Miércoles 05 de marzo de 2014.
Ayer mi hermana me llamó asesino sin razón alguna. Sinceramente no pude conciliar bien el sueño durante la noche, el insomnio fue terrible, y todo porque no he dejado de pensar al respecto sobre su acusación.
Hoy estando un poco más tranquilo me propuse hablar con ella, pues necesitaba una respuesta para estar bien conmigo mismo. Tomé valor y me dirigí a su habitación, al llegar me encontré con la puerta abierta por lo que decidí entrar.
Inmediatamente su mirada se posó en mí, se le veía tranquila y con un humor más relajado, sentí una gran alegría al verla así. Tuve un buen presentimiento sobre pedirle disculpas, sólo debía hacerle saber que me arrepentía de haberle causado el problema que hubiese hecho y, así ella me perdonaría.
—Perdóname Katia, siento haberte causado problemas.
Ella me miró confundida, al parecer no comprendió que sólo traté de solucionar mis errores, ¿Cuáles? No lo sé, pero evidentemente sí los hay.
Suspiró mostrando cierto desinterés, y en tono tranquilo aclaró:
—¿No entiendes? No quiero tenerte cerca, por favor no te acerques a mí. ¡Márchate de aquí!
Sus palabras hirieron mi corazón. Empiezo a convencerme que nunca lograré estar en paz con mi hermana.