Hunter
Derek podía ser molesto a veces, pero en otras ocasiones llegaba a joder hasta el punto en que me provocaba unas enormes ganas de atarlo, pegarle una cinta adhesiva en la boca y encerrarlo en una maldita caja para no tener que soportarlo.
ᅳHunter... ¿Dónde está mi ropa interior?ᅳEl idiota se paseaba desnudo por la habitación en donde me encontraba. Yo apenas le vi, cerré los ojos. No quería ver eso.
ᅳNo sé, Derek. No tengo idea... Se te habrá quedado en la casa de alguien supongo.
ᅳ¿Me prestas alguna tuya?
ᅳNo.
ᅳ¡Oh, Hunter! ¿No querrás que ande así todo el día, verdad?
ᅳDiablos, Derek, debes aprender a ser más cuidadoso con tu ropa, ¡Es la ropa interior! ¿Cómo mierda es que te pasa esto?
ᅳ¿Me prestas ropa o no?
ᅳTe la regalo.
ᅳ¡Sabía que podía contar contigo!
Aguardé a que saliera y sólo entonces abrí de nuevo los ojos. Por desgracia, Derek regresó a hacerme compañía cuando ya estuvo vestido.
ᅳ¿Y tú qué haces aquí? ¿Abby ya salió de la escuela a esta hora, no?ᅳDerek se había echado de espaldas contra la pared y al parecer comía una barra de chocolate.
ᅳNo, hoy tenía el día ocupado.
ᅳUh... Y yo que pensaba que te quedabas en casa para pasar el día conmigoᅳcomentó con aparente decepción, sin embargo yo sabía a la perfección que eso era parte de su drama.
ᅳ¿Quieres salir a hacer algo?ᅳSugerí. Después de todo no tenía nada mejor para hacer durante el día.
ᅳVale, no tengo problema en ser la segunda opción, o la tercera o la cuarta, a mí todo me va bien.
Hice una mueca de asco.ᅳDemasiada información, amigo.
Drek rió.ᅳ¿Vamos al Disneyland de Japón? ¿O a Universal Studios? Desde que vivimos acá he empezado a ver pelis y series como maniático. ¡Necesito visitar el mundo de Harry Potter!
ᅳYa fui ahí, Amber me obligó hace años.
ᅳEsa cabecita azul sabe lo que es bueno.
ᅳY adora meterse en líos también.
ᅳEs testaruda como tú.
ᅳYo no soy testarudo.
ᅳLo que digas...ᅳmurmuró Derek, poniendo los ojos en blanco. ¿Cómo se atrevía a hacerme eso?ᅳ¿Gustas un poco de chocolate?
Le ataqué con una mirada de odio cuando acercó el chocolate a mi bocaᅳ.Sabes cuál será mi respuesta, idiota.
ᅳTe pierdes de algo delicioso.
ᅳPara mí la sangre es algo delicioso.
ᅳ"Piri mi li singri is ilgi dilicisi"ᅳDerek, como dije antes, podía llegar a ser exageradamente molestoᅳ.Oh, hablando de eso, ¡Pronto estarás de cumpleaños!
ᅳ¿Y eso que tiene que ver con...?
ᅳ¡Shh!ᅳsiseó Derekᅳ.En vista de que tu cumpleaños es el 31 de octubre y estamos acá, me pareció que podríamos organizar una fiesta de disfraces. Claro que sería algo privado, pues dudo que a los humanos les parezca bien tener sangre en lugar de ponche.
ᅳNo habrá ningún tipo de fiesta, y te prohíbo que le digas una palabra de esto Abby. No celebro mis cumpleaños, no me gusta.
ᅳ¡Pero por supuesto! ¡No le diré nada!ᅳDerek acabó por tragarse el resto de chocolate. Había quedado muy sucio y se veía gracioso con los restos de dulce alrededor de su boca mientras hablabaᅳ. Nunca haría algo que sé que no te va a gustar.
ᅳLe dijiste ya, ¿no es así?ᅳ Derek era demasiado predecible para mí. Demasiado.
ᅳNo, ¿cómo se te ocurre? Claro que no lo he hecho.
ᅳSé que me arrepentiré después, pero... confiaré en ti. Pero eso sí, ¿no le has dicho mi edad, verdad? Porque te juro que te golpearé si...
ᅳ¡No, eso jamás!ᅳse apresuró a aclarar Derekᅳ.Yo también quedaría expuesto si acaso revelara tu edad, y no quiero que Abby piense que soy un abuelito.
ᅳBien. Entonces, ¿qué hacemos ahora?
ᅳDéjame decidir a mí
* * *
Cuando yo apenas tenía once años de edad, mis padres conservaban la rara costumbre de pasar una temporada de cada año en el desierto, y aquella manía perduró por al menos trece años, hasta que nació Luc, mi hermano menor. Para ese entonces Derek ya vivía con nosotros, aunque su personalidad era muy diferente a cómo lo es ahora, pero es que para ese tiempo él tan sólo contaba con unos escasos cinco años de edad. Yo por mi parte era un crío de mierda, no he cambiado mucho en ese aspecto, si lo analizo en detalle.
ᅳ¿Por qué hemos venido aquí, Hunt?ᅳDerek solía llamarme "Hunt" con esa antigua voz angelical suya de antes. Ahora ya no me llama así, ya no tiene ese timbre de voz y mucho menos posee un comportamiento de ángel.
ᅳPorque Artem y Lissa han querido. A ellos les gustaᅳ. Yo para ese tiempo estaba entrando en conflictos con mis padres, por mi manera tan opuesta de ser a la suya y a la del resto de mi familia. Era un completo idiota, no entendía que ellos sólo querían lo mejor para mí.
ᅳ¿A ti no te gusta?
ᅳNo.