Miércoles 17 de diciembre de 2014.
Nuevamente tuve aquel hermoso sueño con mamá, papá y mis hermanos, se sintió tan bien, de hecho, lo disfruté más que la primera vez. Bueno en realidad sólo la primera parte del sueño, porque después tomó un rumbo completamente diferente:
Aquel hermoso prado de flores se convirtió en un mar de sangre, y, las palomas blancas se transformaron en horripilantes aves negras con ojos rojos. La verdadera pesadilla comenzó cuando vi frente a mí, a mi mamá flotando sobre el sangriento mar rojo, estaba sin vida. Las miradas llenas de odio por parte de Katia, Martin y papá se hicieron presentes. No sé cómo sucedió, pero de un momento a otro ellos flotaban de la misma manera que mamá, tampoco contenían vida. Y así, poco a poco el océano rojizo comenzó a inundarse con los cadáveres sin vida de todas las personas que conozco. El tormento se volvió mayor cuando en mi cabeza empecé a escuchar la voz de mi madre, y finalmente la de toda mi familia.
—Te di la vida y me robaste la mía. —oí la voz de mamá.
—Por esta razón nunca te acepté como hijo. —resonó en tono frío la de mi padre.
—¡Te dije que eras un estorbo! —chilló la voz de mi hermano.
—¡Asesino! —sollozó Katia.
Nunca antes había soñado algo tan feo, tengo miedo de dormir y volver a soñarlo, o incluso tener una pesadilla peor. Ya no quiero seguir con esto, el remordimiento de haber matado a mamá no me deja en paz.