¿Alguna vez has querido gritarle a la pantalla?
Yo sí. Lo hice viendo Start-Up.
Grité en mi cabeza, con los ojos llorosos, diciendo:
“¡No te enamores de él! ¡No, por favor no!”
Pero era tarde. Ella ya lo estaba.
Y él solo le estaba haciendo un favor a otro chico.
Verla enamorarse del “chico equivocado” fue como ver a alguien correr directo hacia una pared que tú ya viste.
Y, aun así, no puedes hacer nada para evitarlo.
Yo quería un botón de emergencia. Un número para llamar a los guionistas. Una manera de cambiar el guion.
Porque ese amor nació en cartas.
Cartas que hablaban con el alma.
Y sin embargo… cuando por fin se reveló la verdad,
fue demasiado tarde.
Los tres terminaron heridos.
Y yo también.
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Editado: 13.08.2025