Morgan
No, yo tampoco podía creer toda esta mierda. ¿Qué acaso todo el mundo se estaba volviendo loco?
— ¿Estás segura de que tu madre no está siendo obligada? ¿La amenazaron? No, ya sé. Esto es uno de esos dramas coreanos en el que el rico se enamora de la pobre pero todo resulta imposible porque...
— Ojalá fuera así de sencillo de explicar — respondí ignorando el hecho de que literalmente acababa de llamar "pobre" a mi madre, y por su defecto: a mí.
Sí... Emma siempre había sido una boca suelta.
Y ¿cómo no serlo? Si le había confesado que mi madre quería irse a vivir a otro estado con su novio. Y de paso: quería llevarme a mi con ella. Bien, ahora Andrew tendría un nuevo lugar en mi vida: mi nuevo padrastro. ¿No suena hermoso? Já.
— Esque... yo... no te lo creo. Lo siento es que es imposible.
Como ya dije, yo tampoco lo podía creer. Y es que realmente era una locura.
— Sé que lo es, ¿pero qué puedo hacer yo? Siento que le vendría bien, Andrew es buena persona y ella sonríe mucho y además...
— Morgan — dijo interrumpiendome — ¿y tú? ¿Tú quieres hacerlo?
No me había detenido a pensar eso, ¿yo realmente quería hacerlo?
— Yo... es un poco complicado, ya sabes, en ésta casa fue dónde mi papá engañó a mi madre así que... bueno, no tengo muy lindos recuerdos de éste lugar. — solté el aire que tenía en mi pecho. Siempre me costaba hablar del tema, aún así fuera con Emma, seguía siendo un tema intocable.
— ¿Y bien...? — insistió esperando una respuesta clara. — Tú también vivirás en esa casa. Tienes que estar segura de que puedes hacerlo.
¿Poder hacerlo? No creo.
¿Obligarme a ello? Seguramente.
— Puedo hacerlo. Estoy segura de que puedo. — dije intenando forzar una sonrisa en la que no estaba teniendo tanto éxito.
— Entonces, ¿es oficial? ¿Te mudas? — su voz sonaba cansada, triste y también con un rastro de decepción.
— Creo que sí, lo es. Lo lamento mucho Emma. Te extrañaré demasiado. Puedo venir a visitarte o... podrías ir tú algún día, estoy segura de que mamá estará encantada. — nos quedamos en silencio unos segundos mientras tomaba de las manos a mi mejor amiga. La persona que vivió conmigo los 17 años de mi vida. La que me vió crecer, reír, llorar, gritar, en mis peores y mejores etapas. Esta chica que ahora está justamente en frente de mi, preparándose para un adiós.
Y como nos duele decirnos adiós.
— No quiero Morgan. Quiero seguir yendo a tu casa todos los sábados mientras hacemos palomitas y jugamos juegos de mesa. También quiero seguir viéndote todos los días en la escuela, y que no se te olviden las clases de danza a las que asistimos juntas. Quiero seguir teniendo a mi mejor amiga conmigo, ¿si? ¿Puedes no ir? — su voz sonaba quebrada, débil, dolida.
Oh Emma...
— Yo... también quiero seguir haciendo todo eso, sabes cuánto me gusta este lugar más que nadie, sin embargo... — sin embargo ésto es por mi madre — creo que es hora de un cambio. Lo siento tanto. — en cierto punto, me siento egoísta. Egoísta de herir a las personas con las desiciones que tomo o no tomo. Egoísta de que al final del día, termino alejándome de todos a mi alrededor cuando no buscaba ningún tipo de cambio en mi vida. Simplemente egoísta.
Los labios de Emma temblaron un poco, al igual que sus manos. De nuevo... silencio. Cerró los ojos por un segundo, después los abrió y me envolvió en un abrazo cálido.
— De acuerdo, hazlo entonces. Un pequeño cambio no te vendría mal, solo espero que sea para bien, y que tú y tu madre sean felices en el proceso. — Me apretaba como si fuera una niña pequeña que había sido herida. Y en eso no se equivocaba del todo. Siempre sabía como hacerme sentir bien.
— Lo siento, lo siento lo siento tanto.
— No lo hagas. Veamos el lado bueno, ¡él tiene dinero! Siempre veamos las prioridades. — reímos al mismo tiempo y me soltó de su agarre. — ¿Qué día se van?
— Una semana exactamente. — solté.
Mi corazón ya no estaba tan preocupado como al principio, al contrario; me sentía liberada y animada.
— Bueno, entonces buena suerte campeona, sé que conquistarás a toda la ciudad.
Después de una larga y dolorosa despedida de Emma y todos mis demás amigos en la institución tomé valor para asimilar que ésta sería la última vez que vendría aquí y los vería tan fácilmente. El hecho de tan solo pensarlo hizo que me doliera el pecho, sin embargo, traté de ignorar todo lo demás y dirigirme a casa.
Al llegar, vi a mi madre un poco-muy ansiosa y desesperada. Había hecho todo el protocolo para hacer las maletas de manera rápida ya que teníamos demaisadas cosas que llevar a nuestro nuevo hogar.
— ¡Morgan! — gritó al verme llegar — ¿cómo estuvo todo con Emma?
— Estuvo bien, se lo tomó bien. Ahora solo queda que hacer las maletas — dije acercandome hacia donde ella estaba.
— Oh, si, quería preguntarte si querías llevar todos los libros que tienes. Son demasiados, no se si sea necesario llevártelos todos, uy y también sobre tus discos... estába pensando en...
— Mamá, tranquila, de eso me encargo yo ¿de acuerdo? No te preocupes, no llevaré todo, veré una manera de deshacerme de la mayoría. — dijey sonrió en respuesta. Se acercó lentamente a mi, y me tomó en sus brazos.
— Gracias por todo lo que estás haciendo Morgan. Sé que también es difícil para ti, pero creéme que no haría nada que vaya en contra de tu bienestar.
Lo sé, y eso es lo que más me duele. Sí sé que nos hará bien a las dos, ¿por qué me siento tan mal de dejar todo y a todos aquí?
— Sé que lo haces. Gracias por todo madre.
Sin embargo, espero que todos los recuerdos malos se queden en este lugar, y que junto a Andrew y mamá pueda tener un nuevo comienzo. Solo seremos nosotros tres contra el mundo. Notros tres sanando nuestros corazones rotos con nuevos amores y recuerdos. Sólo nosotros.
O eso creía.