Para mi padre Federico:
La verdad me siento como un tonto por haber mendigado tiempo, cariño, amor y atención donde nunca, jamás lo iba a conseguir. Pero no me importó porque estaba cegado por la inocencia de un niño deseoso de ser aceptado por su familia. Tengo tantas dudas y con ellas posibles respuestas. Papá… ¿Notaste que estaba hundido en la depresión? ¿Percibiste que había bajado de peso porque ya no tenía apetito? No sé porque te hago estas preguntas si ya sé la respuesta. Lo habías notado, pero simplemente no te importaba e ignoraste mi condición de salud. ¿Por qué te importaría? No tenías motivo alguno para preocuparte. De seguro tú, al igual que mis hermanos, deseaste mi muerte. Y sí fue así, si también deseaste mi muerte, tranquilo papá porque no tengo rencor alguno hacia ti. Sólo quiero que sepas que yo jamás te hubiera deseado tal cosa. Al contrario, papá, te deseo una larga vida con abundante salud. Porque, a pesar de no preocuparte por mi depresión y agonía… Porque, a pesar de probablemente desear mi muerte al igual que mis hermanos… Porque, a pesar de ello y más le ruego a Dios que nunca te falte salud.
Tu hijo, Mathias.