Por qué tú?

Capítulo 34: Mariposas en el estómago.

Morgan 

Todos en el mundo persiguen distintos tipos de felicidad. 

 

La mía, es ver sonreír a Isaac. 

 

— Que tengas lindo día, te veré en la última clase en el almuerzo iré a la biblioteca.— habla sonriendo estando ya fuera del carro en el lugar donde siempre nos separábamos.  

 

— De acuerdo. 

 

El día transcurrió normal, en el almuerzo no lo vi, si no fue hasta la última clase en la que se sentó tres asientos al lado de mi. Había momentos en los que nos mirábamos y simplemente sonreímos como tontos. 

 

Me gusta. 

 

Me gusta sonreír como tonta gracias a él. Si es por él, no está tan mal...

 

— ¿Morgan? Hey, la clase terminó, ¿qué haces? Vamos a casa. — Habla Alice mientras yo estaba sumergida en mis pensamientos. 

 

— Oh, claro. 

 

Regresamos a casa, pero esta vez, se sentía como si estuviera dentro de un arcoíris. ¿Es posible? 

 

— ¡Llegamos a casa! — Grité para ver si alguien respondía, sin embargo...

 

— Tamara no está, así que, supongo que estamos solos señorita Olson. — Mi piel se erizó cuando pronunció las palabras "señorita", joder suena tan sexy viniendo de él. — ¿Harás algo hoy? 

 

— Haré tareas y quizá, mire Netflix, ¿y tú? 

 

— ¿Quieres que te ayude? 

 

— ¿A-a mirar Net...flix? — Una gran sonrisa burlona se posó en si rostro y en ese momento, entendí los que acababa de decir. 

 

— A hacer la tarea por supuesto, ¿que imaginabas, ehm? — habla mientras de acercaba a mí. 

 

— Solo lo pensé. — ¡¿Pero qué demonios acababa de decir?! Que vergüenza dios...

 

— ¿Te parece en la sala? — Asentí. 

 

Saqué mis libros y nos acomodamos en los sillones. Estuvimos un rato haciendola hasta que...

— Paremos un mometo... ah, me duele la espalda, iré a hacer palomitas. 


— Ey, espera, iré a hacerlas yo tu descansa. ¿Quieres algo de comer? 


— ¿Sabes cocinar? — Respondí sorprendida. 


— ¡Claro! Pasaba mucho tiempo con nana así que me enseñó mucho de lo sabe, ¿que creías? — dice riéndo. 


Me encanta su risa.


— Oh, ¿es así? Claro, ¿te parece si hacemos un pastel? 


— ¿Pastel? ¿No te gustaría comprarlo mejor? Los postres no son mi fuerte... 


— Hagámoslo juntos. 


— ¿Juntos? — Y hubo silencio por unos segundos. — Me encantaría hacer todo lo que te tenga que ver contigo, Morgan...

 

Mis ojos se agrandaron y mi cuerpo se empezó a sentir raro, empecé a sudar.

 

— Aah, ¿no crees que está haciendo un poco de calor aquí? — dije nerviosa apartando la mirada.

 

— Mjm, ¿no te gustaría mejor una pasta? El pastel lo compramos mañana. — Asentí y fuimos a la cocina a prepararla.

 

Me dijo que me quedara sentada y que él se encargaba, insistió tanto, así que me dediqué a solo mirarlo.

 

¿Alguna vez, la persona que te gusta te pareció perfecta haciendo cualquier cosa?

 

Así me siento en este momento... Isaac se ve tan patéticamente lindo cocinando para mí. Tanto que, no pude evitar tomarle una foto mientras estaba frente a la cocina. En ese instante, se volteó hacia mi.

 

— ¿Qué pasa? — dice riéndo — Oh, ya sé. Te sientes tan conmovida de que este chico perfecto este cocinado para ti, que no pudiste evitar tomarme una foto, ¿cierto?

 

— Pfff, no digas tonterías, solo...

 

— Mjm. — Se acercó a mi y en un movimiento rápido me tomó de la cintura y tomó mi celular para tomar unas fotos de nosotros dos. — Sonríe, me gusta tu sonrisa. — No pude evitar sonreír ante su comentario.

 

Después de un rato la comida estaba lista, así que nos acomodamos en la sala para ver una película mientras comíamos.

 

— Uhm, ¡sabe muy rico!

 

— ¿Sí? Me alegra que te haya gustado. — y sonrió. — Pásame las fotos que tomé. 


— Oh, claro. — Saqué mi celular y las mandé a su chat, y cuando vió como lo tenía registrado... 


— ¡¿Cara de perro?! ¡¿Es en serio?! — ups


— Ah — dije nerviosa — Te puse así hace tiempo y se me olvidó cambiarte...

 

— Mjmm, dame eso — tomó mi celular y cambió su nombre: "Isaac el más guapo de todos <3" se mostraba en la pantalla.

 

— ¿El más guapo? Eso es un poco infantil, ¿no lo crees? — y reí — A ver, ¿tú como me tienes?

 

Sacó su celular y me enseñó: "Morgan compañera de casa"

 

— ¿Es en serio?

 

— Mínimo no te tenía como cara de perro, gracias — dice indignado. Su cara hizo que me diera algo de gracia. 

 

— Bien, lo lamento, ¡ponme de otra forma! 

 

— De acuerdo, tengo una idea. — Tomó su celular y tecleó en su celular. Tiempo después me lo enseñó: "Mi Morgan ♡" 

 

— Eso es un poco cursi, ¿no crees? — Me gusta. 

 

— ¿Ah, no te gusta? Bien, lo cambiaré. 

 

— No, sí me gusta. — Volví a sonreír como tonta. 

 

Tiempo ddespués terminamos se comer y lavamos los platos. 

 

— Yo los lavo. Tu hiciste de comer, así que yo lo hago. 

 

— Bien, te ayudo a secarlos. 

 

Pasó un tiempo y... 

 

— Morgan — habló dudoso. Volteé a verlo, y él ya tenía su mirada puesta en mí. 

 

— ¿Qué pasa? 

 

— ¿Puedo besarte? — Quedé perpleja. 

 

— ¿Co-cómo? 

 

— ¿Puedo, besarte? 

 

— ¿De repente? Ah yo...

 

Quería que lo hiciera. Y él lo sabía. Así que se acercó a mí y me apartó los mechones de cabello del rostro, y respiró junto a mí. 

 

— ¿Puedo? — Volvió a preguntar. No podía hablar, así que solo asentí. 

 

No me dió tiempo de dar otro respiro cuando ya tenía sus labios junto a los míos. Pegó tanto su cuerpo a mí, que sentía la necesidad dé tocarlo. 

 



#4813 en Novela romántica
#1885 en Otros
#477 en Humor

En el texto hay: amorprohibido, novela juvenil, hermanastros

Editado: 01.05.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.