¿por qué te elegí a ti?

Capítulo III.- "Tú eres mi amuleto de la suerte"

Narra Elaine

 — Queridos estudiantes hasta aquí la clase de hoy. No se olviden de investigar sobre el estrés, la ansiedad y las emociones. — Dice el doctor Alberto García. — Que tengan una linda tarde y nos vemos el día de mañana. — Sale del salón de clases.

—  Elaine estoy muy emocionada. —  Me dice Ariadne mientras guardas sus libros y cuaderno dentro de la mochila, yo hago la misma acción.

— ¿Por qué? —  Pregunto. 

—  Porque ya en una semana se abrirán las inscripciones para el área de expresión y creatividad. Me emociona mucho porque vamos a ir juntas y por fin pasaremos más tiempo las dos sin el hippie. — Me dice estrujándome en un abrazo, pero e inmediatamente me suelta.

Observo que Gilbert fulmina con la mirada a Ariadne por lo que ha dicho.

—  Para tu información también me inscribiré con ustedes a la misma clase. — Dice Gilbert.

— Deja me decirte que eso va a ser imposible porque cuando te enteres en que clase nos vamos a inscribir, tú no lo querrás hacerlo. — Ariadne lo dice con seguridad.

— ¿Y en qué clases se inscribirán? — Me pregunta Gilbert.

— No lo sé, Ariadne no me lo quiere decir así que será una sorpresa también para mí. — Digo saliendo del salón y mis amigos vienen detrás de mí.

— Ariadne dime ¿En qué clase se inscribirán? — Gilbert le pregunta con insistencia a Ariadne.

— Ariadne, debes decirme a que clase me inscribirás. Conociéndote ha de ser una clase que no me gusta y si es así debes decírmelo para yo poderme inscribirme en otra clase ¡Así que dime! — Hago un puchero para que se apiade de mí y me diga.

— Si me lo dices, te comprare comida gratis. — Gilbert la intenta sobornar.

— No sigan insistiendo que no les voy a decir, aunque me ofrezcan el título de presidenta del país. — Dice y yo suelto una risita. — Bueno queridos amigos los tengo que dejar porque me iré a encontrar con mi novio. — Se despide de nosotros con un beso en la mejilla. — cuídense, no hagan algo indebido en mi ausencia. — Ariadne bromea y se va.

— ¿Y tú qué vas a hacer Elaine? ¿Te gustaría ir a un lugar? No es un lugar peligroso ni nada por el estilo, solo iré a reunirme con unos amigos ¿Quisieras acompañarme? — Me pregunta.

— Me gustaría, pero debo llegar a casa temprano se lo prometí a mi hermano. — Le digo.

— Entonces, será para la próxima. — Me dice y yo asiento con mi cabeza.

—  Hasta mañana Gilbert, que te vaya bien en la reunión con tus amigos. Diviértete. — Me despido de él.

Me doy la vuelta para caminar hacia la salida de la facultad y luego dirigirme a la parada del bus.

Ojalá que el bus no venga lleno. Le hubiera dicho a mi hermano que me venga a recoger, aunque se hubiera negado hacerlo. Por ello, debo irme por la ruta de todos los días. Tampoco está mal caminar hasta la parada del bus, así al menos ejercito un poco mi cuerpo, porque yo soy muy perezosa para realizar actividad física.

Aún faltan tres cuadras para llegar a la parada. Es tranquilo ir por este camino porque no suele pasar casi personas, pero a veces me da miedo venir solita y peor si se está oscureciendo porque siento que me van a robar o me van a hacer algo peor, por esa razón siempre procuro regresar temprano a casa.

En estos instantes me muero por llegar a casa para poder ducharme, hacer las investigaciones que me dejaron y luego descansar un poco porque tipo 18h00 tengo que ir al restaurante/cafetería de mi tía, debido a que hoy me toca ayudarle a limpiar y a cerrar el negocio.

— Hola. — Me dicen tocando mi hombro derecho. Dejo de caminar y mi respiración se comienza a agitar.

Lo que falta un ladrón, ni siquiera quiero voltearlo a ver. Desesperada miro así delante con esperanza de que pasa alguien para pedir ayuda.

— Elaine, soy Chase. — Giro un poco mi cabeza para mirar sobre mi hombre y poder comprobar que efectivamente es Chase.

— Me asusté, pensé que eres un ladrón. — Le digo. — No tienes que volver hacerlo, casi haces que me dé un paro cardiaco. — Chase me sonríe. — ¿Y qué haces aquí? ¿Me estas siguiendo? O ¿De nuevo estas perdido? ¿No sabes dónde queda el lugar donde quieres ir? — Le invado de preguntas.

— No te estoy siguiendo y no estoy perdido, solo estoy yendo a mi parada de bus que está a unas tres cuadras. — Me dice y yo lo miro sin poder creer lo que está diciendo. Al ver que no digo nada me pregunta. — ¿Y tú dónde te estas dirigiendo?

— Hacia la misma parada. — Le digo.

Me está asustando el hecho que estamos teniendo demasiadas casualidades. ¿Qué significara? Que él será la persona que me hará feliz o que me hará sufrir.

Mejor me quito esa idea de la mente, porque estoy siendo muy melodramática.  Además, es común que las personas que salen de sus trabajos y los estudiantes de secundaria y universitarios vayan a esa parada, debido que pasan varias rutas de buses.

— ¿Te vas a quedar allí? — Me pregunta.

— No. — Respondo.

— Entonces ¿Vamos junto a la parada? — Asiento con mi cabeza. — No te molesta ¿Verdad? — Pregunta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.