Termino de preparar la cena y me dirijo al sofá. Alejandro no ha llegado aún y Rex está durmiendo, por lo que no me queda de otra que sentarme y hacer nada.
Agarro el teléfono, que lo había dejado en el sofá, y llamo a Joel. Puede que siga despierto.
—¿Hola?—tiene voz adormilada.
—Hola Joel ¿te desperté?
—Bueno, estaba por dormir—se ríe—. ¿Pasa algo?
—No, solo quería informarte que tengo tus análisis—me acuesto en el sofá—. El doctor dijo que tienes que volver a consultar.
—¿Ha de ser grave?—se escucha preocupado.
—No lo creo—suspiro.
—¿Estás bien? Pareces apagada.
—Si, claro—miento—solo estoy cansada.
—Si quieres mañana quédate a descansar, yo iré con los voluntarios.
—Me sentiría mal si no voy. No te preocupes Joel, solo necesito dormir un poco y ya.
—Está bien, entonces nos vemos mañana.
—Cuidate.
—Adiós.
Dejo el celular a mi lado y me quedo mirando el techo. No estoy cansada, solo estoy, por decirlo de una manera, nostálgica. Si mañana me quedara a descansar, Alejandro no se despegaría de mí ni un solo segundo y sé que empezaría a atocigarme con sus caricias o sus preguntas. Sospecharía que algo me pasa, porque no suelo dejar las actividades con Joel por nada del mundo, ni siquiera por él, que se supone es mi novio.
Nuestra relación es tan vacía, tan absurda. Seguimos juntos porque él se rehúsa a que terminemos, pero falta poco para que esto termine cansándome por completo, y lo dejaré sin importarme que él pudiera caer en depresión. Alejandro solo me hace sentir bien a ratos, y ni siquiera me llena como mujer. Siempre he querido decírselo pero temo que pueda herirlo, o que suene muy cruel, porque si habláramos de mí, yo ni siquiera he hecho nada por él al menos en el sentido morboso. Las noches son frías y largas a su lado, sus manos no saben recorrer mi cuerpo, sus labios no saben como quisiera, y él... él no es como me gustaría.
Pero Ethan, él podía hacerme llegar a las nubes con tan solo besarme, sus manos sabían perfectamente donde tocarme, y sus labios recorrían tan bien por mi piel...
Cierro los ojos, sin negarme a recordarlo. Negar que me hace falta sería una tontería.
Me pregunto dónde estará en este momento, si ha de estar solo de vacaciones, si trabaja aquí. Quien sabe, puede que ya tenga novia y solo por molestar me haya dicho que me ama. Me cuesta tanto creer en sus palabras. Nunca me había mentido antes, siempre había sido sincero y sin censura, tanto que su sinceridad me lastimó muchas veces. Pero aunque no me haya mentido en sus palabras, me mintió en sus actos. Lo hizo cuando me llevó a pasar Navidad juntos, cuando pasó los días a mi lado, cuando me hizo el amor aquella última noche. Me mintió al hacerme creer que todo iba a mejorar entre nosotros, pero al final no fue más que para "apaciguar mi dolor". Si me hubiese dicho desde un principio que se iría, me hubiese evitado todo este calvario...
Ahuyento a Ethan de mi mente, me levanto del sofá y voy hasta Rex para acariciarlo un momento antes de ir a la habitación. Debo dormir temprano para poder estar con fuerzas.
Mañana será un largo día.
----.
Ethan.
Sus palabras siguen haciendo eco en mi mente.
"No quiero volver a toparme contigo ni en mis pesadilla".
¿Tanto me odia?
No. Me niego a creerlo.
Sé que aún me ama, pude notarlo en su mirada, solo está dolida, se ha hecho una coraza y no quiere demostrar sus sentimientos.
Está tan hermosa como siempre, que me es tan difícil no querer verla a cada momento. Su aroma dulce, su piel, sus labios. Maldita sea, no puedo dejar de pensarla, y tampoco quiero dejar de hacerlo. Al menos en mi mente puedo tenerla cerca.
Me gustaría tenerla entre mis brazos ahora mismo, decirle que la amo, que nunca debí dejarla sola, que ahora no pienso alejarme nunca más. Sé que no me creería, pero aún así me gustaría abrazarla y decirle todo aquello que ronda por mí mente y brota de mi corazón. Llenarla de besos con la intención de sanar todas aquellas heridas que tiene, que yo causé. Desearía recorrer con mis manos su cuerpo desnudo, sentir su piel tan suave y delicada, hacerla mía tantas veces pueda para que nunca olvide que soy yo quien la ama de verdad.
La necesito tanto.
—No tenemos nada de qué hablar—repito sus palabras mientras acomodo mi brazo bajo mi cabeza.
La habitación del hotel hoy se siente muy fría. Me he acostumbrado a la soledad desde siempre. Empecé a sentirme más cómodo al compartir mi habitación cuando conocí a Paula y la llevé a la cama por primera vez, pero luego de eso, no he vuelto a experimentar aquello con otra mujer. No deseo hacerlo. Estuve a punto de seguir el consejo de Karina, por eso vine aquí. Acepté el trabajo también por creer que aquí podría conocer a una mujer que me ayudara a olvidar a Paula, pero la encontré a ella nuevamente, y no deseo conocer a nadie más. Ahora que sé dónde está, no me daré por vencido hasta arreglar las cosas con ella, debo al menos aclarar todo antes de poderle dar un final a nuestra historia.
Sonrío al recordar cómo me miró antes de subir al auto. Se veía tan tierna con esa mirada de "odio" que me dedicó, se vió como si fuera una niña pequeña que estuviera sacándome la lengua.
—Es mi niña—susurro.
Me quedo un momento observando el techo y luego me levanto para buscar la laptop.
La traigo a la cama y me siento para buscar en Internet sobre las organizaciones ambientales que hay en este país. Recuerdo que el niño había dicho que ella planta árboles, así que deduzco que trabajará en alguna organización que lo haga.
Busco cientos de páginas pero no la veo por ninguna parte, hasta que se me ocurre buscar organizaciones ambientales en Holanda, y es ahí donde veo su nombre en el primer anuncio.
Editado: 17.03.2021