3 años después.
—¡Emma! ¿Dónde estás?—esa niña se ha escondido nuevamente.
Rex camina a mi lado olisqueando por doquier en busca de su atarantada hermanita humana.
—Emma, a mami no le gusta que te escondas.
Nada.
Silencio absoluto.
Empiezo a desesperarme y a caminar con mayor rapidez por toda la casa. Llamo a Ethan pero ni siquiera él me responde, y eso que hace menos de media hora estábamos los tres sentados en el césped pero como en un momento quise ir al baño, al regresar ya se esfumaron. El último lugar al que se me ocurre ir es a la pieza de lavandería, así que tomo prisa para ir hasta ahí.
—¿Emma?—la llamo otra vez pero al igual que en toda la casa, solo hay silencio.
Doy la vuelta como para ir a la sala pero entonces escucho una leve risilla que reconozco al instante. Volteo a ver de donde proviene la risa y entonces noto que el cesto de ropa sucia se agita un poco. Rex se acerca a olisquear el cesto y mueve la cola antes de observarme. Ha encontrado su objetivo.
Suspiro y camino hasta el cesto para levantar la ropa y darme cuenta de que efectivamente a Emma se le ocurrió la agradable idea de esconderse entre la ropa sucia.
Emma pega un brinco del susto al observarme y luego tapa su boca con ambas manos para reírse.
—Emma...—la reprendo con la mirada y ella abre sus brazos para que la alce, a lo que no puedo negarme.
La tomo entre mis brazos y la beso en la frente para luego acomodar sus rizos. Su cabello es más castaño de lo normal y sus ojos son claros, se parece mucho a Nico aunque Ethan detesta que diga eso. Por más de que hayan superado un poco sus diferencias, aún no se aprecian del todo y de vez en cuando chispean entre ellos, lo que a Gabi y a mi nos parece muy gracioso ya que parecen niños pequeños.
A quien también se asemeja mucho Emma es a Magdalena, mi hermana. Es bastante parecida a ella solo que sus ojos son claros y los de mi hermana son bastante oscuros.
—¿Dónde está papi?—le preguntó mientras acomodo su cabello.
Ella niega con la cabeza, decidida a no revelar el paradero de su padre.
Entrecierro los ojos y la escudriño con mi mirada pero no logro sacar información de ella, asi que recurro nuevamente a Rex.
La bajo al suelo un momento y espero a que Rex busque a su padre. Una vez que se detiene frente al armario niego con la cabeza y camino hasta allí. Me quedo de pie un momento frente a las puertas y suspiro antes de abrirlas. En cuanto lo hago veo a Ethan agazapado con los ojos cerrados.
—¿Acaso olvidaste que tienes más de 30 años y que ya no estás en edad para esconderte en el armario?—lo regaño.
Abre los ojos y me observa para luego salir del armario y enderezarse frente a mi.
Se queda serio un momento antes de mirar a Emma, en cuestión de segundos ambos se echan a reír y yo ruedo los ojos. Rex lame la mano de Ethan y él acaricia su cabeza a lo que él responde con un ladrido y mueve la cola eufórico. Emma camina hasta Ethan y le pide que la alce así que la toma en sus brazos y le da un beso en la mejilla.
—No aguantas nada—dice entre risas.
—Estuve buscándolos como loca durante mucho tiempo—me cruzo de brazos y los observo con mala cara.
—Cálmate mujer, solo estábamos jugando—hace pucheros y Emma imita su gesto.
—¿Como se te ocurre meterla entre la ropa sucia?
—Ella quiso—se encoge de hombros.
Empiezo a desquiciarme.
—Mami no te enojes—dice Emma y su dulce voz me tranquiliza un poco.
—No me enojo contigo mi amor—le sonrío y acarició su pómulo con la yema de mi dedo—Me enojo con tu papi—fulmino con la mirada a Ethan.
—Mi amor no te enojes—"imita" la voz de Emma y no puedo evitar reírme.
—Eres un tonto—me río y niego con la cabeza.
—Un tonto que te ama—hace un guiño.
Inevitablemente me azucara el corazón así que alejo las ganas de querer pegarle y le doy un beso.
Tomo a Emma en mis brazos y la llevo a la cocina. Ethan va directamente a la habitación ya que tiene que alistarse para ir al hospital.
—Mami quiero ver perros—dice Emma una vez que la hago sentar en su banquillo especial.
Siempre que dice eso significa que desea ir al centro de rescate. En cuánto cumplió la edad suficiente para poder ir a esos lugares la he llevado conmigo para que conozca a la gente y se divierta con los perritos y con Rex. Es prácticamente su lugar favorito, aunque ya le he dicho que hay muchos centros así en otras partes del mundo y que algún la llevaré a recorrer todos esos lugares.
—Bueno cariño, iremos más tarde—le prometo y ella me sonríe.
Me dispongo a caminar hasta la heladera para buscar las verduras que voy a utilizar. De reojo veo que Emma va a buscar sus dibujos y crayones. Una vez que los encuentra los agarra y regresa a su banquillo.
Sonrío con ternura y luego continúo picando las verduras. Mientras lo hago veo de reojo a Ethan. Se ha cambiado de ropa y lleva su maletin en la mano.
Se acerca a Emma para darle un beso y luego viene hasta mi para hacer lo mismo.
—Nos vemos a la tarde cielo—me informa.
—Nosotras iremos al centro luego de almorzar, no sé a qué hora regresaremos—digo, sin despegar la vista de la tabla de picar.
—Está bien, avísame a qué hora regresarán—me da otro beso y se aleja.
Siento un poco de tristeza cuando veo que se va. Es domingo, y creo que han pasado meses desde la última vez que almorzamos juntos un fin de semana, por lo general él va al hospital y regresa ya al anochecer, pero bueno, tampoco puedo quejarme ya que hace lo que ama y no podría reprocharle eso.
Espero escuchar el auto alejarse pero ni siquiera enciende el motor. Alzo la vista y veo a Ethan ingresar nuevamente a la sala, dejando su maletin en el sofá.
Lo miro extrañada y él nota mi confusión.
—Pasar tiempo con ustedes es mejor—dice desde el sofá mientras observa a Emma.
Editado: 17.03.2021