otro momento —asiento frenética. —Vamos.
Antes de poder hacer otra cosas, Cami sale de la habitación, observa la escena confundida. Aún mantiene su cabello rubio mojado.
—¿De dónde viene? —Pregunta mirándo a todos lados.
—De la sala principal, tendremos que ir a revisar. No se separen —Lleva su mano al bolsillo izquierdo dónde estaba la funda de su arma, al darse cuenta que no había nada, maldice y empieza a caminar.
Parecía qué todo iba en orden, los científicos y habitantes seguían realizando sus labores, nadie parecía percatarse de la ruidosa alarma.
Los guardias corrían despavoridos hacía la zona. Un motín de oficiales estaba en el centro, nos acercamos para revisar.
Dante había llegado.... y observa la escena cabreado.
Alexander y Tyler son aprisionados boca a bajo por guardias, cómo acto involuntario acortó la distancia entre nosotros.
— Sueltame maldito bastardo —grita Alexander furioso tratando se soltarse.
—¿Qué pasa aquí? — le hablo a uno de los guardias. Pero este me ignora categóricamente.
—No pueden tratarlos así, no son unos criminales. No han echo nada malo.
—La violencia no está permitida en éstas instalaciones.
Dice otro de forma automática, es ahí cuándo lo entendí, dos hombres de unos 30 años se encuentran en el piso con la cara llena de golpes.
—Tuvo que ser por algo — dice camila acercándose al guardia. — Aquí todos son unos idiotas, no me sorprende que los hayan golpeado.
—La violencia no está permitida en éstas instalaciones. —vuelve a repetir en tono pausado.
Levantan a los chicos del piso y llevan sus manos hacía atrás.
—Me importa una mierda tu jodido código de honor. —dice Camila cabreada.
Intenta forcejear con él pero solo consigue un fuerte empujón para apartarla.
—¡No la toques imbécil! —le grita Tyler enojado quién lleva un labio partido.
—Ya fue suficiente. — dijo Connor poniéndose adelante de Cami. — liberalos inmediatamente —Ordena Connor, ellos no se inmutan.
—¿Están sordos? Di una orden.
—No eres mi jefe. Niñato.
Empiezan a caminar con lo chicos esposados, Connor los sigue. No antes de girarse hacía mí.
—Lo resolvere, lo prometo. — Los sigue, dejándome inmóvil.
—Debemos hacer algo... — Dijo Camila.
—Y lo haremos, solo demosle un poco de tiempo a Connor.
Asiente y caminamos a la cafetería a esperar. Dante llega minutos después.
— Yo les advertí, no saben controlarse. Son animales. —dice negando.
—Más cuidado con lo qué dices... —le digo empezando a molestarme.
—Algo tendrán qué haber echo, Tyler no suelen actuar porqué sí. —dice camila
El tiempo pasa y no teníamos noticias de los chicos, estaba empezando a preocuparme, ¿Connor había conseguido algo? ¿Porqué no aparecía?
— Ya paso mucho tiempo—digo parandome, Cami hace lo mismo—.
Hay que buscarlos.
Empezamos la búsqueda, no sabía por donde buscar, pero debíamos encontrarlos.
Caminamos a la primera planta y buscamos alguna señal de ellos. Nada. Seguimos buscando un buen rato más, no había rastro de Connor o de los chicos.
Cuándo había perdido las esperanzas, visualizamos a un guardia, este entra rápidamente a un sector restringido, miró inmediatamente a Cami quién niega.
—¿Quieres encontrar a Tyler? —Pregunto.
— Sí, pero..
—Debemos hacerlo...
Ella suspira resignada y asiente.
Caminamos a pasos apurados hasta la puerta, rogaba qué no nos descubrirán. Al estar serca pude notar que solo podíamos entrar con un código...
— ¿Dónde conseguiremos ese maldito código?
Cómo sí lo invocaran, Dante llega por detrás, tenía una hoja en sus manos y un pómulo enrojecido.
—¿Qué diablos te paso? — le preguntó.
— Eso no importa ahora, debemos buscar al resto y marcharnos de éste lugar lo antes posible, algo no huele bien.
—¿Tus pies? —bromeo.
— Esto no es un chiste Emma. Madura, dios. —muestra un papel con un número—. Este es el código, anotalo.
Anoto el código en el lector, la puerta se abre y entramos rápidamente. Un largo túnel se hace visible, había muy poca luz.
— Esto es cada vez más extraño. —murmura Cami viendo a su alrededor.
— Hay que apurarse —dice Dante tomando la delantera.
Lo que vimos más adelante fue aún más extraño. Era la cafetería, una réplica exacta. Estaba lista para entrar cuándo Dante detiene mí paso.
—¿Estás loca? ¿Acaso quieres qué te asesinen?
—Debo buscar a Tyler.
—No lo harás sí estás muerta, debemos hacer un plan. Analizarlo y luego proceder.
—¿Un plan? No hay tiempo para eso, en cualquier momento se dan cuenta de nuestra presencia aquí.
—Hasta qué eso ocurra, debemos buscar información. — dice apuntando a un grupo de personas que comían en las mesas de la cafetería. Vestían un entero gris.
—Ustedes cubran esa puerta, Yo buscaré información.
Camino hasta una mujer de unos 20 años, esta concentrada comiendo una porción de puré.
—Hola, ¿Te puedo hacer una pregunta?
No respondió, tampoco dejó de comer ni mucho menos subió la mirada. Decidí cambiar la pregunta.
—¿Cuánto tiempo lleva aquí?
Tampoco recibí alguna respuesta, pero cuando movió un poco su pelo, pude ver un número escrito en su cuello. 143.
¿Qué diablos?
—¿Cuál es tu nombre? —pregunte. —¿Quién te hizo eso? —Pero nada. La mujer estaba pálida y sudaba en exceso. Decidí buscar a alguien más.
Caminé hasta un niño, no tendría más de 10 años, me fijé en su cuello, él lleva él número 226. Jamás me miró.
¿Qué clase de lugar era este?
Corro hasta donde Camila y Dante quienes hacían guardia. Me miran intrigados.
—¿Y? —Dice Dante impaciente.
—Tienen números en su cuello, números! —digo alterada.
—¿Cómo el ganado? —dice Cami sin poder creerlo.
—Están más locos de lo que pensé, sabía que no debía venir. — Dante estaba empezando a hiperventilar.