Narra Isaac Ford
— ¿En serio? — me sorprenden sus palabras — ¿lo haces?
— Claro que sí... no te voy a dejar sólo — y sonrió tiernamente
Volví mi mirada una vez más a aquella hermosa, y deslumbrante pintura... aún recuerdo el día que fue pintada... yo la acompañé, yo vine aquí con ella. Por accidente, pinté mi mano debajo de la pintura, pensé que se enojaría, pero al contrario... escribió esa frase en la que decía que ella estaría ahí, después de eso, cada día de mi cumpleaños veníamos y admiramos esta maravilla... es por eso que vengo aquí. Ni mi padre, ni Nana saben de esta pintura y está mejor así..., no pretendo que lo sepan. Veníamos sólo ella y yo, sigo viniendo... aunque ella ya no esté aquí
Estaba en mis más profundos pensamientos, cuando de pronto, sentí la cálida mano de Morgan sobre mi hombro...
— Lo siento mucho... — dice con peso en sus palabras
— Yo también.... — y repiré profundo mientras me volteaba hacia ella – Gracias...
— ¿Por qué? — pareció confusa
— Por estar aquí — sus ojos miraban fijamente los míos, cuando dije esas palabras, sus pupilas se dilataron y un brillo extraño destelló en ellos
— No hay absolutamente nada que agradecer... — bajó su mano de mi hombro y volvió a sonreír levemente. Mis manos subieron a sus rojizas mejillas y comencé a acariciarla sin quitar mi mirada de sus ojos. La calle era casi solitaria, así que sólo se escuchaban los pasos de algunas pocas personas pasar... extendió sus manos por debajo de mi abrigo y me abrazó pegando su cabeza hacia mi pecho..., su cuerpo me hace entrar en calor, ese frío que sentía se me quitó al momento que Morgan colocó sus manos en mi espalda. No pude evitar hacer lo mismo, pero debido a su estatura, tuve que colocar una mano en su cintura y otra en su cabeza. Besé su frente sin separarme de ella, la cual estaba caliente, al igual que sus manos. Estaba disfrutando tanto su cercanía, que me olvidé de todo lo que había al rededor... cerré los ojos y me enfoqué en el aroma de su pelo y su piel...
— No lo creo... — dije abriendo los ojos después de unos segundos — ¿No te saliste de la universidad verdad? — hablé separándome lentamente de ella
— No, vine aquí en cuanto salí. Bueno después de que me dijo Tamara... ¿no quieres ir a comer?
— No tengo hambre — y en ese momento mi estómago rugió exigiendome comida. Carraspe incómodo y volteé con Morgan, me miraba de una manera divertida
— ¿Ah, no?
— Sonó por otra cosa, no por hambre pero... ¿qué propones comer? — dije mientras me metía las manos a los bolsillos de mi abrigo
— Lo que quieras, yo invito
— ¡¿Y sí digo que quiero comer el bufete más caro de la ciudad también aceptarías?!
— En ese caso yo te invito, y tu pagas — dice de forma maliciosa
— Olvidalo, quiero una hamburguesa. Vamos. — la tomé de la mano para empezar a caminar
— ¿Trajiste tu motocicleta? — me pregunta jalando su mano para que me teduviera. Dejé de caminar y volteé con ella
— No, me vine en autobús...
— ¡Entonces vayamos en autobús! ¿Quieres?
— Por supuesto — y ahora ella fue la que empezó a caminar sin soltar mi mano
Llegamos a la parada del autobús y esperamos por algunos minutos sentados, al lado de nosotros había una señora con un niño pequeño, tenía algunos 4 años el niño
— ¿Mami ya casi llega el autobús? — le pregunta el niño a su madre mientras sostenía su mano
— Eso creo cariño, el horario dice que llegará pronto... — dice la madre mirando a ambos lados viendo si llegaba el autobús
— Mami, ¿crees que a papá le gustará el regalo que le escogí? — el niño soltó su mano y abrió una bolsa de regalo que tenía en las mano viendo lo que había dentro de ella
— Le encantará ¿te digo por qué? — y la madre se inclinó hacia el niño — Porque lo escogiste tú — y le dio un pequeño golpecito en la nariz. El niño sonrió y volvió a tomar la mano de su madre volteando hacia ambos lados
Volteé con Morgan discretamente, se encontraba riendo y mirando hacia el niño y su madre llena de ternura y de amor. Por un mometo desvió la mirada y la bajó hacia sus zapatos mientras se desvanecía la sonrisa que tenía en sus labios... si tan sólo supiera que es lo que piensa... talvez tendría la respuesta a todas sus dudas y problemas....
El autobús llegó, subimos, pagamos, y nos sentamos separados ya que el autobús estaba lleno. Después de algunos minutos llegamos y nos bajamos, entramos al lugar, pedimos nuestra orden, nos sentamos en una mesa y empezamos a comer tranquilamente
— ¿Cuándo es tu cumpleaños Morgan? — le pregunto para romper el silencio que había
— Curiosamente en tres días, osea el sábado — dice con la boca llena de comida
— ¡Diablos! Sí que tenías hambre...
— No es un delito. Oye pero ya dime, ¿no piensas ir... con tu padre? – habla mientras le daba otra mordida a la hamburguesa
— Iré pero más tarde, no tienes que preocuparte por eso — y le di una gran mordida a mi comida
— ¿Y no piensas... — y pausó, pensando en la palabra que tenía que decir – "celebrar" tu cumpleaños número dieciocho? — dice haciendo comillas con las manos
— Ya lo estoy haciendo
— ¡¿Ah sí?! ¿Cómo? — dice impactada
— Comiendo... usualmente no como nada durante este día, así que con el simple hecho de comer ya lo estoy "celebrando" — digo haciendo por igual las comillas
— Lo siento... sonó muy feo — habla apenada
— No te preocupes... tu sigue comiendo – asintió con la cabeza e hizo lo que le dije. Tomé un poco de mi refresco cuando de pronto le llega una llamada a Morgan... cuando prendió su celular para ver quién era abrió los ojos como plato y se quedó paralizada al ver el nombre en la pantalla