Martes 18 de febrero de 2014.
Después de clases mi mejor amigo Marcos me invitó a jugar a su casa como de costumbre todos los martes. La verdad es que sí me gusta ir mucho a jugar con él, porque su mamita me trata muy bien, incluso me saluda con un abrazo y eso se siente muy bien. En casa únicamente mi abuelita Nuria me abraza.
Hoy después de tanto tiempo tuve la dicha de conocer al famoso Paco, el hermano mayor de mi amigo, Marcos siempre habla de él y de lo buena persona que es, y realmente tiene razón. Paco es un hombre muy amable y bueno, además de gracioso, todo lo contrario que Martin, mi hermano.
La verdad es que me sentí un poco triste al ver lo bien que se llevan estos hermanos, inclusive sentí un tanto de envidia, claro de la buena. Si hay algo que deseo, es que mis hermanos me atiendan de esta forma, que jueguen conmigo, conversen o bien, me regalen un presente pequeñito como un confite de vez en cuando.
He descubierto que el querer o desear algo es un arma de doble filo, claro, todo depende de lo que añoramos en el momento. Por ejemplo, yo anhelo tener una relación linda con mis hermanos, pero es evidente que no va a suceder por más que lo desee, por lo menos no pronto, incluso quizás nunca
No comprendo la actitud que tienen para conmigo, trato con la mejor de las intenciones acercarme a ellos, pero sólo consigo salir herido de cualquier modo, ya sea psicológica o físicamente. Entonces… ¿Para qué intentarlo?