Para mi abuelita Nuria:
Si leíste todas estas cartas pienso que es obvio para ti y entendiste que lo de hoy sólo fue una despedida, una hermosa y alegre despedida. Disfruté cada instante, me alegro haber concluido mi último día contigo. Sinceramente abuelita, me cansé, ya no puedo seguir con este sufrimiento. Mi dolor no sólo me hiere a mí sino también a ti, no es justo y por ello he decidido poner un alto, de este modo no te causaré más dolor, claro al principio llorarás, pero pasado un tiempo estarás en paz. Te repito, no quiero que te sientas culpable por mi decisión, siempre diste todo lo que estaba a tu alcance, pero mi problema, mi desgracia era algo que no tenía solución más que esta. Nuevamente te doy gracias por todo, es algo que jamás dejaré de hacer, ni siquiera en mi otra vida. Te pido que por favor olvides todos los malos momentos que vivimos, sé que es difícil pero sólo concéntrate en mantener los hermosos recuerdos, nuestros mejores momentos juntos, los días de sonrisas y las veces que lloramos, pero de alegría. Porque fuiste mi más grande héroe, mi mayor amor. Porque si estás leyendo esto ya no estoy a tu lado, justo por eso abuelita, te cuidaré desde el sitio en donde sea que vaya a pasar mi eternidad.
Tu nieto, Mathias.