Para mi padre Federico:
Papá… Cuando comprendí la razón de tu actitud conmigo te di toda la razón, estabas en todo tu derecho de hacerlo, de odiarme y quererme lejos de ti, incluso de negar ser mi padre. Después de todo el daño que causé es lo que merezco, sólo eso, ser odiado y no recibir tu amor ni el de nadie. ¿Por qué un asesino como yo debería ser amado? Simplemente no lo merezco. Si alguna vez piensas disculparte por todos tus reproches, quiero que sepas que te disculpo. Espero algún día también puedas perdonarme, porque lo que yo hice fue peor, maté a mi madre el día que nací, nací siendo un asesino, le robé la vida a la mujer que me trajo al mundo. Y papá, si no me perdonas, quiero que sepas que ya sea desde el cielo o desde el infierno de igual modo te estaré amando. Me odiaré por haber sido el causante de la muerte de mamá, por dejar sin madre a mis hermanos, por dejarte viudo. Me odiaré por causar problemas debido a mi existencia, por no ser el niño que tú deseaste que fuera. Porque, a pesar de demostrarme todo lo contrario a lo que un verdadero padre haría, ni por todo ese sufrimiento que recibí de tu parte, si así dudaré en velar por ti desde mi otra vida.
Tu hijo, Mathias.