Para mi hijo menor:
Mi pequeño Mathias, estoy destrozado. No puedo pensar tranquilo sin recordar la imagen de cuando encontré tu miserable imagen tirada en el suelo. He comprendido lo patético que soy, no merezco llamarme padre, no merezco decir que alguna vez fui tu padre. Siempre fuiste mucho para alguien tan mal agradecido como lo fui yo, nunca supe valorar tu amor y, ahora que no te tengo es cuando lo entiendo.
Me arrepiento de todas aquellas veces que llegaste con una sonrisa y simplemente te ignoré, no sabía el gran tesoro que tuve hasta que lo perdí. Deseo tener otra oportunidad, abrazarte, conversar contigo, salir a pasear, ir por aquel helado que te prometí, darte mi cariño y amor.
Desgraciadamente para mí ya es tarde, jamás podré experimentar tu querer, no aproveché cuando pude tenerte y ahora jamás te tendré.
Acepto que fracasé como padre. ¿Cómo pude meterme en la mente que perder a tu madre fue tu culpa? Sólo un imbécil como yo culpaba a una criatura inocente como tú. Por mi absurdo renco me encargué de generar odio en otro hacía ti. Si alguien merecía pasar todo lo que viviste, ese debí ser yo. Ahora tú descansarás en paz, pero en cambio yo deberé vivir con este horrible sentimiento de remordimiento. Hijo mío, lamento no haberte dedicado el tiempo que merecías, lamento no haberte tratado como realmente lo mereciste. Por el resto de mi despreciable vida lamentaré todos los reproches que te hice.
Tu padre, Federico