Para mi hermano Martin:
Hermano… Aquella vez que rompiste mi estrella dorada, tú sabías muy bien que esa estrella me la regaló mi maestra Juanita por mi esfuerzo y desempeño en la escuela, significaba mucho para mí, era mi forma de demostrar mi dedicación e inteligencia. Pero tú… nunca valoraste esa dedicación que le tuve al estudio. Ese día me llamaste tonto, sabía muy bien que no era verdad, aunque a veces si me sentía como uno, me sentía de esa forma por estar tratando de llamar tu atención cuando jamás lo iba a conseguir, claro, a no ser que me sucediera algo malo frente a ti, así sí la conseguiría y sólo para verte burlar de mí.
Para ti siempre fui un tonto, un inútil, un bueno para nada que sólo estorbaba, me dijiste tantas cosas durante tantos años que podría llenar un cuaderno entero con todas esas frases. Pero hermano, yo sólo quería ser como tú, inteligente, fuerte y valiente.
Ni porque rompiste mi estrella, símbolo importante en mis estudios… Ni porque me bajabas la autoestima cada vez que me llamabas tonto e inservible… Ni porque me hacías sufrir con tus burlas cuando me sucedía algo, ni por todo eso y más dejaré de admirarte.
Tu hermano, Mathias.