Para mi hermana Katia:
Jamás olvidaré aquel día cuando me dijiste con claridad que nadie me quería. Fue cuando conocí a tu amigo Andrés. Sabes Katia, ese día me sentí humillado… ¿Qué necesidad tenías de decírmelo frente a él? Nada te costaba hacerlo en un momento en el que no hubiese nadie más, en privado. De igual modo me hubiese sentido mal y avergonzado, pero al menos nadie más habría escuchado. Ese día tuve mucha curiosidad al notar lo simpático que era Andrés y justo por esa razón decidí acercarme para conocerlo. Ingenuamente creí que en él podría conseguir el cariño de un hermano, ese cariño que Martin ni tú me daban, pero claro era algo imposible porque esa idea no la ibas a permitir. Te enfadaste sin haber hecho nada malo, y fue entonces cuando me gritaste aquellas dolorosas palabras que causaron heridas en mi corazón, heridas profundas que hasta el día de hoy no han cicatrizado. Yo nunca te hubiera dicho tal cosa, yo sí te quise, te quiero y te querré. Aun teniendo claro que me humillaste en más de una ocasión y hablaste mal de mí delante de tus amigos, ni así te consideré una mala persona, sólo habías sufrido de más por mi culpa y por ello te desquitaste de esa forma.
Tu hermano, Mathias.