Para mi abuelita Nuria:
Abuelita, tu dolor incrementó cuando notaste una falta considerable de peso en mí, al ver todas aquellas heridas en mis brazos y piernas las cuales me hice con unas tijeras. Al descubrirlo me abrazaste fuerte y lloraste, esa fue una de las pocas veces que fuiste débil frente a mí, de las pocas veces que te vi llorar. Rápidamente buscaste ayuda de un profesional, sabías que de seguir y no poner un alto acabaría con mi vida, terminaría de este modo, como mi final. Aun así, gracias, por ser la única persona en hacer algo, fuiste la única que se enteró de esto aparte del médico. Pero abuela… ¿Alguna vez entendiste que mi dolor iba a perdurar siempre y cuando mi familia continuará rechazándome? Un profesional no podría hacer nada al respecto. No quiero que te sientas culpable, al contrario, quiero que sepas que siempre agradecí en silencio todo lo que hiciste por mí. Porque fuiste mi abuela, esa mujer de buen corazón que luchó por intentar del mundo un mejor lugar para mí. Porque entre más me hundía tú te esforzaste el doble por intentar salvarme. Porque jamás diste el brazo a torcer, justo por ello serás lo más importante en mi eternidad.
Tu nieto, Mathias.