Para mi padre Federico:
Papá... Siempre me pregunté qué se sentiría tener un padre. Tu tuviste uno y estoy seguro de que disfrutaste de ese hermoso amor. En cambio, yo, te tengo cada día en casa, pero es como si no estuvieras aquí. A pesar de que biológicamente eres mi padre, nunca, jamás, logré experimentar el amor paternal. Mis días de desgracias llegaron y nunca podré saber que tan hermoso puede ser experimentar ese sentimiento. Pero no papá, no sientas pena, bueno… si es que la puedes sentir, porque un ser tan frío como tú, dudo que pueda sentir tal cosa. Y si lo haces, sentir pena no va a remediar tus errores. Lo único que puedes hacer ahora es evitar hacer lo mismo con alguien más. ¡Quiere, ama, abraza! Y no te amargues la vida por algo que ya jamás podrás corregir. Porque, a pesar de que evitaste a toda costa ser responsable de mí cuando nací… Porque, a pesar de que dejaste esa responsabilidad en mi querida abuela Nuria… Porque, a pesar de todo eso, le doy gracias a Dios por provenir de ti.
Tu hijo, Mathias.