Connor
15 años atrás
Todo es un caos, la salida de la escuela está repleta de niños asustados corriendo de un lugar a otro a la espera de sus padres. No sabía que hacer. No sabía a dónde correr.
No tenía noticias de mis padres. Marco el número de mi padre en el celular, suena por unos minutos y no contesta, hago lo mismo con mamá... nada.
Busco con la mirada desesperado a Matthew, mi mejor amigo. Salimos junto de clase pero nos separamos por el caos.
Atravieso los pasillos de regreso al colegio.
Las personas habían empezado actuar extraño. Compañeros de clase, profesores, todos se habían trasformado, parecía que tenían rabia.
¿En que momento las personas empezaron a atacar más personas? Sin duda era un mundo extraño.
Visualizo a Matthew, está acorralado por dos de esas cosas. Actuó de inmediato.
Impecciono el lugar. Él cuarto de conserje esta a mí izquierda. Corro, lo abro y sacó un rastrillo.
Corro hasta Matthew, los Rabiosos captan mi presencia y se vienen contra mí. Por un momento me congelo, sentía que todo iba en cámara lenta. Los gritos de Matthew me hicieron reaccionar.
Apartó al Rabioso, levantó el rastrillo y lo clavo en su cabeza, retrocedo. Mi cuerpo pega contra la pared.
Las palabras de mí padre se vienen a mí mente
Se fuerte, él mundo no necesita personas cobardes.
—Me salvaste la vida. —Dice Matthew recuperando el aliento.
—Hay que salir de aquí. —Él asiente.
Corrimos hacía el patio, debíamos atravesarlo y seríamos libres.
Nos refugiamos en una sala.
— ¿Cuál es el plan? —pregunta.
— ¿El plan? No hay ningún plan, Mi plan era correr y seguir corriendo.
— Tú padres es militar ¿no? Te tuvo que comentar algo.
—No me contesta el celular.
— Eso es una mala noticia. Estamos jodidos. ¿Qué digo jodidos? Jodidisimos. — dice Matthew hiperventilando.
—¿Puedes calmarte? Me estás poniendo nervioso. Y nervioso no pienso.
—Nunca piensas. — lo miro mal.
—Lo siento, no pude contenerme.
Lo ignoro y vuelvo a hablar.
— Él pasillo está despejado, atravesamos corriendo, llegamos al patio y seguimos corriendo.
— Vaya qué buen plan...
— ¿Se te ocurre uno mejor?.
El calla .
— Eso pensé. Ahora debemos salir de aquí.
Abrimos la puerta con cuidado, Matthew es el primero en pasar. Atravesamos el pasillo en silencio. Mi pecho subía y bajaba con fuerza.
Solo una puerta nos separaba de ellos, habían 10 o más. Comparto miradas con Matthew y abrimos la puerta despacio. Ya al otro lado, corrimos sin mirar atrás, parecía qué lo habíamos logrado. Pero nada es tan fácil.
Lo primero que escucho fue el grito horrorizado de Matthew. Volteo. El se estaba en el suelo con uno de ellos encima. Corro hasta él pero fue inútil, lo habían mordido.
— ¡Corre! —Grita. —Vete.
Me quedo observando la escena inmóvil, nadie parecía darse cuenta de mí presencia. Mi amigo tenía toda la atención
Los gritos de dolor no tardaron en llegar, limpio una lágrima qué resbala por mi mejilla.
— Lo siento —Susurro. —Lo siento, Matthew.
Giro sobre mi propia eje y sigo corriendo.
No se cuanto Tiempo estuve así, lo que me importaba era alejarme lo que más pudiera de ahí y del recuerdo del quién fue, mi mejor amigo.
Un auto se estaciona al lado derecho, venía en sentido contrario. Mamá salío de él, sonrió con lágrimas en los ojos y corro hasta ella. Me estrecha en sus brazos.
— Iba por ti. —me dice.
— Matthew.... él..él —digo en su pecho.
— Lo siento cariño. Pero debemos salir de aquí. ¿sí?
Asiento y subimos al auto.
Después de manejar una hora sin parar, Mamá se estacionó y empezó a hablar apresurada.
— Tenemos un plan, pero debe concretarse ahora mismo.
— ¿De qué hablas?
—¿Quieres acabar con los qué mataron a Matthew?
— Sí pero...
—Solo escúchame. Necesito que juntes a la mayoría de personas en un sector seguro, al oeste de la ciudad.
—¿Y qué harás tú?
— Supervisare todo desde afuera, necesito que te mantengas en contacto. Si las personas empiezan a cambiar, llámame y vendré por ti. Sí no es así debes esperar 10 años.
— ¿10 años? ¿Para qué? ¿No crees qué es demasiado tiempo?
— Son muchos años, sí, pero valdrá la pena. Necesitamos descubrí porqué no estamos contagiados, ¿Porque una parte de la población corre como perritos Rabiosos por las calles. Deberás hacer lo necesario para facilitarme el trabajo.
—¿Porqué no ocupar a las personas de aquí?
—Con ellos también lo haremos, vamos a ocupar un grupo de personas qué estarán constantemente sometidos al aire y por consecuente al virus. Por eso necesitamos a gente que esté en aislamiento completo. Serán nuestro grupo experimental.
—No sé.... es mucho tiempo.
— Sí encontramos una cura antes, te lo haré saber, mientras tanto —abre la cajuela y saca un arma. —No dudes en usarla, Tú papá te enseño bien.
La recibo, aún no puedo creer que esto esté pasando.
—Toma esta mochila, está la dirección exacta del Bunker. Necesito al menos 5 personas vivas para las pruebas. Ni menos ni más. 5. —asiento frenético. —En la mochila también está nuestro medio de comunicación. Lo prendere todos los días a las 12 de la noche, deberás reportar los avances.
Toma la mochila y la pongo sobre mis hombros. Bajamos del auto y Mamá me abraza.
—Sabes que te amo ¿no?, te amo cómo nadie más te amara hijo mio. Suerte.
Asiento.
— También te amo mamá.
Digo antes de girar en mí propio eje y caminar en dirección al oeste de la ciudad.
Había caminado media hora y aún no encontraba una sola persona con vida, hasta que llegue a un vecindario. Solo con verlo se que se trataba de gente rica.
La gente corría y gritaba, echaban a andar los autos, guardaban a sus perros. No sabía a quién llamar, hasta que los vi a ellos.