Por qué tú?

Capítulo 3

Narra Morgan Olson

Es la 1:30 pm ya he terminado de empacar todas las cosas, nuestro avión despega a las 3:00 pm.

Ya le he avisado a mis amigas, en especial a Emma, mi mejor amiga desde que tengo memoria, casi llora cuando le dije, al principio no lo asimiló, pero terminó aceptándolo. Me dijo que me iba a extrañar mucho y me iría a visitarme mínimo una vez por mes, así como yo a ella.

Andrew nos va a recibir allá porque se fue para arreglar todo para nuestra llegada. Me cuesta trabajo dejar a este lugar, dejar a Emma, sin embargo también lo trato de hacer por mí, me llegan recuerdos tristes a la mente sobre mi padre en este lugar, la mudanza será como empezar de cero, creo que eso es bueno para mi madre y para mi.

Nos subimos al avión y una vez que había pasado como 1 hora de haber despegado me quedé profundamente dormida hasta que escuché que mi madre me llamaba.

— Hija, despierta, ya llegamos — al escuchar su voz me desperté de inmediato y una vez que bajamos vi a un señor parado. Supongo que es Andrew, nos acercamos a él mientras mi madre tenía una enorme sonrisa en su rostro. 

— Hola, que bueno que ya llegaron.— Nos recibió con una enorme sonrisa. Abrazó a mi mamá y después de dirigió a mi.

— Tu debes ser Morgan, eres hermosa, al igual que la madre — me abrazó y me dio un tierno y cálido beso en la frente, como un padre se lo daría a su hija. Tenia una embriagante colonia que olía muy rico.

— Sí, soy yo, mucho gusto en conocerlo. — Se separó de mi, tomó las maletas y las llevó al carro. Después de preguntarnos cómo había estado nuestro viaje nos dirigimos a nuestra nueva casa.

La casa, o mejor dicho casi mansión, era hermosa, preciosa, tenía una larga entrada con muchos tipos de flores y plantas extrañas.¡Genial! Amo la jardinería, esto es un buen comienzo.

Nos bajamos del carro y entramos. Si era hermosa por fuera es muchísimo más hermosa por dentro, no sé si pueda acostumbrarme a vivir aquí, esto es mucho para mí, nunca fui ese tipo de persona a la que le gustan los lujos.

— Ella es Tamara. — dice después de que una señora se acercara —  Se encarga de la limpieza y de la comida, si necesitan algo pueden pedírselo a ella con toda confianza 

— Estoy para lo que necesiten señoritas — dice la mujer amablemente. 

— Muchas gracias Tamara, pero llámanos por nuestros nombres, yo soy Stela y ella es mi hija Morgan — dice mi madre, y estoy de acuerdo con ella.

— Está bien, Stela — responde Tamara con una sonrisa.

 

— Tamara ¿dónde está Isaac? — le susurra Andrew a Tamara. No le presté mucha atención ya que tenía algo más importante en mi cabeza. 

— Lamento interrumpir pero... necesito ir al baño, ¿podría decirme en dónde está? — le pregunte a Andrew, me venía haciendo de la pis desde que nos bajamos del avión por eso me atreví a preguntar.

— Está arriba, en una puerta café — dice Andrew.

— Está bien, gracias, ahora vuelvo — y salí disparada de ahí.

Llegue a la única puerta café que había <<según yo>> y a pesar de que estaba cerrada, sólo entre pensando en que sería la única ahí. Cuando la abrí estaban unos postes de unas bandas, y... mierda, era una recamara de un hombre. ¿¡Por que estoy aquí!? Yo solo venía a hacer pis, no a inspeccionar los cuartos. Dios, esto solo me pasa a mi.

— ¡Aaaaaahhhhhhhh! — pegué un grito que posiblemente se escuchó hasta el cielo, cuando vi que entraba alguien a la habitación y me volteé de la vergüenza que sentía de que me hubiera encontrado aquí.

— ¿Quién eres tú? — me pregunta un chico con una voz gruesa.

— No, ¿¡Quién eres tú!? 

— No, yo pregunté primero — escuché que se recargó en el marco de la puerta y justo cuando iba a responder sentí su mirada penetrante sobre mí, ya que no decía nada.

— ¿Qué pasó, por qué gritan? — escuché la voz de Andrew seguida por la de mi madre.

— Quiero que me digas quien es ella.

 

Narra Isaac Ford

Iba a entrar a mi cuarto hasta que vi la puerta abierta, yo nunca dejo la puerta de mi cuarto abierta, pero cuando entré... vi a una chica parecida a un ángel... posiblemente era uno ya que nunca había visto tanta belleza y ternura combinada al mismo tiempo. 

No entendía quién era esa chica o que hacía ahí, pero al instante en que notó mi presencia volteó conmigo y después gritó, no tengo idea del porqué, pero estoy seguro que ese grito se escuchó hasta otro país, después se volteó. 

— ¿Quién eres tú? — le pregunté.

— No, ¿¡Quién eres tú!? — pregunta un poco exaltada. 

— No, yo pregunté primero — me recargué al marco de la puerta esperando su respuesta pero no decía nada. Vi que era muy bajita de una manera extrañamente adorable. 

— ¿Qué pasó, por qué gritan? — dice mi padre asustado acompañado con una señora. Supongo que es Stela.

— Quiero que me digas quien es ella — le dije apuntando a la chica que tenía frente a mi. 



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En el texto hay: amorprohibido, novela juvenil, hermanastros

Editado: 01.05.2022

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