¿por que tú?

Y de repente... te ví de nuevo.

No me lo esperaba, apenas te nombraron y Boom! Empece a ruborizarme, mi ritmo cardiaco cambio, y mi temperatura corporal disminuyó. 
No podia mantener mi mirada normal, mis ojos te buscaban a ti. 

Sin embargo, recordé lo frio que fue tu ser aquel dia que te escribi. Entonces mi memoria se inundó de ese vacio con una mezcla de rechazo que causaste en mí y me llené de coraje, quizá molestia y humillación, por lo que me obligé en ese instante a no buscarte con mi mirada, bajé mi cabeza e intenté idealizarme cualquier excusa para ni siquiera saludarte y mostrar mi indiferencia, haciendo exactamente, lo mismo que tú unos dias atrás. Y asi fue... te sentí caminar a una distancia de cuatro pasos de mí al lado Oeste, y de repente mi respirar,mi presente ya estaba con un ritmo muy lento... se habia detenido el tiempo por un par de segundos. Lo sè soy tan cuerda que incluso disfruté esos par de segundos que te sentí, al menos tu rozar con el viento que llegaba a mí. Y asi fue... 
Me quede con más ganas de sentirte no exactamente tangible pero sí, de sentir tu existencia en mi presente.

Sin embargo, cada vez te fuiste despidiendo de mi presente con cada uno de tu pasos, cada vez mas desaparecias en la lejania, en los kilometros. Y mi presente cayó a su ritmo normal. Y  yo?, me resistia a no imaginar ir tras de ti. 
Y asi fue, las horas,minutos segundos pasaron como un domingo normal aburrido y sin sentido, incluso esa tarde en mi habitacion ya me habia olvidado de ti, cuando me adentré en las actividades en las cuales podía centrar mi total atención y asi dejar de ver la realidad o de lo que pasaba en mí, en mi entorno.

Era yo y mi mente ocupada que no extrañaba a nadie... al menos eso pensé.


Y de repente... tú, si tú, el chico de ojos miel, sonaste en mí como alarma que desarma mi mas profundo sueño, esa que resona sin miedo y cobardia por las mañanas anunciando buenas nuevas de un dia nuevo que está por empezar.
En lo más perdido de mi mente, oscilando en un rumbo sin suerte, de mi más remoto corazón volviste tú...

Volviste a ser el centro de atención, en menos de un resoplo, mucho más rápido que la velocidad de la luz, robando mi aliento, entrando entre las vias de mi palpitar, y por si fuera poco liberando la adrenalina que recorria mis mejillas provocando en mí una sonrisa titubeante.

Todo eso justo... Cuando tú, me volviste escribir...



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Editado: 05.05.2019

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