Narra Morgan Olson
— ¿Acaso quieres quedarte en todo este montón de gente? Vamos a otro lugar
— Pero...
— ¡Shh! No hables, sólo sígueme...
— Está bien. Pero dame una buena razón para hacerlo
— Quiero... ¡ahh! Sólo vamos — y empezó a caminar. Bueno.
Empecé a caminar mientras me tomaba de la mano firmemente. Empezamos a pasar entre toda la gente con dificultad pero logramos salir. ¿A dónde me lleva?... demonios, creo que mis manos están sudando. Ahora no Morgan...
Me llevó al fondo de la casa, donde había un largo pasillo sin gente, no se detuvo en ningún momento y siguió caminando. Al final del pasillo había escaleras, empezamos a subir las escaleras y al llegar arriba abrió una puerta color café lentamente. Habíamos llegado a la terraza de la casa, había un montón de flores a los alrededores y una banca frente a la hermosa vista de la ciudad, a un lado tenía una pequeña mesita de madera y una lámpara encima de ella. Siento que es una de las cosas más hermosas que he visto en mi vida
— ¿Qué es este lugar? — estaba hipnotizada por la belleza de aquel lugar, era simplemente único
— Aquí vengo cuando la fiesta se pone aburrida, te traje aquí porque... pensé que te gustaría. Sé que te gustan mucho los lugares abiertos de este tipo... — y se llevó su mano a su cuello
— Mhj, tienes razón — y sonreí — Gracias. En realidad estaba un poco aburrida, o será talvez... que no sé divertirme — y me reí
— No sabes divertirte — me afirma
— Acepto tu comentario, yo pienso lo mismo — solté su mano lentamente y fui a sentarme en la banca. En realidad era muy cómoda, tenía colconchito abajo. Me siguió y se sentó a un lado de mí mientras cruzaba sus brazos
— ¡¿En dónde demonios estabas?! Te estaba buscando... — me reprocha
— En la cocina, en realidad no había nada de gente ahí así que me quedé por un momento...
— Está bien, ah... ¿te has topado con Liam?
— ¿Con Liam? Sí amm... hace rato estábamos platicando en la mesa de botanas ¿por qué? — volteé con él y el me estaba mirando interrogativamente con los ojos entre cerrados — ¡¿Qué?!
— ¿Y de qué platicaban?
— De.... cosas. Nada importante en realidad. — volteé con el nuevamente y me seguía mirando como si no se lo pudiera creer lo que le decía. Carraspe y decidí cambiar de tema— Ah... ¿si tienes derecho de estar aquí?
— Es la casa de Esteffany, ¿no lo sabías? – ¡¿qué?!
— ¡No! No lo sabía... y porque es casa de ella, ¿tienes ese derecho?
— Mh... creo que si — y sonrió. Demonios
— Oh... que bueno que puedas estar aquí el tiempo que quieras — me volteé hacia el otro lado y cruzé mis brazos. Soltó una pequeña risita y se acercó más a mí hasta rosar su cuerpo con el mío
— ¿Y te molesta? — dice en mi oído con su voz profunda. Tan solo su voz me transporta a otro mundo... me quedé ahí. Sin voltear ni hacer nada, hasta el momento que sentí su respiración calurosa sobre mi cuello, hizo que los bellos de mi piel se pusieran de punta y que mis manos comenzaran a sudar
— No... para nada — comenzó a retirar un mechón de cabello que caía de mi oreja derecha y lo colocó detrás de ella suave y lentamente mientras seguía aún respirando en mi cuello. Volteé hacia él lentamente hasta quedar frente a frente y que su mirada se encontrara con la mía. Separó los labios al tenerme frente a él y pasó su mano a mi mejilla para empezar a acariciarla
— Quedarte conmigo hoy...— me suplica mientras acariciaba mi pómulo
— Claro que no... que miedo — le digo bromeando mientras seguía viéndolo a los ojos
— Ah, ¿entonces, te doy miedo? — dice en un tono coqueto
— Cuándo me miras así si...
— Entonces entiendes el punto,— y bajó su mirada hacia mis labios — tendrías qué tenerme miedo... — se acercó aún más a mi sin apartar la mirada de ahí, mi mirada estaba atrapada en sus ojos, que de alguna manera... los veía muertos de deseo al ver mis labios entre abiertos y húmedos, su respiración agitada estaba sobre ellos mientras que su cálida mano seguía la sobre mi mejilla
— Pero no te tengo miedo todo el tiempo — levantó su mirada por unos segundos y volvió a bajarla de nuevo, pero en vez de quedarse ahí... empezó a acercarse a mí... solo faltaba un centímetro...
— ¡Isaac! — era la voz de alguien llamándolo detrás de la puerta después de que unos pasos de escucharan. Nos separamos rápidamente antes de que la puerta se abriera — ¡¿Qué hacen ustedes dos aquí?! — era Esteffany mirándonos amenazadoramente.
— ¿Qué ocurre Esteff? — le pregunta Isaac mientras se paraba. Yo solo me di la media vuelta porque me di cuenta que mis mejillas estaban calientes y mi respiración agitada
— Te estaba buscando... sabía que estarías aquí. El juego va a empezar, ¿quieres venir? — Diablos, se escucha como si se estuviera controlando. Si estuviera yo sola probablemente ya me hubiera sacado de aquí de los cabellos
— Está bien ahora voy — volteé con ella lentamente y me estaba mirando como para asesinarme
— Te espero allá entonces — y cerró la puerta con todas sus fuerzas
Isaac llevó sus manos a su cabello y tiró de él levemente antes de mirarme
— Gracias por traerme aquí — le digo después de pocos segundos — es muy lindo este lugar pero creo... que ya deberíamos regresar — y asintió varias veces con la cabeza. Me paré y nos dirigimos a la puerta
— Ven conmigo — me dice de impulso al cruzar la puerta
— ¿Estás seguro? — le respondí no muy convencida
— ¡Claro! Vamos — de nuevo... no sé a dónde me lleva. Pero todo está bien mientras no sea fuera de aquí