Misterios. Ha sido una semana totalmente repleta de ellos.
Para empezar, ¿por qué una patrulla policial se ha estado paseando tan constantemente durante estos días? Al principio no me preocupé mucho, pero ya después fue demasiado notorio. Ni si quiera he podido comentar el tema con mi padre, ya que él parece nunca estar en casa. Él y Katherine salen todas las tardes después de llegar de sus respectivos trabajos y es como si yo viviera sola. Lo cual no me complica del todo; me agrada estar sola, aunque no todo el tiempo. Además, ni siquiera Hunter ha venido. Ayer se me ocurrió la brillante idea de preguntarle al Sr. Nícolas, durante horas de colegio, si acaso algo andaba mal con Hunter, y el viejo maldito no hizo más que ignorarme. A Derek no le visto y Zac mucho menos.
Fei, por su lado, también anda muy misteriosa, pues ha vuelto a sus andanzas de creerse bruja, lo cual me tiene loca, pues me utiliza de conejillo de indias. La última vez me intentó realizar hipnosis, pero no acabó bien. Ahora, me ha pedido que la acompañe donde su amigo Arúna para practicar quién sabe qué otras cosas del demonio. Sólo porque le tengo un enorme cariño no me he negado. ¡Ah! También ella está recibiendo curiosas cartas de una admiradora secreta, claro, yo sí sé quién es, pero no le he dicho nada y tampoco pienso involucrarme. Fei no parece muy interesada, ella dice que aunque le parece un gesto tierno, eso de las cartitas de admiradores psicópatas no va con ella, y me saca en cara que la pscicopafilía va más conmigo, por todo el asunto con Hunter.
Por otro lado, Adam me contó que sus padres regresarán dentro de unos días. Al parecer los ánimos ya van mucho mejor y él también está súper contento de volver a verlos. Hemos vuelto a ser buenos amigos, es tan extraño... ¡pero, adorable! Él y yo compartimos el secreto de Georgina y junto a ella, somos los tres bastante confiables ahora. Tanto así que se nos ha vuelto típico juntarnos un viernes en la casa de alguno a ver una película y comer. Hasta el momento ha sido siempre en el departamento de Leo, donde Adam también vive. Leo es bastante amigable y su complicidad con Adam me hace desear verlos dándose un bonito beso. Estoy segura de que si fueran pareja, se ganarían un premio a los más adorables. ¡Es qué son tan lindos! Creo que superan la ternura de mi hermano y Matthew, oh no, no... Aquello es insuperable. Me retracto.
Como decía; tenía una "importante" junta con Fei hoy, donde de seguro acabaría sufriendo. Fuimos, después de clases, a la típica casita de Arúna, dónde él amable como era lo usual, nos recibió.
Habían unas diez tacitas de té miniatura sobre una mesilla. Arúna nos dijo que podíamos servirnos si queríamos y yo, toda curiosa y medio confundida por la pequeñísima cantidad de té que contenía cada tacita, escogí aquella que llevaba una etiqueta roja. Fei, por su parte, no tomó ninguna de ellas, sino que escogió una taza mucho más grande que se encontraba sobre otra mesita.
ᅳAbby, ¿qué has bebido?
Acabé de tragar el sorbo diminuto que comprendía a la totalidad de mi té y respondí. A lo que Fei y Arúna quedaron observándome con expresión de emojis sorprendidos.
ᅳSeñorita, usted... No, no, ¿cuál etiqueta ha escogido?
Me sentí como una niña pequeña que había cometido una travesura. Avergonzada señalé la tacita roja y los ojos de Arúna se abrieron como platos.
ᅳEse era un afrodisiacoᅳdijo con voz incómodaᅳ, y uno muy potente, por cierto.
Entendía que era eso. Jamás había utilizado uno, pero la cantidad que había bebido parecía muy mínima como para provocar un gran impacto. Además, hasta el momento me encontraba en excelentes condiciones.
ᅳ¡Ahg...! Abby... ᅳdijo Fei, con evidente actitud de regañoᅳ, ¿me la tendré que llevar a casa, verdad, Arúna?
ᅳSería lo ideal. Pueden volver otro día, si gustan.
Yo insistí en que nada malo ocurría conmigo, pero Arúna y Fei fueron insistentes, y la asiática no estuvo contenta sino hasta dejarme en la puerta de mi casa, aunque igualmente se negó a quedarse un rato conmigo, dijo que lo mejor era que me acostara a dormir, ¿qué acaso pensaría que me le he iba a tirar encima desnuda? ¡Puaf! Tanto le he dicho que me encuentro bien.
Al entrar en casa, otra vez descubrí al par de roedores ladrones de comida, pero ésta vez parecía que hacían lo contrarío y en vez de vaciar la alacena; la llenaban. Chris y Matt me saludaron al unísono apenas me vieron entrar en la cocina, pero sólo pasé a tomar un poco de agua y me marché luego a mi cuarto. Una vez allí, sentí un leve mareo y un calor insoportable. No sólo eso, hambre, también me comenzó a dar muchísima hambre.
Asocié todo aquello a síntomas de lo que había bebido por accidente, por lo que me armé de fuerza mental y opté por calmarme. El calor era lo único que por el momento me resultaba más complicado de tratar, así que me quité todo, quedando nada más que en sostén y mis ridículas braguitas con diseño de estampado de perrito (eran muy lindas por cierto, y llevaban inscrito "woof"), pero a pesar de que quedé semidesnuda seguía sintiéndome extraña. Entonces, me encaminé al baño y abrí la llave del lavamanos, tomando un poco de agua desesperadamente entre mis manos y lanzándomela a mí misma. Cuando me observé frente al espejo quedé impresionada con el rubor notorio de mis mejillas, y en cierto modo me gustaba, inclusive me parecía sexy. Quedé como boba observándome quién sabe por cuánto rato, ¡era como un narcicismo! Quería besar descontroladamente a la chica del espejo, ¡era rídiculo! , pero en el momento todo me parecía excitante.