Viernes 31 de octubre de 2014.
Sin dudarlo y por más que insistí en que no, hoy mi abuela decidió llevarme al médico luego de notar algo en mi cuerpo, había bajado mucho de peso, también descubrió los cortes que estuve haciendo en mis manos.
El doctor quedó impresionado al verme, tal vez porque mis huesos se marcan más de lo que deberían, o tal vez sólo fueron las heridas en mis brazos. Mi abuela lloró durante la mayor parte de la consulta médica.
La verdad es que ya casi no me da apetito, sólo quiero estar solo, dormir y no hacer nada más. El hermoso sentido que tenía de la vida ha desaparecido y no tengo interés en tratar de recuperarlo.
El doctor me habló sobre salud y demás situaciones que siendo sincero ni recuerdo, no le presté mucha atención. Lo único en que me concentré durante la estadía en el consultorio fue en el paso del tiempo para poder regresar a casa y encerrarme en mi habitación.
Últimamente he deseado abandonar todo y no seguir con esta lucha, pero en mi ser queda un poco, una mínima cantidad, pero aún existe esperanza. ¿Por qué me dan ganas de abandonar la lucha? Quizás porqué nunca podré cambiar el pasado, y por mi culpa muchos están sufriendo. O quizás porque los afectados se niegan a darme una oportunidad de compensar mis errores. ¿Pero qué estupidez acabo de decir? Ni que pudiera devolverle la vida a la mujer que me dio a Luz.