Estoy sentada en la banca del patio.
Se ha hecho de día.
Pero parece que los minutos se hubiesen detenido.
Respiro con dificultad a causa de tanto llanto y siento que estoy dopada por los calmantes que me han dado. Pero ningún medicamento me quitará el dolor que me carcome por dentro.
Aún no lo entiendo, no logro comprender como es que hace unos días él yo estábamos charlando como siempre, aunque el panorama era diferente él todavía se encontraba con ganas de seguir resistiendo a la muerte.
Pero de pronto se apagó.
De pronto ya solo quiso que lo vea para despedirnos.
La enfermera habló conmigo, dijo que él había estado muy diferente estos días y que se lo notaba más cabizbajo y adolorido que los otros días. Que ella no supo que no se tomaba los medicamentos, hasta esta madrugada.
Ya solo él sabía que lo mucho que le costaba vivir.
—Mi amor...
Ethan está a mi lado, tratando desde hace rato que emita alguna palabra pero sigo en shock. Solo lo miro y parpadeo un poco, sin emitir palabras.
—El funeral será en unas horas...—dice de pronto, y por su voz puedo darme cuenta de que también está afectado.
Las lágrimas vuelven a acumularse en mis ojos al escuchar la palabra funeral.
Una palabra tan horrible.
Empiezo a llorar de nuevo y después de mucho rato, hablo.
—El funeral de mi mejor amigo—susurro.
Él se mantiene en silencio y me permite seguir llorando sin decir nada al respecto. Creo que ya le han dicho a sus familiares, ya lo saben todos sus conocidos, y muchos han tratado de hablarme para darme "condolencias" pero no deseo hablar con nadie.
Aún no estoy preparada para afrontar la situación.
—Llevame a casa—pido.
Me levanto y empiezo a caminar hasta el estacionamiento, sin saber si Ethan me sigue o no. En este momento me siento como un zombie que deambula por cualquier lado sin mucho sentido. Siento que me han quitado todo lo bueno que tenía, toda la felicidad, toda la alegría.
Escucho a unas personas hablarme pero los ignoro, solo me limito a caminar hasta el auto de Ethan y esperar a que llegue para subir. Una vez adentro él se dispone a conducir hasta casa mientras yo me quedo en silencio durante el trayecto, observando la calle tratando de no pensar en nada importante.
Llegamos a casa y lo primero que hago es irme a la habitación y encerrarme en el baño.
Me dejo caer al piso mientras me deslizo por la puerta y hecho a romper en llanto una vez más.
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Me quedo sentada sobre la tierra mientras escucho como todos se marchan lentamente. Rex está a mi lado, sentado sobre el césped y lamiendo mi rostro de vez en cuando. En este momento solo me queda acariciar la tierra y dejar que mis lágrimas empapen el suelo.
Muchos han dejado rosas sobre el suelo pero yo vi innecesario hacerlo, no deseo dejar algo que al final terminará marchitándose.
—Plantaré un árbol en tu honor...—susurro—Y pase lo que pase...
Suspiro por enésima vez y miro a Rex, quien está mirando la tierra como si también estuviera triste. Lo atraigo hacia mí para abrazarlo y miro la lápida.
—Pase lo que pase nunca te olvidaremos.
Dejo esa promesa sellada frente a su tumba y me seco las lágrimas antes de levantarme y ponerme de pie. Tal vez siga triste por mucho tiempo más, pero sé que a él no le hubiese gustado eso. El hubiese querido que siga con mi vida y que hiciera algo realmente bueno por el planeta.
Y desde ahora en más trataré de hacer todo lo que un día soñamos hacer juntos, sin importar que ya no esté conmigo haré que se sienta orgulloso desde dónde sea que esté.
Sacudo mis rodillas y me doy la vuelta para ir en dirección a la salida del cementerio. Pero me detengo por última vez para dar una mirada a la tumba.
—Siempre te voy a querer.
Y entonces me voy, dejándolo descansar tranquilo. Como él habría querido.
Editado: 17.03.2021