Isaac Ford
— ¡¿De qué hablas?! ¡¿Piensas que esa mujer va a reemplazar a mi madre?! ¡¿Y una hija?! Nunca me preguntaste si quería ser hermano mayor, ¿por qué nunca me tomas en cuenta en tus desiciones? ¡Yo también vivo aquí! No lo acepto. No pienso aceptar a esa mujer. No quiero que viva con nosotros. — Me subí a mi habitación furioso. Jamás había estado tan enojado. No puedo creer que ésto este pasando, ¿por qué mierda siempre me excluye de sus desiciones? No quiero tener a otra persona viviendo aquí, mucho menos lidiar con una mocosa estúpida.
Después de unos minutos se escucharon golpes en la puerta. No estaba decidido a abrir.
— Hijo, sé que no abrirás, sólo quiero que sepas que no pretendo que Stela le quite el lugar a tu madre. Solamente conócela, solo te pido eso, es una buena mujer. Ya es tiempo de un cambio — pero que sínico — Te quiero Isaac. Ya es tarde, me voy al trabajo, cuídate. — No respondí y salí de mi habitación cuando escuché su coche partir.
Esta mierda me va a acabar volviendo loco. ¿Cómo es posible que una cosa así sucediera? Esto no puede estar pasando... aunque mamá ya no esté, se siente como si fuera una infidelidad.
Después de un buen rato pensando y tratar de comprender la situación, le llamé a mi mejor amigo: Liam. Le dije que fuéramos a la fiesta de esa noche. No podía esperar a tomar un buen trago para olvidarme de todo esto.
Fuí a recogerlo a su casa en el auto y nos dirigimos al bar, en el camino le conté a Liam sobre la nueva familia de mi padre.
— ¡Jajaja!, hermano, ¡vas a ser hermano mayor! — Dice mientras reía. Paré el auto de un frenazo bruscamente haciendo que Liam se pegara en la frente.
— ¡¿Qué fue eso?! ¡No trates de vengarte de mi! — dijo mientras masajeaba su frente.
— Calláte inútil, esta situación no debería de darte risa.
— Esta bien, tranquilízate, no te haría mal reírte de vez en cuando eh, pero dime ¿qué piensas hacer entonces?
— Por la niñita no me preocupo, seguro es una pequeña mocosa que juega a las muñecas... y en cuanto a la mujer, no pienso dirigirle la palabra. Que se joda .— Dije mientras me estacionaba una vez que llegamos.
Entramos a la fiesta a la que nos habían invitado varias chicas de la universidad. Por supuesto no pudimos decirle que no, pero en este justo momento, estoy comenzando a arrepentirme de haber querido venir. No tengo cabeza para esto ahora.
— ¿Quieres un trago? — me preguntó Liam una vez que nos sentamos.
— Sí, este día ha sido todo un asco.
— Adelante, emborrachate, ya sabes que si se te pasan las copas aquí tienes al imbécil de tu amigo para hacerce cargo de ti. ¡¿Piensas que no me cuesta trabajo cargarte idiota?! Deja de hacer ejercicio Isaac, o será mucho más difícil de ahora en adelante.
— Tranquilizate, pienso olvidarme de todos esto, no emborracharme, además, ¿olvidaste lo que ocurrió la vez pasada? — Kass, la amiga de Esteffany le dijo que estaba embarazada de él. Ese día fuimos al bar y dijo que se quería matar. Sí... yo tuve que cargar al nuevo papá hasta su casa. Al final resultó que no era verdad. — Me debes una, no tienes derecho a quejarte.
— Bien — dijo resignado — tienes razón, estámos a mano.
— Bien, ¿no ibas a ir por un trago?
— Cierto, espérame aquí. Ahora vuelvo.
Cuando regresó me tomé todo el vaso de una. Pensé que quizá me ayudaría a sacar de mi cabeza todo.
— El acohol no te ayudará a olvidar absolutamente nada. Pero ¿sabes que sí lo hará? La rubia que está atrás de ti — apuntó a una chica que estaban a mis espaldas
— Paso. No me llama la atención nadie desde hace tiempo. — le respondí frustrado.
— ¿Desde hace tiempo? Yo diría desde que naciste — empezó a burlarse de mi.
— Deja de molestar, ve.
— Está bien, como quieras — respondió al mismo tiempo que se levantaba del sillón en el que estábamos.
— Suerte Don Juan
— Yo no necesito suerte, soy guapo y atractivo desde nacimiento — respondió.
Mientras esperaba a Liam me quedé pensando tantas cosas que nunca creí que orrirían. ¿Debería de aceptar a Stela y a su hija?, tal vez sí sea buena persona como lo dice mi padre. No dudo eso ya que,mi padre es muy especial para elegir cosas, y más si se trata de una situación amorosa. No lo había visto tan contento desde la muerte de mi madre. Pero no quiero que nadie más la reemplace, ella fue única y nadie más tiene que tomar su lugar... pero creo que ella quisiera que mi padre fuera feliz de nuevo, que no viva entre las sombras y la oscuridad para toda su vida.
¿Cómo debería hacer?
Después de 50 minutos...
— Isaac, ya vámonos, no me siento bien — me dijo Liam con dificultad en sus palabras.
— Pues claro, ¿cómo diablos te vas a sentir bien cuando estás que te caes de borracho?, ven, vámos a casa.
— Si, ya vámonos — pagué la cuenta, salimos del bar y nos subimos a mi auto para ir directo a la casa de Liam.
— Liam, da gracias de que tienes a un amigo que te lleva a casa cuando estés borracho, porque si no lo tuvieras, ahorita serías un vagabundo que duerme en la calle y peor aún... borracho.
— Calláte, no te burles, solo llévame a casa — seguía hablando con las palabras arrastradas.
Dejé que se durmiera en el carro y traté de llegar lo más rápido posible a su casa para que no vomitara en mi carro. Cuando llegamos a su casa lo bajé con un poco de dificultad porque, diablos, pesa mucho, ¿qué diablos come? Toqué la puerta de su casa y me abrió su hermano mayor. Maldijo cuando lo vió en ese estado y lo abrazó para llevarlodentro. Me dio las gracias y volví a meterme al auto.
Una vez que llegué... me encontré con Tamara, ella era nuestra todo aquí en la casa. Lavaba, cocinaba, aseaba. Lleva trabajando aquí desde que nací, por esa razón es que se convirtió en una madre para mi. La suelo llamar nana.
— ¿Cómo estás Isaac? Me imagino que tu papá ya te dió la noticia.