Narra Elaine
Llevamos más de 15 minutos esperando a Gilbert fuera de la biblioteca. No sé porque no ha salido rápido, pero ya quiero que lo haga, porque siento que mis pies se están entumeciendo por mucho tiempo parada con botines altos.
Lo que más odio en la vida es tener que esperar. Al esperar por mucho tiempo me desespera y me exaspera.
— No creen que Gilbert se está demorando. — Dice Chase.
— Si ya lo había notado ¿Qué estará haciendo el hippie? Me va a oír salgo. — Dice Ariadne algo desesperada.
— Por fin hay viene Gilbert. — Digo con alivio.
— Lamento la demora, había una larga fila para registrar los libros, pero lo conseguí. — Dice con optimismo. — Tomen sus libros. — Gilbert nos entrega a cada uno el libro que elegimos de la estantería.
— Gracias. — Le digo. Cojo mi libro y lo guardo en mi mochila.
— Hippie toma tu mochila, que pesa un montón. Parece que en vez de cuadernos traes piedras. — Ariadne lo molesta. Chase suelta una carcajada y Gilbert lo fulmina con la mirada.
— Es hora de que Chase y yo nos vayamos. — Digo acercándome a Chase y entrelazo mi brazo con el suyo.
— ¿Ustedes se van juntos? — Nos preguntas Gilbert.
— Si hippie y adivina ¿Qué? Ellos viven juntos. — Dice Ariadne y a Gilbert se le sobresalen los ojos.
— ¿Por qué dices eso? — Niego con desaprobación. — No vivimos juntos, pero por casualidad del destino tomamos el mismo bus.
— Entiendo, entonces Ariadne y yo los acamparemos hasta su parada de bus. — Dice Gilbert.
— ¡Que! Yo no pu…—Gilbert no deja que Ariadne termine de hablar.
— No hay discusión la acompañaremos hasta la parada de bus. — Dice Gilbert y Ariadne pone los ojos en blanco.
Ariadne coge mi brazo y lo entrelaza con el suyo, para luego caminar, y seguido de nosotras viene Gilbert y Chase.
— ¿Qué le pasa a Gilbert? — Le pregunto en voz muy baja para que Chase ni mucho menos Gilbert pueda huirme.
— Creo que se puso celoso. — Ariadne habla en el mismo tono de voz. — ¿No viste como reaccionado? Porque su reacción fue de una persona muy celosa. — Me dice.
— No creo que sea eso.
— Yo creo que sí. Gilbert está celoso. — Ariadne continúa molestándome y yo pongo los ojos en blanco. — Entre Gilbert y Chase ¿Quién te gusta más?
— No puedo creer que me estés haciendo este tipo de preguntas, no me gusta ninguno. A Gilbert yo solo lo veo como un amigo y pues a Chase recién lo estoy conociendo. Se que los dos son simpáticos, pero por el momento no siento nada por alguno.
— Nada de nada, no lo puedo creer. — Me dice con decepción Ariadne.
— Si, no siento nada de nada. Ya déjame de molestarme. — Le digo. Llegamos a la parada de bus.
— Gilbert ¿Ahora si nos vamos a nuestra parada? — Le pregunta Ariadne.
— No, esperemos que venga el bus de Elaine. — Le dice Gilbert.
— Bien, tu espera aquí, pero yo me voy porque tengo mucha prisa. — Dice Ariadne. — Adiós amiga. — Se despide de mi con un beso en la mejilla. — Adiós Chase, cuida de Elaine. — Le dice despidiéndose con la mano. Ella se aleja va caminando hacia su parada.
— Gilbert anda con Ariadne, por mí no te preocupes yo estaré bien. — Le suplico.
— ¿Segura? — Me pregunta Gilbert.
— Si, no te preocupes por mí, además Chase me acompaña. — Le digo.
— Está bien. — Dice Chase no tan convencido. Cruza la calle y tropa para alcanzar a Ariadne.
— Tu novio si es algo intenso. — Dice Chase. Nos subimos al bus.
— Gilbert no es mi novio. — Digo pagando mi pasaje.
— Pues lo parece. — Me dice. Nos sentamos en la parte de en medio.
— Solo es mi amigo y se preocupa por mí, al igual que Ariadne lo hace.
— Si Gilbert no es tu novio ¿Quién lo es? — Me pregunta.
— No tengo novio.
— Interesante, aunque no puedo creer que no tengas novio, si eres una chica muy linda y tierna. — Chase me halaga.
— Bueno, pero yo no creo que sea linda y tierna ¿Y tú tienes novia?
— No tampoco, estaba conociendo a alguien, pero no llegamos hacer algo concreto.
— Que mal que no hayan sido novios.
— Así es la vida. — Me sonríe. — Elaine ¿Con quién vives? — Me realiza una nueva pregunta.
— Con mi mamá y mi hermano. ¿Y tú?
— Yo cambio vivo con mi tía y mis primos. Mi mamá y mi papá están en la ciudad donde nací, solo que yo quise estudiar en la Universidad de los Andes por eso me tuve que venir a vivir aquí, pero claro que algunos fines de semana voy a visitar a mi mamá y a mi papá o ellos me vienen a visitar.
— Los debes extrañar mucho. — Le digo y él asiente lentamente con su cabeza.