Martes 15 de abril de 2014.
Al finalizar las clases, se acercó a mí la mamá de mi amigo Marcos. Me dio un abrazo y sonrió. La verdad es que no me sorprendió en lo absoluto porque ella es una mujer muy buena. Siempre, cuando ella me abraza me hace muy feliz, pero también siento un gran vacío en mi interior por la ausencia de mi madre.
Mamita... me haces tanta falta, no tienes idea de cuánto deseo recibir un cálido abrazo tuyo y poder verte sonreír, pero nunca podré porque estás en el cielo. Sé que me cuidas desde arriba, también sé que me amas. Mamá... ¿Realmente, si estuvieras a mi lado me odiarías? Eso me ha dicho Katia, ella es muy mala conmigo, pero a pesar de eso la quiero.
Sabes algo mamá… te necesito y te extraño hoy más que nunca. ¿El día que yo parta de este mundo podré abrazarte en el cielo? Tengo fe en Dios que así será.