Miércoles 01 de octubre de 2014.
Hoy cuando llegué de la escuela me encontré con mis hermanos en la sala, estaban viendo algo en el televisor. Como me sentía un poco más animado decidí sentarme a su lado, pero rápidamente Martin lo apagó, ambos se levantaron al unísono y se retiraron con la intención de dejarme solo.
Instantáneamente grité entre sollozos logrando detenerlos un instante:
—Sé que mamá no está aquí por mi culpa, pero por qué son así, quiero compensar el daño. —llevé mi mano derecha a mi pecho al sentir como este desprendía un dolor que jamás antes había experimentado—. Quiero estar bien con ambos, ser feliz con mis hermanos.
Comprendí de la peor manera que lo mejor es guardarse todo y no decir nada. Mis palabras enfadaron tanto a Katia que se acercó a mí para darme una bofetada. Aparte del dolor, sentí una calidez en mi mejilla, al llevar la mano descubrí sangre, me había herido con sus uñas.
—Sí de verdad quieres compensarlo matate, nadie te extrañará. —aclaró con sumo odio en cada palabra citada.
Katia dio media vuelta y junto con Martín se retiraron.
Es verdad, quizás lo mejor sería estar muerto, al final no estoy haciendo nada bueno y soy un estorbo para todos. Diosito… ¿Por qué debo soportar todo esto?