Alexander
Detalló la habitación en la qué me encuentro, es pequeña. Tiene cuatro camas, un mesa de centro, llena de planos de las instalaciones. También hay una pequeña cocina con platos sucios en el interior. Se nota qué es un lugar se reuniones.
Dirijo mi mirada a Lauren quién está apoyada en una pared con expresión aburrida. Tiene su pelo castaño suelto, no cómo antes qué lo tenía recogido y perfectamente camuflado.
—Déjenme ver si entendí, ¿Quieren matar a Margaret?
— Es lo qué te acabo de decir...
—Y cómo les a resultado eso? No veo avances...
—Es un poco más complicado, ella tiene miles de hombres a su disposición. Nosotros solo diez. -Indica Lauren.
—Y cómo es qué se juntaron y nació está pequeña revolución? —resaltó la palabra pequeña y ella ruda los ojos.
—Todos pedimos a alguien gracias a Margaret, solo queremos vengarnos. Es todo.
—Ya veo... ¿Cómo encajo yo en está lamentable historia?
—Margaret te quiere muerto —habla uno.—queramos saber por qué.
—Me creerías si les digo qué ni yo lo sé? No han sido muy comunicativos desde qué llegamos .
—¿Llegamos? ¿Quienes?
—Mi grupo y yo.
—¿Dónde están ellos ahora? -Indaga Lauren.
—Espero qué, muy lejos de aquí.
—Así qué, te dejaron -dice el mismo sujeto que Había hablado antes.
—No es así, venían por nosotros, sí alguien no se quedaba hubiéramos muerto todos...
—Vaya qué considerado
—O estúpido. —dice Lauren.
—Aveces uno debe pensar en lo qué es mejor para el grupo. Y lo mejor en ese momento era dejar qué se vayan...
—¿A donde se irían? Tienen un refugió?
—No me siento cómodo revelando esa información.
Se miran entre ellos.
— No somos los malos.
—Prefiero dudar, tengo gente qué quiero ahí, no podría ponerlos en riesgo.
—Hombre leal. Me gusta. -murmura uno, yo frunzo el ceño.
—Y cómo llegaron aquí? Tú y tú grupo. -dice Lauren acercándose a mí.
—¿Esto es un interrogatorio?
—Son solo preguntas, para conocer mejor a quién tengo al frente.
—Estábamos en una misión -hablo por fin. —Resulta qué el lugar en él que estamos no durará mucho y nuestro líder nos mandó a la superficie a buscar suministros y hacer un reconocimiento de área —ellos escuchan atentos la pequeña historia. —Pero todo salío mal desde el momento uno.
— ¿Qué tiene qué ver Margaret con eso?
—No te adelantes mujer... -digo sentándome en una silla cercana —Era de noche, me encontraba plácidamente durmiendo, cuándo sentimos ruido en la puerta, Margaret y su grupito entró haciendo un escándalo, nos ofreció traernos y aceptamos.
—¿Porqué aceptarían ir a un lugar qué no conocen con un desconocido? —pregunta.
—Lo mismo dije yo! Pero no me escucharon... confiabamos plenamente en Connor.
—¿Connor?
—Un miembro de mí grupo. —explicó. —qué resultó ser su hijo ¿Qué chico el mundo no lo creen?
—Así que esté tal Connor los vendió?
—Algo así... es más complicado qué eso.
—Bien, Sabes algo de combate? —Pregunta Lauren.
—Algo se sobre el tema, sí..
—Entonces te quedarás aquí, hasta qué te necesitamos... estarás a salvo, No podrán encontrarte.
—¿Dónde irán ustedes?
—Necesitamos mantener el perfil bajo.. Margaret cree qué somos sus guardias y debe seguir así.
—Entiendo.
—Oscar y Joseph se quedarán contigo, los demás tenemos turno.
Todos empiezan a alistarse para salir. La mascarilla es lo último qué se ponen.
—Joseph estás a cargo hasta qué vuelva —anuncia Lauren, ante de salir.
El silencio qué se forma después de qué los ocho abandonarán la habitación es denso y incómodo.
Ambos están sentados en una de las camas, mientras qué conversan bajito entre ellos.
Carraspeo para llamar su atención.
-Y...Cuántos años tienen?
Ellos fruncen el ceño.
—Tengo 29 -dice Joseph.
— Yo 32. —Habla Oscar.
—Vaya... buenas edades. —digo caminando hacía ellos.
—Eso creó -Joseph alza los hombros, sin saber muy bien qué responder.
—Y.. ¿Les gusta el pan?
—Esto es ridículo -dice Oscar con poca paciencia poniéndose de pie. — Tú eres ridículo.
—¿Cómo vamos a establecer una conexión si nos nos conocemos?
—Para que querría yo establecer una conexión contigo? Solo guarda silencio.
—Te pareces a alguien que conozco. -digo recordando. —Impulsivo y aguafiestas.
Joseph esconde una carcajada y Oscar me pone una mala cara.
—¿Cuántos años tienes? ¿5?, deja los insultos patéticos para otra acacion.
—Tengo 20 y no, no eres un insulto era una acotación inocente.
—Pues no la necesito. Cállate.
No lo hago, mantenerme en silencio no era lo mío, me ponía nervioso.
—¿Y cómo llegaron aquí? ¿Desde pequeños?
Oscar rueda los ojos cansado y Joseph se apresura a contestar.
—Ignora a mi amigo, es un poco asocial.
— Conozco varios de ese tipo. —digo restándole importancia.
— Llegué aquí hace 10 años, Margaret nos encontró y nos propuso un futuro. Vaya qué nos equivocamos. —suelta una risa amarga. — Llegué con mi mamá y mi hermana menor, Tenía apenas 9 años, Ambas están muertas. Margaret las mató. Ella y sus malditas pruebas.
Sabía que Margaret estaba loca... pero nunca imagine que tanto. Sacrificar familias, ¿Enserió?
— ¿Porqué no se han ido? Porqué no dejar todo ésto en él pasado...
—Venganza. —dice rápidamente —No descansaremos hasta ver a Margaret muerta y toda su organización.
—¿Con diez hombres?
— Ahora somos once —Indica señalando lo obvio. —buscaremos la manera de contactar a tu gente. Entre más mejor.
—Ellos no pueden involucrarse.. están lejos, hay que mantenerlo así.
—Qué lastima —habla oscar —No era una sugerencia.
— Y qué van a hacer, torturame?
— Es una opción, sí.
—Nadie va a torturar a nadie —habla Joseph. —Esperaba tener tu cooperación. Esta misión es grande. Si tenemos éxito, Margaret no volverá a lastimar a tus amigos, ni a ninguna familia. Todos seres libres de vivir cómo queramos.