Lunes 15 de diciembre de 2014.
Hoy mi abuela limpió las heridas en mis brazos, aún continúo cortándome. Sus lágrimas brotaron inevitablemente. Sé que sufre por mí, ella no debería pasar dolores debido a mi sufrir, es injusto.
—Mathias cariño, me duele el alma verte así, quiero verte sonreír y ser aquel niño alegre y optimista el cual solías ser. ¿Cómo llegaste a esto?
Sólo ella ha sufrido mano a mano todo este trayecto conmigo, mis hermano y papá posiblemente ni se acuerdan de mi existencia, de hecho, tengo semanas de no verlos ya que sólo salgo de la habitación para ir al baño, mi abuela me trae el desayuno, cena y almuerzo a la recamarera.
Sujeté a mi anciana de ambas mejillas, su piel se sintió cálida a diferencia de la mía la cual estaba helada. Le regalé una sonrisa y su semblante cambió de inmediato. Definitivamente su felicidad depende en gran parte de la mía y esto... Esto me devasta por dentro, parte mi alma y corazón en miles de pedazos.
Ella no me lo dice, pero lo sé, en su interior, muy adentro de su corazón tiene un poco de rencor conmigo por haber matado a mi madre, y también porque soy un peso para ella. Si mi presentimiento es real la entendería completamente, yo haría lo mismo en su caso.