Por qué tú?

Capítulo 33

Narra Morgan Olson

Al llegar a casa, las luces estaban apagadas y no había nadie. Todos se habían ido a dormir, así que Isaac y yo entramos cuidadosamente para no hacer ruido y subimos hacias nuestra habitaciones.

Cuando llegamos a la puerta de mi recámara, me detuvo y me tomó de los hombros para mirarme.

— Buenas noches Morgan... – dijo susurrando son un tono de voz cálida.

— Buena noches Isaac — y sonreí.

— Te veo mañana. — Y sonrió igualmente.

— Mhj, descansa. — Lo miré y entré a mi habitación con una enorme sonrisa en mi rostro. Al llegar a sentarme en mi cama, toqué mis labios, mientras recordaba todo lo que me había dicho en la fiesta.

Le gusto. También le gusto.

Me siento ansiosa y nerviosa a la vez, mis piernas no paran de temblar y tampoco mi corazón. Siento algo extraño en el estómago... ¿Será a lo que le llaman "mariposas en el estómago"? Uy, se siente muy raro. Me siento, extrañamente feliz.

Después de estar un tiempo pensando en lo que había pasado, me dispuse a acomodarme para dormirme. Lavé mi cara, mis dientes y me puse mi pijama. Me acosté en mi cama y volteé hacia la pared pensando en si ya estaría durmiendo... O posiblemente, estaría pensando en mi. Tengo una extraña curiosidad por eso. Después de un buen rato de no poder dormir por la emoción, me quedé dormida de un momento a otro.

Después de unas horas, comencé a escuchar mi celular sonar. Me levanté a regañadientes para tomarlo y contestar sin ver el nombre en la pantalla.

*Llamada*

— ¿Quien habla? — dije aún sin poder abrir los ojos.
Nadie hablaba, sólo se escuchaba la respiración de alguien.

— ¿Quién habla? — volví a preguntar.

— ¿Estabas dormida? — se escucha la voz demasiada gruesa y ronca de un hombre. Me sorprendí mucho y traté de abrir los ojos para ver la hora.

— Son las tres y media de la mañana ¿qué esperabas? — diablos nisiquiera sé con quien estoy hablando. Abrí los ojos aún más para ver el nombre en la pantalla: Cara de perro. ¡¿Isaac?!

— Oh, pensé que tampoco podías dormir lo siento, te desperté — dice susurrando un poco apenado.

— Isaac... ¿por qué, me llamas? Estoy a un lado de tí ¿no pudiste simplemente haber...

— Te extraño. Es eso... Yo, lamento haberte molestado. — Dice antes de que pudiera terminar mi frase.

— ¿En serio? — Eso hizo que mis ojos se abrieran completamente dejándome atónita mientras mis mejillas comenzaban a arder.

— Lamento haberte molestado yo... fuí un inconsciente, lo siento sólo... quiero verte. — Mis palabras se fueron y una torpe sonrisa se formó en mi rostro mientras acariciaba la sábana.

— Yo...

— Sé lo que vas a decir. Sólo será un momento, te lo prometo.

— Bien... — después de unos segundos escuché la puerta del cuarto de Isaac abrirse, después de eso tocó mi puerta.

— Está abierto — le respondí mientras buscaba una sudadera para ponerme.

Abrió la puerta mientras se tapaba los ojos con las dos manos.

— ¿Ya puedo ver? — pregunta sin quitarse aún las manos de los ojos.

— Espera. — Digo terminado de ponerme la sudadera. — Bien, ahora sí.

Quitó las manos de sus ojos y me miró. Comenzó a caminar hacia mí ya que yo me encontraba sentada en la cama. Se sentó a un lado de mi y sonrió. Levantó su mano y un poco indeciso empezó a acariciar mi cabello.

— Lo lamento— dice susurrando.

— ¿Por qué?

— Lamento haberte despertado.

— Está bien — digo riendo en voz baja. Sonrió levemente sin dejar de acariciar mi cabello.

— Me gustaría saber, ¿cuándo empecé a gustarte?

— ¿Y sólo por eso me querías ver? ¿A las tres y media de la mañana? — le pregunto un poco divertida.

— No, sólo... me entró curiosidad justo en este momento.

— Mhm... No lo sé.

— ¿Tal vez... cuando nos besamos por primera vez? — dice divertido. Mis mejillas se enrojecieron un poco y el sonrió.

— ¿Y a tí? ¿Cuándo empecé a gustarte? — apartó la vista y después de unos segundos comenzó a sacudir ligeramente la cabeza.

— No lo sé, simplemente pasó. — Volteó a verme y no pude evitar sonreír mientras me miraba.

— ¿De qué te ríes, eh? — pregunta divertido.

— No es nada. Sólo... Es un poco raro.

— ¿Qué?

— Tú, en mi cuarto, en la madrugada. — y volví a sonreír.

— No creo que lo sea. Sólo, es diferente a las otras veces — asentí con la cabeza y miré hacia la pared.

— Me iré ahora... me siento mejor después de verte. Lo lamento, no quise despertarte.

— ¿Ya te vas? Oh, no te preocupes a veces, me despierto en la madrugada así que está bien.

— ¿Por qué? ¿No quieres que me vaya? — dice susurrando con una sonrisa.

— No — volteó a verme por el rabillo mientras mientras tenía una sonrisa interesante —. Digo sí, no, no es eso lo que...

— Tranquila, lo sé. — Bajó la mano de mi cabello suavemente y se paró de la cama. — Me iré ahora, duerme bien. — Se dió la vuelta y salió del cuarto.

"No te vayas"

Me quedé ahí, sentada con un montón de ideas en la cabeza. Es raro, el sentimiento de ver a una persona atravesando la puerta para alejarse de ti, cuando tú cuando quieres que se quede.

A la mañana siguiente me desperté, me cambié, tomé mi celular y como siempre, me encontré con un mensaje de Alice, Lucas y Carlota. Les respondí y tiempo después bajé a desayunar.

Al bajar me encontré a mamá y a Isaac en la cocina preparando el desayuno mientras sonreía y platicaban.

— Buen día — dije

— Buen día — dicen los dos al mismo tiempo mientras ambos sonreían.

Me acerqué a la estufa para ver que era lo que estaban preparando.

— Eso se ve delicioso. ¿Qué es? — Dije tratando de probarlo, pero la mano de mi madre me dio un pequeño golpecito para que no metiera el dedo en la olla.

— No metas mano en la comida Morgan. Es una receta que estoy aprendiendo con Isaac — dice mirando la olla —. Y se ve delicioso. En un rato más está.



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En el texto hay: amorprohibido, novela juvenil, hermanastros

Editado: 10.11.2024

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