Por que si no preguntas, no respondo.

Capítulo 2. ¿Por qué no llegó?

- ¿Qué?, ¿Qué clase de cita es esa? -ese fue Alex.

- Sí Tata, ¿Por qué no llegó? -Renata me miraba expectante.

- Me encantaría decirles que le pasó, pero para entenderlo, tienen que conocer toda nuestra historia, cariño.

Tania ya sabía la respuesta y toda la historia, pero le gustaba escucharla una y otra vez, ella decía que quería un amor como el nuestro y hacía las preguntas correctas para llegar a esta parte.

Carlos hizo un puchero y jaló mi falda floreada un poco. Para ese entonces estaba sentado en un cojín a un lado mío.

- Ta, go tabiem quelo sabel.

Me causaba tanta ternura su intento por hablar, era un niño muy tierno con mejillas regordetas, llenas de pecas y preciosos ojos cafés grandes.

Acaricié su cabello y sonriendo le di una servilleta para que intentara quitar los restos de galleta de su cara. – Y lo sabrás Carlitos, pero hay que esperar un poco para eso.

Sonrío mostrando sus pequeños dientes y le di un beso en la frente.

- Bien, hora de ir a comer, ¿Quién quiere tortitas de atún? -Me levanté del sofá donde estaba sentada y quise hacer mi camino a la cocina- Alex, ve a ayudar a tu abuelo a poner la mesa, por favor.

- ¿Qué? No, siempre soy yo Tata.

- Eres uno de los mas revoltosos, por no decir el más revoltoso, haz lo que te dije, anda.

Alex rodó los ojos, pero dándome un beso en la frente y sonriendo con malicia gritó:

- ¡Abuelo, dice Tata que pongas la mesa! -Y salió corriendo.

- ¡Bruno, dice Alex que sí quiere clases de guitarra!

- Por eso decía que te vengo a ayudar como tu nieto favorito que soy.

Oí que decía Alex mientras Bruno comenzaba a hablarle sobre lo importante que era tener buen oído en eso de la música. Bruno era bueno en los deportes, no en la música, además, una vez quiso tocar una canción para mi en alguna reunión familiar...nada que unos buenos tapones de oídos no solucionen.

Tomé a Dylan de la mano, Tania a Carlos y seguidas de Patricia y Renata, hicimos nuestro camino hasta el comedor.

Después de escuchar 21 quejas de Alex (sí, las conté) sobre cómo lo explotaba, 21 regaños por parte de Tania (cada uno en respuesta a una queja de su primo, ella era la más grande con sus 16 años recién cumplidos), algunas cucharas llenas de comida siendo arrojadas por parte de Dylan y muchas anécdotas sobre chicos guapos por parte de Renata y Paty, pudimos comer.

- Así que...Matías, Paty.

Bruno era muy celoso con sus nietas, le gustaba hacerles creer que tenía una escopeta debajo de nuestra cama, aunque en realidad seguía llorando la muerte de Steve. No bromeo.

- En realidad aún no tenemos nada, Tete.

Sí, yo era Tata y él Tete, cortesía de Tania.

- Así que sí quieren ser algo...

- Eh...Yo, bu-bueno, sí.

- No, nenita, no puedes tener novio hasta los 30.

- Pero abuelo, él es muy lindo conmigo... -Hizo un puchero y batió sus pestañas, era muy buena convenciendo gente, pero no conocía la terquedad de su Tete.

- Pues primero lo trato yo y espero que me trate igual de lindo que a ti.

- Tata, ¡dile algo!

Todos miraban de Bruno a Paty y de Paty a mí, cuánta presión, Dios mío. Hice una mueca, pero le guiñé un ojo cuando todos voltearon a ver a Bruno de nuevo.

- Lo siento cariño, además, no querrás ser de esas chicas que tienen muchos novios...Una vez conocí a un chico que tuvo varias novias y a una casi la embaraza, ¿Cómo era su nombre, Bruno? -Hice énfasis en su nombre. Él se atragantó con la comida y Renata le pasó un poco de agua.

- Bueno, bueno, no hablemos más de novios, eso lo decidirá tu padre...

Sonreí mientras acercaba un vaso de agua a mi boca también.

Después de comer, mientras Bruno y los niños veían una película de Disney en la sala, Renata y yo lavábamos algunos platos sucios y empezó a hacerme preguntas.

"¿Y Tete era tan guapo como lo describes?, ¿Cómo supiste que lo amabas?, ¿No te dolió que no fuera a verte?, ¿Qué pasó después?, ¿Tenían internet?"

La última me ofendió un poco, no estaba tan vieja.

- Haber -crucé mis brazos fingiendo estar molesta- vamos aclarando algo...sí había internet.

- ¿Y las demás?, ¿Responderás a mis preguntas?

- Sí, tu abuelo era el más guapo de todo el mundo, era muy simpático, carismático y gracioso, eso solo lo hacía más encantador a ojos de todos y sobre todo a los míos. -Suspiré recordando esos tiempos y sonreí como tonta- En cuanto a las demás, las responderé cuando les cuente a todos la historia.

Renata resopló, pero no insistió más.

Al poco tiempo terminamos con nuestro quehacer y ella se fue a ver la película con todos los demás; estaba secando mis manos con un trapo cuando sentí un par de brazos en mi cintura (que ya era ancha, por la edad) y un beso en mi mejilla.

- Tú sigues siendo la mujer más bella de todo el mundo, Lirio.




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