ALEXANDER
El reloj daba las dos de la tarde, había pasado toda la noche sin hablar con absolutamente nadie y estaba empezando a desesperarme.
Lauren me dijo qué vendría por la mañana, pero no habían señales de ella o del resto del equipo.
Para variar los chicos no hicieron su reporte. Habían dos opciones,algo muy malo había pasado o empezaron su recorrido y estaban de camino.
Ahora mirando la radio frente a mí, rogaba qué estuvieran a salvo.
Estoy cansado, no había dormido nada en toda la noche, mí cuerpo me obliga a manterme alerta, me balanceo sobre la silla mirando el techo.
No era qué tuviera otra opción, habían dejado la puerta con llave. No podía salir.
La puerta se abre minutos después, me incorporo rápidamente, Lauren y un chico qué reconozco cómo Símon, entran a la habitación con sus trajes de guardia.
— Ya era hora. —murmuró mirándolos.
—Vine lo antes posible, Margaret está muy tensa desde lo de tus amigos... debemos tener cuidado. —dice mientras deja un sándwich y una botella de agua sobre la mesa. —Come, veré sí puedo traer más.
—Gracias por tu gentileza... —Digo, tomando el sándwich. —Pero odió el Tomate.
Ella rueda los ojos.
—Pues sacalo y listo. —Dice exasperada. Solía causar ese efecto en las personas. No lo niego.
—Igual queda el sabor....
—Entonces no comerás nada. Hay lo qué hay.
—Ahora suenas cómo mí madre.
—Solo cometelo!... no le des tantas vueltas al asunto.
—Bien, bien. No te desesperes. —Digo dando un mordisco al sándwich.
—Estoy tranquila. Tu alteras mí paz mental.
— Sí, Suelen decirme eso. —Hablo mientras como.
—¿Podemos concentrarnos en lo importante? —Aporta Símon Sentado un poco más allá —Tus amigos no se han reportado.
— No lo sé...talvez se olvidaron, ahora deben estar de camino para acá.
— Debemos confiar en su palabra... no nos queda de otra. —dice Lauren a Símon.
—Necesitamos su apoyo, solos no podemos... sería imposible.
—Lo sé, pero se oyen buenas personas... nos ayudarán.
—También estoy aquí. —digo, provocando qué volteen. — Y no nos van a fallar, no se preocupen.
En ese preciso momento la puerta se abre de golpe. Oscar entra agitado, se toma un momento para descansar.
—Los guardias de Margaret vienen para acá! Debemos esconderlo —dice mirándome.
—Mierda —murmura Lauren mientras se acerca a mí. —Vuelve al conducto y cierra la rendija. No salgas hasta qué yo te diga.
Asiento. Ella le hace una señal a los presentes, los cuáles se acercan a mí a toda velocidad.
— Sube —dice Oscar.
Ambos se ponen uno a cada lado y me ayudan a poder subir al conductor. Me apoyó primero en la pierna de oscar y me impulso.
—Cuidado con mi cabeza! —habla Símon cuándo me aferro a él para no caer.
Logro abrir la rendija y subo. Vuelvo a ponerla en su lugar y guardo silencio.
Justo en ese momento tocan la puerta en un golpe seco.
—Inspección sorpresa! Abran la puerta!
Desde mí posición podía ver todo perfectamente.
Lauren toma aire y abre la puerta. Los guardias entran enseguida y inspeccionan el lugar.
Al no encontrar nada se dirigen a ella, quién mantiene una actitud tranquila.
—¿Dónde está!? —Pregunta prepotente.
—¿Quién? —Indaga en tono inocente.
—Sabes perfectamente de quién hablo... ¿Dónde está él fugitivo?
—No se de qué me hablas...
—No agotes mí paciencia Lauren, eres la única capaz de esconder a alguien cómo él.
Ella alza los hombros.
— Te diría sí supiera de qué estás hablando, pero cómo no lo sé, no puedo ayudarte.
— ¿Eso es todo? —Pregunta Símon.
— No, claro qué no. —dice cerrando la puerta tras él —Margaret está segura qué él está aquí.
Solo podía escuchar mí propia respiración. Estaba empezando a sudar de los nervios.
—Ya te dije, No está aquí.
En ese momento los guardia, toman a Oscar y Símon por detrás y los fuerzan a arrodillarse. Lauren intenta protestar pero solo se gana un fuerte empujón qué la estampa contra la pared.
Aprieto los labios molesto. Una más y debía salir.
—Haremos lo siguiente. Me dices donde hasta él fugitivo y yo no torturó a tús amigos hasta cansarme. Tú eliges.
Lauren aprieta los puños de impotencia.
—No se de quién carajos me estás hablando! No lo entiendes!!
El tipo le hace una seña a otro, y le proporciona una patada en el estómago a Símon quién se retuerce en el piso del dolor.
—¿Dónde está!? Estoy siendo caritativo... no hagas qué me arrepienta.
—No lo sé —dice viendo a Símon.
—Ya te dijimos qué no sabemos nada, ¿qué quieres qué te digamos? —dice Oscar.
—La verdad, por ejemplo.
— Es...es la verdad... —habla Símon afectado por el golpe.
—No lo creó....no puedo creerlo.
—!Es la verdad! No se de quién hablas!
El guardia vuelve a mirar a sus acompañantes y éstos le proporcionan diversos golpes en diferentes partes del cuerpo, ellos sueltan quejidos de dolor.
Lauren cierra los ojos.
— Ya basta! No sabemos nada.... porfavor... —Súplica.
Los golpes sesan.
—Está fue una advertencia. A la próxima no saldrán vivos de aquí.
Dejan a Oscar y Símon retorciéndose de dolor en el suelo y abandonan la habitación.
Lauren se apresura a ayudarlos.
Espero qué se vayan y abro la ventila para saltar.
Aterrizó un poco mejor qué antes.
Ellos se incorporan adoloridos y me observan.
—Lo siento. Y gracias por no delatarme —Era lo único que podía decir en éste momento.
—No lo hice por ti.... —Me dice Lauren. —Eres él único qué puede ayudarnos, tienes conexiones con los de afuera. Te atrapan y estamos jodidos.
— Igualmente me corresponde dar las gracias.
Ella asiente.
—Debemos ser más cuidadosos. —dice Símon sentándose en una silla, mientras pone una mano en su estómago. —Estarán vigilandonos.